Una arriesgada apuesta de Obama
Su apoyo al matrimonio gay le significará el respaldo de algunos sectores, pero el tema despierta gran polémica
WASHINGTON.- El apoyo brindado anteayer por el presidente Barack Obama al matrimonio gay fue una apuesta crucial. Un presidente norteamericano en ejercicio tomó partido en lo que para muchos es la última batalla de los movimientos de derechos civiles, un tema hasta hace cinco años políticamente tóxico.
Obama corre el riesgo de ser arrastrado a ese debate, en medio de lo que promete ser una reñida batalla electoral. Un día antes de que Obama manifestara su posición , los votantes de Carolina del Norte -estado fundamental para Obama- aprobaron por gran mayoría una reforma de su Constitución, que prohíbe el casamiento entre personas del mismo sexo. Ya son 31 los estados que han aprobado reformas semejantes.
Después de las declaraciones de Obama, el precandidato presidencial republicano, Mitt Romney, salió de inmediato a aclarar que él está en contra. Y por más que la opinión pública esté cambiando, el tema sigue siendo muy conflictivo para el electorado negro y latino, dos grupos centrales para el triunfo de Obama.
El presidente pudo haberse visto obligado a aclarar su posición después de las declaraciones del vicepresidente Joe Biden, que el domingo pasado había hecho público su apoyo al matrimonio gay . Los enormes riesgos de la toma de posición de Obama hacen difícil comprender la trascendencia de lo ocurrido anteayer.
Apenas 16 años pasaron desde que Bill Clinton -segundo presidente demócrata en realizar un acto de campaña frente a un auditorio de homosexuales en un evento abierto a la prensa- promulgó la ley de defensa del matrimonio, que lo definía como la unión de un hombre y una mujer, y permitió que los estados se negaran a reconocer las uniones del mismo sexo celebradas en otros estados.
Clinton impulsó esa ley en medio de la campaña por su reelección, cuando sus asesores llegaron a la conclusión de que oponerse podía ser muy peligroso. Más tarde, Clinton manifestó que lamentaba aquella decisión.
En más de un sentido, Obama llega tarde respecto de su propio partido. Biden es apenas el último demócrata prominente que manifiesta su apoyo, y muchos dicen que a estas alturas parece impensable que el candidato presidencial demócrata para 2016 se oponga al matrimonio gay.
La votación de Carolina del Norte distrae de las encuestas, que muestran un aumento del porcentaje de norteamericanos que apoyan el matrimonio gay o las uniones de hecho: ya son mayoría. Y ese porcentaje es elevado entre los jóvenes, lo que sugiere que la tendencia se consolidará.
Todo esto indica que los potenciales beneficios para Obama son enormes. Su anuncio, que tiene más consecuencias simbólicas que legales, podría insuflar ánimos a gran parte de la base de su electorado, así como reasegurar a los demócratas más progresistas, decepcionados hasta ahora con la postura de Obama sobre el tema. Sin duda ganará el voto de la comunidad gay, que ya figura entre los primeros donantes para su campaña.
El anuncio de Obama llega cuando Romney intenta correrse al centro: los independientes y las mujeres suelen apoyar el matrimonio gay. Es casi seguro que su base le pida enfrentar a Obama por esto. Aunque ni republicanos ni demócratas piensen que este tema resulte decisivo en algún estado debido a la enorme presión de los problemas económicos.
En los próximos años, la gente no recordará la coyuntura política. "Obama dijo lo que tenía que decir", afirmó Steve Elmendorf, estratego demócrata. "Es inevitable que haya quienes intenten politizar el tema."
Traducción de Jaime Arrambide
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