Una creciente presión para darle más margen de acción a la UE
LONDRES.- Luego de varios intentos fallidos para reinstaurar la confianza en sus golpeados bancos, los gobiernos europeos enfrentan una creciente presión destinada a cambiar de curso y darle a la Unión Europea (UE) más poder para fortalecer a las entidades crediticias.
Los pedidos de una revaluación de la política actual fueron alentados por una nueva crisis en España, donde esta semana el gobierno, que ayer anunció reformas financieras, asumió el control mayoritario de Bankia -el cuarto banco del país-, en el momento en que enfrentaba la segunda recesión en tres años y la persistente presión ejercida por los hostiles mercados de bonos.
Pero el creciente clamor que exige más acción planteó un problema familiar: ¿los gobiernos nacionales están dispuestos a entregarles más poder a la UE o a sus agencias para poder salvar el euro?
Algunos de los principales actores dicen ahora abiertamente que sí. El mes pasado, Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), pidió un cambio de política para que el nuevo fondo de rescate de la eurozona pueda dar préstamos directamente a los tambaleantes bancos en vez de darlos exclusivamente a los gobiernos.
Esa medida permitiría que los bancos españoles pidieran préstamos a la UE, en vez de que el gobierno se viera forzado a aceptar la ayuda, algo que para muchos observadores equivaldría a un rescate internacional.
El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Vitor Constancio, fue aún más lejos que Lagarde, al alegar que ahora la eurozona necesita su propio supervisor bancario y un fondo para apuntalar -o reducir- a los bancos debilitados de los 17 países que emplean el euro.
El debate es esencial para al futuro de la economía europea. Aunque el mercado de bonos ha sido tradicionalmente la principal fuente de financiamiento para las empresas en Estados Unidos, las compañías europeas tienden a confiar en una diversidad de préstamos comerciales.
La reticencia de los debilitados bancos a dar crédito a las corporaciones contribuyó a que algunas economías europeas quedaran atrapadas en una espiral descendente.
Una de ellas es España, donde, luego de que estallara una enorme burbuja inmobiliaria, los bancos fueron aplastados por una enorme carga de deudas incumplidas. Las instituciones financieras acumularon 323.000 millones de euros en valores inmobiliarios, de los cuales 175.000 millones fueron calificados por el Banco de España de "problemáticos" el año pasado.
Madrid enfrenta su cuarto intento en tres años de reinstaurar la confianza en el sector bancario. Una medida fue rescatar a Bankia, la mayor entidad crediticia inmobiliaria del país, que está cargada con 32.000 millones de euros de valores "problemáticos".
El Banco Central de España dijo que el gobierno asumiría el control de la empresa matriz de Bankia, BFA, convirtiendo en patrimonio un europréstamo de 4500 millones de euros que le había dado al grupo financiero.
Profundización
Ayer el gobierno español fue mucho más lejos y ordenó a los bancos españoles que separen miles de millones de euros más para cubrir los malos préstamos, además de los 50.000 millones que el ministro de economía, Luis de Guindos, exigió en febrero pasado.
En los borradores de un inminente trabajo sobre política económica para el Centro de Estudios Políticos Europeos, Dirk Schoenmaker y Daniel Gros sugirieron que la Autoridad Bancaria Europea (ABE), que entró en funcionamiento el año pasado -y que reúne a supervisores de la UE y de los sectores bancarios nacionales-, debería asumir la tarea de supervisar directamente a los bancos transfronterizos.
El BCE debería funcionar como entidad crediticia de último recurso para el sistema bancario de la región y sería necesaria la creación de un Fondo de Seguridad de Depósito y Resolución, añade el trabajo.
Pero el actual sistema de regulación bancaria europeo, basado en la coordinación entre los supervisores nacionales, no ha logrado hasta el momento reinstaurar la confianza en el sector financiero.
Se han creado nuevas estructuras, incluida la ABE, aunque sus poderes son limitados. La entidad se describe a sí misma como "una red con eje y rayos" de la UE y de los organismos nacionales, cuya misión es garantizar la estabilidad del sistema bancario.
La ABE impuso un plazo, para fines del mes próximo, a 28 grandes bancos, cuyos balances deficitarios fueron identificados el año pasado, para que acumulen un colchón de capital equivalente como mínimo al 9% de sus valores.
Al mismo tiempo, Michel Barnier, el miembro de la Comisión Europea responsable de la regulación financiera, dijo que pronto publicará propuestas para proporcionar un encuadre de la UE para la recuperación y la resolución del sistema bancario.
Para los bancos que operan más allá de las fronteras, este sistema se basaría en la coordinación entre las autoridades nacionales.
Sin embargo, las ideas para una integración de mayor alcance dentro de la eurozona cobran impulso y, según el economista Clemens Fuest, profesor de la Universidad de Oxford, hay mucho en juego para el euro.
"Si no hay voluntad de abandonar la soberanía nacional en algunas áreas clave, tal vez la moneda no tiene un futuro", advirtió Fuest.
Traducción de Mirta Rosenberg
Pesimista pronóstico económico de Bruselas
BRUSELAS (AFP).– En un demoledor análisis, Bruselas dijo ayer que la zona euro se encamina hacia una lenta recuperación, pero que debe corregir "graves desequilibrios" en los países más amenazados, como España, cuarta economía de la unión monetaria, a la que se le vaticinan "tiempos difíciles".
"Si bien esperamos una recuperación, la coyuntura económica de la zona euro sigue frágil, con graves desequilibrios entre los Estados miembros", señaló Olli Rehn, comisario de Asuntos Monetarios, al presentar ayer el informe de primavera (boreal).
Rehn dijo que países como España, sometidos a estrictos programas de austeridad, se encuentran seriamente amenazados. Las cifras del análisis europeo vaticinan una contracción para la economía española (-1,8%) este año y en 2013 (-0,3%), con un desempleo del 25,1%. En ese contexto, España incumplirá sus objetivos de déficit tanto en 2012 como en 2013, consideró Bruselas.
Los pronósticos vaticinan para 2012 un déficit público del 6,4% del producto bruto interno (PBI), superior a la meta del 5,3% fijada por Bruselas, y una desviación de 6,3% en 2013, duplicando el 3% esperado.
Asimismo, el Ejecutivo europeo estima que la deuda pública en España se elevará a un 87% del PBI en 2013. Pese a todo, Bruselas reafirmó su confianza en el gobierno conservador de Mariano Rajoy. "Tenemos confianza en España, pero quedan asuntos por resolver, como los ajustes que deben aún presentar las comunidades autónomas, y el deterioro de las cuentas de la Seguridad Social, que acabarán en déficit", precisó Rehn, que también instó a Madrid a sanear su sector bancario.
Las previsiones comunitarias no tienen en cuenta las recientes medidas adoptadas por el gobierno español, como el aumento del IVA o los recortes.