El valle mítico de Panjshir y un linaje de combatientes: las apuestas del último reducto de Afganistán fuera del control talibán
Ahmad Massoud, hijo de un histórico combatiente mujahidín asesinado por Al-Qaeda, es el líder de la defensa contra el nuevo régimen; su lucha enfrenta grandes dificultades
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VALLE DE PANJSHIR, Afganistán.- De las bolsas de resistencia a los talibanes que se formaron en Afganistán tras la toma de Kabul, la más importante es la que se sitúa en el estrecho valle de Panjshir.
Apenas unos días después de que los talibanes asolaran Kabul y derrocaran al gobierno en una ofensiva relámpago, un grupo de antiguos combatientes mujahidines y comandos afganos dijeron que se habían reagrupado e iniciado una guerra de resistencia en la última zona de Afganistán fuera del control de los talibanes.
La defensa de este bastión se organiza en torno al Frente Nacional de Resistencia (FNR), liderado por Ahmad Massoud, hijo del famoso comandante mujahidín Ahmad Shah Massoud Massoud, que también combatió a los talibanes y fue asesinado por Al-Qaeda en 2001, y por Amrullah Saleh, vicepresidente del anterior gobierno.
Formado por milicias antitalibanas y por antiguos miembros de las fuerzas de seguridad afganas, el FNR juró resistir ante los talibanes. Pero su lucha enfrenta grandes dificultades. Por muy estratégico que sea su reducto, los combatientes de la resistencia están aislados y rodeados por los talibanes, cuentan con suministros que pronto empezarán a menguar y no cuentan con ningún apoyo exterior visible.
Ambas partes declararon querer resolver esta situación negociando, aunque de momento no se han producido avances en este sentido. Los talibanes enviaron a cientos de hombres a las zonas cercanas al Panjshir y anunciaron el lunes que tienen rodeados a los milicianos del FNR, pero añadieron que prefieren negociar a combatir.
Por el momento, la resistencia solo cuenta con dos activos: el valle de Panjshir, 112 kilómetros al norte de Kabul, que tiene un historial de repeler invasores, y el legendario nombre de Massoud.
Valle estratégico
El Panjshir es un bastión antitalibán desde hace décadas. Estrecho e inaccesible, las altas cumbres de la cadena de montañas del Hindú Kush lo aíslan de Kabul, que se encuentra apenas a 80 kilómetros al sur.
El valle tiene pocos accesos naturales y desde el punto de vista militar su geografía es una ventaja natural: se puede mantener a raya a los atacantes desde posiciones elevadas.
Además, su valor simbólico en Afganistán es muy alto: desde hace más de un siglo resiste a todas las invasiones.
La resistencia del valle, habitado sobre todo por tayikos, influyó notablemente en el paisaje político y en la seguridad de Afganistán en los años 80 y 90.
“El león de Panjshir”
La figura más venerada en el Panjshir es el legendario comandante Ahmed Shah Massoud, cuyo rostro decora murales y carteles no solo en el valle, sino en muchas otras partes de Afganistán. Apodado como “el León del Panjshir”, Massoud se hizo famoso durante la resistencia contra los soviéticos en los años 80.
La Unión Soviética lanzó numerosas ofensivas con miles de soldados, helicópteros y carros de combate sin llegar a doblegar a Massoud, en las que fueron algunas de las batallas más sangrientas del conflicto.
En los años 90 siguió obteniendo victorias, esta vez frente a los talibanes, que se habían hecho con el control de buena parte del país. Aunque las fuerzas de Massoud sufrieron sus peores bajas en esta lucha, los fundamentalistas islámicos nunca consiguieron controlar el valle.
Finalmente, kamikazes de Al-Qaeda que se hicieron pasar por periodistas asesinaron a Massoud el 9 de septiembre de 2001, como un especie de regalo al régimen que los acogió.
La resistencia actual
Los luchadores antitalibanes de hoy en día proceden tanto de las milicias locales como de antiguos miembros de las fuerzas de seguridad afganas que se refugiaron en el valle ante el avance de los fundamentalistas.
Los voceros de Ahmad Massoud insisten en que ya ha atraído al valle a miles de soldados, incluidos los restos de las fuerzas especiales del ejército afgano y algunos de los experimentados comandantes de la guerrilla de su padre, así como activistas y otras personas que rechazan el Emirato Islámico de los talibanes.
Se llevaron consigo su equipamiento, vehículos y armas, que completan las reservas de armamento y munición creadas por el Frente Nacional de Resistencia (FNR).
El dilema de EE.UU.
Ahmad Massoud llamó a la resistencia del Panjshir, pero pidió ayuda internacional, en concreto de armas y municiones a Estados Unidos, en una tribuna publicada en The Washington Post, lo que supone una posición incómoda para Joe Biden.
Apoyar a los enemigos de los talibanes podría enfurecerlos, empeorar lo que ya es una caótica salida estadounidense de Afganistán e incitar a los talibanes a romper la principal promesa que hicieron si las fuerzas estadounidenses se retiraban: romper los lazos con los terroristas. Pero negarse a ayudar a Massoud conlleva sus propios riesgos, incluyendo la crítica mundial de que Biden dio la espalda a los combatientes de la resistencia afgana que luchan por recuperar su país de un grupo extremista con un largo historial de represión y brutalidad.
Pese a su resistencia a la invasión soviética y a los talibanes, Massoud padre nunca contó con el apoyo total de Washington o del vecino Pakistán. Se ensangrentó las manos en el devastador conflicto civil de Kabul y se retiró a su fortaleza en el valle de Panjshir cuando los talibanes ascendieron al poder y tomaron la capital en 1996.
“El león de Panjshir” resistió al régimen talibán durante cinco años, al lograr reunir a una oposición unida contra un movimiento que consideraba totalitario y ajeno a las tradiciones afganas por su fundamentalismo dogmático, incluso cuando perdía constantemente territorio. También advirtió a Occidente de la amenaza del terrorismo de Al-Qaeda. Bajo su liderazgo, el valle de Panjshir se convirtió en una especie de puesto avanzado de escucha para la inteligencia occidental, un enclave libre de la etnia minoritaria tayika en un país dominado por el régimen pastún de los talibanes, y una constante piedra en el zapato.
Su hijo claramente espera desempeñar el mismo papel que su padre. Pero hay diferencias críticas entre entonces y ahora. El padre tenía líneas de suministro que cruzaban la frontera con Tayikistán, lo que permitía a la resistencia abastecerse para largos periodos.
Desde entonces, los talibanes han aprendido bien la lección de los conflictos militares del pasado, y se aseguraron de cortar las fronteras de Afganistán y aislar el valle de Panjshir antes de avanzar sobre Kabul.
Massoud hijo también tiene poca experiencia militar, aunque fue educado en el Royal Military College de Sandhurst en Gran Bretaña y en el King’s College de Londres, y obtuvo un título en estudios de guerra antes de regresar a Afganistán en 2016.
Partió a toda prisa hacia el valle de Panjshir el 15 de agosto en un helicóptero militar después de que los talibanes rompieran las defensas del gobierno en el lado occidental de Kabul y el presidente Ashraf Ghani huyera del país. El vicepresidente Amrullah Saleh se fue al valle al mismo tiempo, con la promesa de luchar antes que estar bajo el mismo techo que los talibanes.
Es posible que Massoud y sus seguidores hayan adoptado una postura dura para ganar ventaja en la negociación por encima de cualquier nuevo gobierno.
Agencia AFP y diario The New York Times
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