Una empatía ilimitada hacia todo lo vivo
NUEVA YORK.- Todos sabemos que el papa Francisco se preocupa profundamente por los marginados, pero no sé si notaron que su compasión va más allá de la barrera entre las especies. Francisco deja entrever que los animales van al cielo y que la Virgen María "siente el dolor" del maltrato que sufren los animales de cría.
"La vida eterna será un experiencia compartida de admiración, en la cual cada criatura, resplandecientemente transfigurada, va a tomar su justo puesto", ha escrito el Papa.
Comparto su convicción de que los perros van al cielo. Es más: sin perros, el cielo no sería el cielo. Y es vivificante ver que un líder espiritual extiende su empatía más allá de los huérfanos y las viudas, hasta por ejemplo un loro: Francisco una vez bendijo al loro de un ex actor porno.
Es esa misma compasión ilimitada la que lo ha vuelto tan popular, incluso entre los no católicos.
Como telón de fondo está el descrédito de la "marca" cristiana como consecuencia de las batallas culturales y la sensación generalizada de que los líderes de la cristiandad se pasaron más tiempo condenando a los homosexuales que ayudando a los necesitados. Algunos jóvenes han llegado incluso a evitar la etiqueta de "cristianos" y prefieren llamarse "seguidores de Jesús", una mochila con menos peso.
De todos modos, tengo la sensación de que esa mancha ha empezado a desvanecerse. En el mundo protestante, la batuta ahora la tienen los líderes evangelistas, mucho menos interesados en las batallas culturales, y con Francisco es probable que empiece a pasar lo mismo en el seno de la Iglesia Católica. Durante su visita a la Casa Blanca, Francisco hizo foco una vez más en el cambio climático, el medio ambiente y los inmigrantes.
Nuestras figuras públicas son mayormente narcisistas consumidos por sus luchas de poder. Y entre ellos avanza Francisco, con su preferencia por los desvalidos: "Prefiero una Iglesia magullada, herida y sucia de andar por las calles, que una Iglesia enferma por haber estado encerrada".
Richard Stearns, presidente de World Vision, un grupo evangélico de ayuda, dice que los textos de Francisco deberían ser leídos por todas las ramas del cristianismo. "Tal vez la mejor definición de Dios esté en la primera epístola de San Juan: Dios es amor. Y el papa Francisco está tratando de enseñarle al mundo la simplicidad de esa revolucionaria idea", afirma Stearns.
Deborah Fikes, de la Alianza Evangélica Mundial, lo dice así: "Como evangelista norteamericana que ha visto con desilusión a los líderes de su propia tradición confesional perder de vista lo que significa ser un auténtico testigo de Cristo, el papa Francisco ha venido a dar en el clavo, y es algo que se siente entre católicos y protestantes".
Para mí, uno de sus giros más impactantes es su defensa de los derechos de los animales. "Debemos rechazar con fuerza que, del hecho de ser creados a imagen de Dios y del mandato de dominar la tierra, se deduzca un dominio absoluto sobre las demás criaturas", dijo en su encíclica sobre medio ambiente. "La Biblia no da lugar a un antropocentrismo despótico que se desentienda de las demás criaturas."
La encíclica incluye una advertencia contra la experimentación innecesaria con animales.
Francisco no se cansa de enfocar los reflectores sobre los que no tienen voz, sean bípedos o cuadrúpedos, y eso es una novedad. Se dice que una vez Pablo VI consoló a un niño diciéndole que se reencontraría en el cielo con su perro, pero más tarde Benedicto XVI se ocupó de contradecirlo.
El teólogo Charles Camosy dice que la encíclica de Francisco es la primera declaración autorizada de la Iglesia donde se afirma que los animales gozan de vida eterna. Se trata de un hito, aunque dice que también habría agradecido que esclareciera hasta dónde llegan nuestras obligaciones morales.
La arrasadora empatía del Papa beneficiará a los pobres, a los refugiados, y tal vez, gradualmente, a los animales maltratados en nuestras granjas-factoría. Pero logra algo más: su humildad y compasión también son buenas para la reputación del cristianismo, ayudándolo a convertir su dedo acusador en una mano amiga.
Traducción de Jaime Arrambide
Más leídas de El Mundo
Denuncia penal contra el chofer. Murió una pasajera que viajaba en el colectivo que chocó contra la rambla en Montevideo
"Por ustedes no es". La emoción de la reina Letizia al hablar con los afectados por las inundaciones en Valencia
La fortuna de los Windsor. Una investigación revela el origen de los millonarios ingresos del rey Carlos III y el príncipe Guillermo