Un tornado destruyó una fábrica y lo sepultó bajo los escombros, pero sobrevivió para contarla

Jemaryon Hart es un joven afroamericano de 21 años que pasó, este viernes, casi siete horas de angustia bajo los escombros de una fábrica de velas en la ciudad de Mayfield, arrasada por uno de los fuertes tornados que golpearon a Estados Unidos. Esta tragedia dejó al menos 94 muertos, y el presidente Joe Biden declaró el estado de “desastre mayor” en el estado de Kentucky.

”Estoy feliz de estar vivo”, dijo este joven, que trabajaba desde hace apenas diez días en la fábrica de Mayfield Consumer Products.

El hombre ya había trabajado en ese mismo edificio, que hoy ya no es más que un montón de escombros que los rescatistas despejan cuidadosamente con la esperanza, cada vez más escasa, de encontrar sobrevivientes.

El viernes en la noche, relata Jemaryon Hart, “se escuchó la sirena de alarma y nos precipitamos a la zona de seguridad, pero al llegar, de golpe, ya no había nada que hacer”. El tornado golpeó la construcción y el techo se derrumbó atrapando a los empleados.

”Fue aterrador, yo estaba atrapado entre muros, bloques de metal y de madera”, contó. Y agregó: “Entre más tiempo pasaba, el edificio seguía derrumbándose. Al principio me podía mover un poco, pero después ya no era posible”. Entonces, dijo las palabras más tristes: ”Yo intenté controlar mi respiración, pero para otros era imposible y entraron en pánico. No se veía nada. Algunos se desmayaron, otros murieron”.

En medio de esta desesperante situación, este joven alcanzó a sacar el teléfono celular de su bolsillo y llamar a su novia, que está embarazada, y a su madre. ”Aquello me dio esperanza y confianza para resistir, sobrevivir y esperar a los rescatistas”. Tras siete horas de incertidumbre, lograron sacarlo hacia las 3.40 de la mañana.

A los primeros socorristas, que llegaron una hora después del paso del tornado, les tomó mucho tiempo despejar los escombros: una tarea que debía hacerse con mucho cuidado. “El menor movimiento en falso nos habría aplastado”, dijo Hart.

Una vez despejada el área, finalmente, este joven fue puesto a salvo por los bomberos, pero no sentía sus piernas. ”Fue en ese momento que vi que la fabrica, el estacionamiento, los vehículos, todo había desaparecido”, recuerda.

El joven denunció la falta de medidas de seguridad de parte de la dirección de la fábrica que decidió continuar la jornada a pesar de las advertencias de las autoridades. Ahora, la empresa podría ser investigada por la Justicia. “Si no se hizo lo que se debió haber hecho para que la seguridad de los empleados fuera la prioridad, eso es lo que se merecen”, dijo este sobreviviente que, más allá de las heridas físicas y del dolor en las piernas, dice tener heridas psicológicas. Uno de sus jóvenes colegas murió y no deja de revivir su calvario cada vez que recuerda ese día en la fábrica. ”Las imágenes dan vueltas en mi cabeza. Es muy difícil de controlar”.

Agencia AFP

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