Una célula con el sello de Al-Qaeda toma la posta del "lobo solitario"
La masacre en la redacción de la revista satírica Charlie Hebdo rompió el patrón de los últimos ataques islamistas perpetrados en ciudades occidentales y aceleró un miedo que asuela, desde hace meses, a varios gobiernos europeos: que los connacionales radicalizados, veteranos de Siria, Libia o Irak, ataquen en sus países.
La posta de la ola de terror de los denominados "lobos solitarios" que mataron y murieron en Sydney, Ottawa, Bruselas y Toulouse en los últimos años fue tomada ayer por una célula organizada y preparada tanto para asesinar como para sobrevivir. Detrás de ellos, estarían las huellas de Al-Qaeda.
Los tres hombres vestidos de negro, enmascarados y armados con fusiles de asalto AK-47 actuaron de manera metódica, precisa y fría.
"Se ve claramente por el modo en el que sostienen sus armas, por como avanzan con calma y fríamente, que han recibido formación de tipo militar. No se trata de iluminados que actuaron por impulso", le explicaba un policía francés al diario Le Monde.
Los detalles son elocuentes: llevaban sus fusiles pegados al cuerpo; no disparaban en ráfaga; llevaban ropa y calzado similares a los que usan los comandos militares; estaban enmascarados con pasamontañas para no ser reconocidos; uno de ellos le dio el tiro de gracia a un policía herido e indefenso, y el otro, antes de la fuga, tomó del piso uno de sus zapatos.
De acuerdo con los medios franceses, sus servicios de inteligencia investigaban a tres islamistas de nacionalidad francesa que habrían tenido participación en las guerras de Siria, Libia o de Irak.
Esa amenaza desvela, desde hace meses, al presidente François Hollande y al primer ministro británico, David Cameron, tras la irrupción de Estado Islámico (EI) en Siria e Irak, grupo que reclutó con éxito combatientes en esos países.
La sofisticación y osadía del ataque lleva a algunos expertos a indagar en Al-Qaeda, la organización madre de EI. "Desde mi punto de vista, la pista correcta es Al-Qaeda y no EI; hay un montón de elementos que apuntan hacia ahí", le dijo a The New York Times Jean-Paul Rouiller, del Geneva Center for Training and Analysis of Terrorism.
Entre esos indicadores están los movimientos de los asesinos, que caminan cubriéndose el uno al otro y a pocos metros de distancia, técnicas comunes en los videos de entrenamiento de Al-Qaeda, y la eficacia de los disparos cuando apuntaron a sus víctimas -la mayoría a la cabeza- y a la patrulla antes de huir.
De hecho, uno de los atacantes habría dicho que el comando pertenece a Al-Qaeda en Yemen, uno de los grupos más fuertes de la red.
EI, por su parte, es un grupo que llama a sus simpatizantes a golpear de la manera que puedan, atacando al enemigo siempre que puedan y con cualquier tipo de medios. Sus objetivos parecerían ser seleccionados por atributos occidentales y el ataque carece de los simbolismos que sí tienen los de la red de Osama ben Laden.
En el transcurso de las próximas horas, después del ataque glacial de un grupo organizado, más fácil de detectar que la imprevisible acción de un "lobo solitario", las autoridades francesas deberán tener respuestas para una grave falla de seguridad que, además de 12 muertos, dejó a Francia sin varios de los hombres que representaban su patrimonio cultural.
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