Un poderoso y flamante cardenal aliado del Papa salió a desactivar el desafío de cinco de sus pares a Francisco
En el sínodo, que comienza el miércoles, se tratarían posibles bendiciones para las uniones entre personas del mismo sexo
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ROMA.- Antes de un gran evento eclesial, como es un sínodo, una asamblea de obispos -que esta vez será distinta porque también participan laicos y mujeres (54) con derecho a voto-, siempre suele reinar un clima de tensión. Y comienzan a salir a flote las diversas sensibilidades, enfoques y visiones de Iglesia.
Fue así que, justo en vísperas del sínodo sobre sinodalidad que empieza este miércoles, en el cual durante un mes sus 365 miembros (la mayoría obispos de todos los continentes), se preguntarán sobre los principales desafíos de la Iglesia de hoy, cinco cardenales conservadores salieron a desafiar a Francisco. Aunque trascendió hoy, en dos cartas escritas en julio y agosto pasado, cinco purpurados le exigieron que se pronunciara, por sí o por no, en forma tajante, sobre cuestiones de doctrina y moral candentes: entre ellas, si es lícito darle una bendición a las parejas homosexuales o si las mujeres pueden llegar a ser ordenadas sacerdotes. La salida a la luz ahora del planteo fue un intento de reducir el próximo sínodo a un puñado de cuestiones delicadas -la inclusión de mujeres y el colectivo LGTB-, como pretenden algunos sectores, mientras que, en verdad, lo que se quiere discutir es mucho más amplio y tiene que ver con la identidad de la Iglesia en el mundo de hoy.
La noticia enseguida hizo mucho ruido. Pero la gran novedad fue que, con una reacción más que tempestiva -y a diferencia de lo que sucedió en el pasado-, el Vaticano esta vez enseguida salió a desactivar la bomba mediática. El Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF), desde hace pocas semanas en manos del flamante cardenal cordobés Víctor Manuel Tucho Fernández, teólogo de confianza del Papa, en efecto, publicó en su sitio la carta de ocho carillas con la que el Papa le respondió, el 11 de julio pasado, a los cardenales los 5 “dubias” o “dudas” planteadas.
“Queridos hermanos, si bien no siempre me parece prudente responder las preguntas dirigidas directamente a mi persona, y sería imposible responderlas todas, en este caso me pareció hacerlo debido a la cercanía del Sínodo”, escribió el Papa al principio de un texto que pasó a estar bajo la lupa de todos.
Se trata de una carta que dejó insatisfechos a los cinco cardenales protagonistas del nuevo desafío -el alemán Walter Brandmüller (94), el estadounidense Raymond Leo Burke (75), el mexicano Juan Sandoval Íñiguez (90), el guineano Robert Sarah (78) y el chino Joseph Zen Ze-Kiun (91)-, pero que ahora “eventualmente” será tomada en cuenta por el DDF “en orden a una mejor clarificación de cuestiones que le son sometidas”.
Los cardenales consideraron esas respuestas del Papa “vagas y elusivas”, tal como consignó el periodista italiano Sandro Magister, veterano vaticanista del semanario L’Espresso en su blog, Settimo Cielo, siempre muy crítico del actual pontificado, que difundió la noticia del planteo de las dudas (sin dar a conocer la respuesta del Papa). Por eso, le escribieron en agosto una segunda carta, reformulándole las dudas y pidiéndole esta vez que contestara con un “sí” o un “no”. El Papa no respondió a la segunda carta. Por ese motivo, los cardenales consideraron que tenían que hacer público todo el tema “a los fieles de Cristo”, para que no quedaran sujetos “a confusión, error y desaliento”.
No es la primera vez que, antes o durante grandes eventos eclesiales, salen a la luz este tipo de desafíos lanzados desde los sectores más conservadores, que tienen una visión de Iglesia en blanco y negro y que exigen del Papa respuestas en blanco y negro. Ya había ocurrido en 2015 y 2016, durante y después del sínodo sobre la familia, cuando también le fueron planteadas al Papa “dudas”, a las que nunca contestó.
