Un presidente que pierde brillo e influencia en América latina
El poder chavista se repliega en la región a medida que cae el respaldo del jefe de Estado
El humorista venezolano Laureano Márquez suele decir, a modo de broma, que sus compatriotas se tranquilizan cuando ven a Hugo Chávez durante horas por TV. Es que, si no está en la pantalla, el mandatario "podría estar gobernando", lo que, en opinión de Márquez, sí asusta a los venezolanos.
Pero, más allá de las humoradas, esta vez ocurre algo distinto e inédito: Chávez -convaleciente y aislado en La Habana hace días tras una intervención quirúrgica de urgencia- no está en pantalla ni en el gobierno, aunque formalmente sigue a cargo del Ejecutivo venezolano desde Cuba.
La anómala situación, que alimenta versiones de que Chávez padece, en realidad, una enfermedad mucho más grave de la informada, no sólo complica aún más a Venezuela, muy golpeada por la crisis energética y habitacional, la inflación y la violencia. También desdibuja la otrora importante influencia regional de Chávez y su objetivo de expandir su impronta de gobierno, a fuerza de petrodólares, en el plano continental.
Tanto es así que ya quedan muy atrás en el recuerdo de los latinoamericanos los días en que la región se había acostumbrado a la injerencia de Chávez en la política interna de distintos países, sobre todo en época de elecciones, y, todavía más, sus frecuentes amenazas de desatar un conflicto bélico con Colombia o sus constantes desafíos al "imperio".
Ni siquiera Arturo Valenzuela, el funcionario de la Casa Blanca para la región, debió imaginar una situación como la actual cuando declaró el 11 de mayo pasado que la "era del protagonismo" chavista desaparece y, en su lugar, se ve un creciente aislamiento del líder venezolano.
En realidad, Chávez empezó a retirarse progresivamente de la escena política el 10 de mayo, es decir, justo un día antes del discurso de Valenzuela. Ese día decidió suspender una gira regional, con escalas en Brasil, Ecuador y Cuba, por una supuesta lesión en la rodilla.
Luego reapareció en el Palacio de Miraflores, el 23 de mayo pasado, usando un bastón, que fue el mismo que se le vio al descender del avión el 8 de este mes, cuando inició su postergada visita a La Habana, tres días antes de que debiera ser intervenido de urgencia en la capital cubana.
Cuatro días después, Chávez promulgó desde La Habana una norma que permite duplicar el endeudamiento del país para construir casas e impulsar la producción agropecuaria. Desde esa polémica medida, que enfureció a los opositores, poco y nada se supo del mandatario, más allá de una foto en un hospital, que lo mostró junto a Fidel Castro y los tweets que publicó ayer.
"No sabemos exactamente cuándo regresa. Hay que esperar la evaluación de los médicos. Pero en pocos días, 10 días, 12 días, el presidente estará por acá. Lo más importante es que tiene muy franca recuperación, importantísima recuperación", dijo anteayer su hermano Adán, gobernador de Barinas, que buscó llevar calma a los venezolanos, mientras un prolongado motín carcelario con decenas de muertos acentuaba la sensación de desgobierno.
Más allá de sus complicaciones de salud, lo cierto es que Chávez venía bajando su perfil regional hace tiempo. En este sentido, cabe destacar su llamativa ausencia en la reciente campaña en la que el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, uno de sus principales aliados a escala regional, obtuvo un apretado triunfo en un referéndum.
Y donde el líder venezolano no se retiró por decisión propia, prácticamente fue echado: basta recordar que el actual presidente electo de Perú Ollanta Humala le pidió, durante la campaña, que no interfiriese con el proceso electoral y se mostró mucho más cerca del ex presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva que de su antiguo aliado venezolano.
Detrás de esta creciente pérdida de influencia, se encuentra la cada vez peor valoración del líder venezolano que tienen los latinoamericanos. No por nada, en un sondeo de Latinobarómetro realizado el año pasado, 20.000 latinoamericanos de 18 países y de distintos estratos sociales calificaron la imagen de Chávez con un bajo 3,9, en una escala de uno a diez. Se trata del segundo líder americano entre los peor calificados. El primero, mirando la tabla desde abajo, no es otro que Fidel Castro, justamente el principal aliado y mentor de Chávez.
"Las cuatro peores notas de 0 a 10 son la de Fidel Castro, que logró 3,8 puntos; la de Chávez, que logró 3,9; la de Daniel Ortega, 4,3, y la de Evo Morales, 4,7", dijo a La Nacion Carlos Macuada, investigador de Latinobarómetro, desde Santiago de Chile.
"En 2005, Chávez tenía una nota de cinco puntos, lo que marca que su imagen ha ido empeorando a medida que pasan los años", añadió.
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