Una diputada española con acento argentino
Cayetana Alvarez de Toledo Peralta Ramos nació en Madrid, pero vivió en el país, de donde es su madre; "No puedo ser indiferente a lo que sucede allá", dice esta joven de 35 años que es la "niña mimada" de la bancada del Partido Popular y una de las figuras con mayor proyección dentro de la agrupación
MADRID - Sobre su escritorio de diputada de la principal fuerza de oposición española, Cayetana Alvarez de Toledo Peralta Ramos muestra un mar de diarios locales con artículos y fotos que aún guarda sobre el agitado paso de la Presidenta Cristina Kirchner por España. Pero en ese mar, esta ex periodista de 35 años también se encontrará a sí misma a lo largo de su entrevista con lanacion.com, embarcada en una realidad argentina que la inquieta hasta atraparla y le hace tomar partido sobre la política nacional como si estuviera en una charla de café de cualquier bar porteño. "Es que yo tengo madre y ciudadanía argentina. No puedo ser indiferente a lo que sucede allá, ni tampoco, por supuesto, a las alternativas del Bicentenario que se ha festejado hace tan poquito", afirma, con un acento que en las "y" y las "c" termina de despejar las dudas sobre su declarada identificación con la Argentina.
Sentada en su despacho junto a una imponente bandera de ceremonia española, a la que juró lealtad, la joven legisladora del Partido Popular (PP) resuelve en pocas frases el misterio de su nacionalidad, que es algo más compleja desde el punto de vista sentimental de lo que aseguran sus documentos. "Yo nací aquí en Madrid, pero de muy pequeña mis padres me llevaron a vivir a Londres. Cuando tenía 7 años, mi familia se trasladó a Buenos Aires, donde comenzamos una nueva vida poco antes de que estallara la guerra de Malvinas", revela. Con el inicio del conflicto, también comenzarían los problemas para la jovencísima Cayetana, que tuvo que soportar el rechazo de algunas de sus compañeritas en la escuela. "Yo era la ´inglesita´, porque, aunque con mi edad no entendía bien lo que estaba sucediendo, el hecho de haber llegado desde Inglaterra me transformó en el blanco de las cargadas en el patio del colegio. Lo sufrí un poco, pero hoy lo puedo mirar con otros ojos", comenta.
A pesar de aquel malogrado primer paso, quien hoy pasó a ser la "niña mimada" de la bancada del PP y una de las figuras con mayor proyección dentro de su partido, se quedaría a vivir, crecer y estudiar en la Argentina hasta los 17 años de edad. "Entonces volví a Gran Bretaña, para hacer en Oxford mi carrera de grado en Historia, y luego mi doctorado en esa misma disciplina. Después le tocó el turno al regreso a España, y a mi iniciación como periodista", revela.
Sin embargo, su cambiante evolución profesional no se agotaría allí. Tras trabajar cuatro años como columnista y jefa de la sección Opinión del diario El Mundo, y luego de haber colaborado en distintos medios españoles, Alvarez de Toledo encontró el momento de dar "el gran salto" en 2006.
"Como historiadora, siempre me apasionó la política... y no me arrepiento para nada de haberme decidido a dar este vuelco en mi carrera. Hoy soy diputada por Madrid, y sé que tengo mucho más para hacer, porque quiero efectuar mi aporte a la regeneración del sistema político español", dice.
No obstante, la Argentina vuelve una y otra vez a su conversación... y asegura que el país que la llevó al Congreso tiene una "muy buena percepción" de la Argentina, despojada de todo rencor.
"España ha tomado bien el Bicentenario. No hay una relación conflictiva con la historia en estos momentos, dado que no se recuerda la ruptura de la etapa colonial con nostalgia ni reproche. El vínculo es, sin dudas, de afecto y de fuerte identificación, porque nuestro ADN está en la Argentina y en América latina", reconoce.
Pero su declaración de paz y crédito hacia el país se agota en el momento de hacer un balance de estricta actualidad. "No puedo negar que, en lo personal, vivo esta importantísima celebración con bastante preocupación, porque 200 años después la dirección que la política de muchos de sus países está llevando, que, como sucede en la España de hoy, es la equivocada. La región, y la Argentina, necesitan una democracia sólida y asentada, con libertad política y libertad económica... y esa es la gran receta que falta aplicar que los argentinos necesitan adoptar", dice.
Aunque admite que los españoles "muchas veces" consideran "a América latina como un gran bloque homogéneo", la congresista señala que en su país la mayoría de sus conciudadanos tienden a percibir de una manera diferente a la Argentina.
"La diferencia que mucha gente hace entre la Argentina y el resto de América latina tiene que ver con su potencial y su destino. Mucha gente siempre me hace la misma pregunta: ¿por qué la Argentina, con toda la riqueza, intelectualmente tan avanzado y desarrollado, esté realmente tan mal? Y mi respuesta también es la misma: la postergación argentina tiene que ver con los serios problemas que tiene su clase política, aunque fundamentalmente con su falta de libertades", insiste la diputada.
Más allá de las disímiles realidades vividas por España y la Argentina en las últimas décadas, Alvarez de Toledo asegura que "teme" que, por la grave crisis económica actual, su país se acerque a una crisis análoga a la vivida por los argentinos en diciembre de 2001.
"Yo espero que jamás se produzca en España una situación similar a la vivida en la época en la que se aplicó el corralito en la Argentina, con la gente harta de su clase política al grito de ´que se vayan todos´. Pero ya tenemos el problema del hartazgo de la gente de la clase política, y eso es muy inquietante. Los políticos, de acuerdo a la mayoría de las encuestas de opinión, pasamos a estar entre los primeros problemas de los ciudadanos, y eso es terrible, ya que los políticos tenemos que ser parte de la solución de los problemas, y no un problema en sí mismo. Y está tendencia hacia el hartazgo está en pleno crecimiento", dice la legisladora, acaso temerosa de haber encontrado un nuevo punto en común, aunque no deseado, entre los españoles y argentinos que han sido testigos del Bicentenario de la Revolución de Mayo.