Esta vez la diferencia fue la inmediata reacción del nuevo prefecto del DDF, Víctor Manuel “Tucho” Fernández, que puso los puntos sobre las íes, no sólo con la publicación del documento. “El Papa ya la ha respondido a los ‘dubia’ de estos cardenales. Ellos no han publicado la respuesta del Santo Padre, que a pesar de sus muchas ocupaciones se había tomado el trabajo de responderlas”, le explicó al diario español ABC. “En lugar de publicar esas respuestas, ahora hacen públicas nuevas preguntas, como si el Papa fuera su esclavo para los mandados”, disparó.
A la pregunta sobre la posibilidad de darle bendiciones a parejas homosexuales, práctica ya utilizada por algunos sacerdotes en Alemania, el Papa contestó en su carta a los cardenales recordando que para la Iglesia sólo hay un matrimonio, que es la “unión exclusiva, estable e indisoluble entre un varón y una mujer, naturalmente abierta a engendrar hijos”, y que “otras formas de unión solo lo realizan de modo parcial y análogo por lo cual no pueden llamarse estrictamente matrimonio”. “Por esta razón la Iglesia evita todo tipo de rito o de sacramental que pueda contradecir esta convicción y entender que se reconoce como matrimonio algo que no es”, explicó. Pese a esto, advirtió que “en el trato con las personas no hay que perder la caridad pastoral que debe atravesar todas nuestras decisiones y actitudes, pues la defensa de la verdad objetiva no es la única expresión de esa caridad que también está hecha de amabilidad, de paciencia, de comprensión, de ternura, de aliento”. Recordó que “cuando se pide una bendición se está expresando un pedido de auxilio a Dios, un ruego para poder vivir mejor, una confianza en un Padre que puede ayudarnos a vivir mejor”. Y aclaró que esas “decisiones no necesariamente deben convertirse en una norma” y que “no es conveniente que una diócesis, una conferencia episcopal, o cualquier otra estructura eclesial habiliten constantemente y de modo oficial procedimientos o ritos para todo tipo de asuntos, ya que todo que aquello que forma parte de un discernimiento práctico ante una situación particular no puede ser elevado a la categoría de una norma, porque esto daría lugar a una casuística insoportable”.
Con respecto a la posibilidad del sacerdocio femenino, que Juan Pablo II descartó con una “declaración definitiva”, Francisco le recordó a los cinco cardenales que “la función sacerdotal es jerárquica pero no debe entenderse como una forma de dominio, sino que está totalmente ordenada a la santidad de los miembros de la Iglesia”. Destacó, por otro lado, que “no se ha desarrollado exhaustivamente una doctrina clara y autoritativa acerca de la naturaleza exacta de una ‘declaración definitiva’. No es una definición dogmática, y sin embargo debe ser acatada por todos, nadie puede contradecirla públicamente y sin embargo puede ser objeto de estudio, como es el caso de la validez de las ordenaciones en la comunión anglicana”.
En un clima efervescente, como los que siempre preceden los grandes acontecimientos eclesiales, el flamante cardenal francés Christophe Pierre –nuncio en Estados Unidos-, lamentó la irrupción de las dos cartas de los 5 cardenales (una exigua minoría ya que son en total 242), en vísperas del sínodo.
“Evidentemente son personas que tienen miedo (del sínodo) y los medios usan estos temores para demonizar al Sínodo”, advirtió Pierre, ante una consulta de LA NACION. “El miedo es alimentado por muchos blogs que gritan y quieren reducir al Sínodo a una asamblea que sólo discutirá algunos temas puntuales y calientes, algo que es absurdo, ridículo”, opinó. “Pero el sínodo es para reflexionar sobre qué tenemos que hacer para evangelizar en la Iglesia”, explicó el cardenal, que destacó, por otro lado, que “la fe no está encerrada una caja fuerte que hay que conservar, sino que es una buena noticia para que la gente viva en una condición nueva y que se deje inspirar por el Espíritu Santo”.
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