Un puente entre Europa y Asia
Ubicada entre ambos continentes, Turquía es un país clave
Al menos dos líneas de falla atraviesan a Turquía. Una es de carácter geográfico: divide en dos su territorio y fija los límites entre Europa y Asia. La otra es cultural y política: la frontera que separa a los nacionalistas de línea dura de los islamistas. Ayer, con el paquete de medidas que aprobó el Parlamento, ambas fronteras se movieron perceptiblemente: hacia el Oeste europeo la geográfica y hacia un centro más democrático la otra.
La mayor parte del territorio turco está en Asia, pero una porción -en la que se encuentra Estambul- es parte del continente europeo. En esa dirección apunta buena parte de la dirigencia, que desde hace años busca el ingreso del país a la Unión Europea y ve a Turquía como un puente entre los dos continentes: un miembro estratégico de la UE -tiene el control de la entrada al Mar Negro y es socia de la OTAN- que a la vez comparte con sus vecinos del este tradiciones y religión.
Turquía además mantiene cierta cuota de influencia regional heredada de los tiempos en que era el centro del Imperio Otomano, que se abría hacia el centro de Asia, pero que también llegó hasta las puertas de Viena, en el corazón de Europa.
Larga transformación
Pero con el fin del imperio surgió la frontera entre duro nacionalismo y religión. El fundador de la Turquía moderna, Kemal Ataturk, inició un largo período de transformaciones que sigue hasta el día de hoy y que, en última instancia, apunta a afianzar el proyecto de un Estado secular en el seno de Europa. El contraste de una población mayoritariamente musulmana es a menudo utilizado para argumentar en contra del ingreso del país a la UE, pero la mayoría está claramente a favor del secularismo.
A la abolición de la pena de muerte, aprobada ayer junto con mayores libertades, se suman otras exigencias del bloque europeo. Una es resolver las disputas territoriales con Grecia, que tiene el poder de vetar el ingreso de Turquía a la UE. Y otra es delimitar el rol de los militares en la política del país. La constitución de 1982 les otorgó el poder de intervenir en caso de que considere que la seguridad nacional está bajo amenaza