Un policía estrella de la "tolerancia cero"
LONDRES.- Hay estrellas de Hollywood cuyo papel de policías duros parece cortado a su medida. Y hay policías que se asimilan a los héroes del cine; Bill Bratton es uno de ellos.
Considerado en Estados Unidos un "superpolicía" por su papel tras la ola de violentos disturbios en Los Angeles, hoy tiene un nuevo e importante encargo: el primer ministro británico, David Cameron, solicitó su asesoramiento y experiencia para garantizar la seguridad en las calles de Gran Bretaña.
Con su afilado mentón y sus marcados pómulos, recuerda a Michael Douglas como el inspector Keller en Las calles de San Francisco . A pesar de la fuerte polémica que provocó Cameron al solicitar su ayuda, nadie duda de sus credenciales, especialmente después de 1992, cuando la metrópolis californiana fue durante días escenario de incendios y saqueos por bandas juveniles.
Bratton también puso orden en Nueva York y se dice que aún hoy su nombre causa escalofríos entre los jefes de bandas de ambas ciudades. Este enérgico y ambicioso "superpoli" fue el número dos de la policía de su ciudad natal, Boston. Sin embargo, perdió el puesto por no poder morderse la lengua y contar a un periodista que su intención era ocupar el asiento del director.
No sólo debe sus éxitos a su determinación y dureza al enfrentar la criminalidad. Siempre intentó generar vínculos creando confianza con la gente de los barrios y abogó por una cooperación entre la policía y los ciudadanos. Además, reconoció temprano que el crimen de las bandas juveniles se veía favorecido por la actitud autosuficiente, en ocasiones cobarde y vaga, de los jefes de los distritos policiales. Entonces les apretó las tuercas y los responsabilizó personalmente de la evolución de las estadísticas de criminalidad en sus distritos. Y esto le gustó al ex fiscal del estado Rudy Giuliani. Cuando se convirtió en alcalde de Nueva York en 1994, le dio vía libre a Bratton. Su receta fue conocida como "tolerancia cero". Incluso castigó sin piedad los más mínimos delitos, como ir en transporte público sin boleto.
Además, obligó a padres y vecinos de jóvenes criminales a ayudar en la lucha contra el crimen. Bajo su mando, la zona de Times Square pasó de ser un feudo del tráfico de droga y prostitución a una de las zonas de compras y entretenimiento más seguras y limpias del país.
Algo parecido quiere ahora Cameron para los barrios problemáticos de Londres. Y las encuestas dejan en claro por qué le gustaría al premier poder irradiar algo del brillo de Bratton: sólo el 30% de los británicos cree que hizo un buen trabajo durante los disturbios y el 44% lo acusa de haberse equivocado.
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