Un razonable margen de maniobra para hacerse cargo de una tarea titánica
LONDRES.- Theresa May asumió ayer como primera ministra de Gran Bretaña y se hizo cargo de una nación tan convulsionada que tendrá la oportunidad de dejar una huella perdurable.
Pero su firme y discreto perfil político y su veloz y finalmente indisputado ascenso tras el caos político desatado por la pasmosa decisión de los británicos de abandonar la Unión Europea (UE) han dejado a seguidores y detractores por igual sin una idea clara sobre las aptitudes de May para el cargo.
La tarea que la espera es titánica. Debe negociar los términos de la salida de su país del bloque regional reduciendo al mínimo el perjuicio económico, pero sin traicionar el mensaje que envió el referéndum, especialmente en cuanto a limitar la inmigración, todo eso sin que Gran Bretaña pierda peso en el tablero global.
También enfrenta tensiones sobre la existencia del Reino Unido tal como está constituido actualmente, con los escoceses agitando otra vez el fantasma de su independencia y algunos republicanos de Irlanda del Norte que intentan usar el resultado del Brexit como una razón para impulsar la causa de la reunificación irlandesa.
Y al igual que los líderes en ambas orillas del Atlántico, May enfrenta fuerzas políticas populistas que desafían las ideologías y coaliciones electorales tradicionales e introducen un elemento muy volátil para la gobernabilidad.
Pero las circunstancias también le permiten un razonable margen de maniobra. Tras el referéndum, prácticamente todos los altos dirigentes del gobernante Partido Conservador se fueron a la banquina o quedaron políticamente comprometidos, lo que generó un vacío de poder que ahora ocupa May con el apoyo de varios sectores díscolos de su partido. El opositor Partido Laborista está en desbandada y corre el riesgo de fracturarse.
En su única aparición significativa de campaña antes de la rápida secuencia de eventos que el lunes terminó de despejar su camino al poder, May pintó el panorama de un gobierno conservador que se propondría mucho más que desacoplar a Gran Bretaña de Europa, decidido a ocupar el centro político. Al referirse a las causas subyacentes al resultado del referéndum, sugirió que se ocuparía de la ansiedad y frustración de los británicos que se sienten relegados o amenazados por la globalización y sus efectos, incluida la desigualdad.
"En el Partido Conservador, la mayoría de los enemigos obvios de May quedaron enterrados o cavaron su propia tumba, así que realmente es una buena oportunidad para ella", dice Philip Cowley, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Londres.
Cowley reconoce que May enfrenta desafíos titánicos, pero agrega que en la política británica ya existía una especie de regla de oro sobre la flamante primera ministra: "No subestimar a Theresa May".
Todavía está por verse qué perfil le dará a su cargo, ya que a pesar de sus muchos años en el gabinete siempre ocupó el mismo puesto, el de ministra del Interior, a cargo de cuestiones como la seguridad, la policía y la inmigración.
Aunque a veces se la ha comparado con Margaret Thatcher, la única otra primera ministra que tuvo Gran Bretaña, el discurso "centrista" de May en Birmingham suscitó comparaciones con la agenda de gobierno del ex líder laborista Ed Miliband. Un ex asesor laborista, Tom Baldwin, tuiteó: "La primera ministra tory electa le roba el eslogan a Ed Miliband".
Hija de un pastor protestante, May ya era considerada una reformadora dentro del Partido Conservador antes de ocupar el Ministerio del Interior. En 2002, les dijo a los militantes conservadores que corrían el riesgo de ser llamados "el partido de los asquerosos".
Sin embargo, será casi inevitablemente el manejo del Brexit lo que defina el mandato de May, también porque su primera tarea será renegociar los términos de la salida con la UE.
May ya dejó claro que el resultado del referéndum es la palabra final de Gran Bretaña sobre su membresía en la UE, pero también parece decidida a avanzar con cuidado. Uno de los desafíos es que el país no votó un plan específico que reemplace la actual relación de Gran Bretaña con el bloque. "El problema es que nadie sabe qué significa el Brexit", dice Cowley.
Lo más probable es que las negociaciones finalmente se reduzcan a un regateo entre la cantidad de acceso que tendrá Gran Bretaña al mercado único de bienes y servicios de la UE y las restricciones a la libre circulación de la mano de obra europea hacia Gran Bretaña.
Traducción de Jaime Arrambide
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