Un poderoso líder chiita abandona la vida pública y desata violentas protestas en Bagdad: ocho muertos y decenas de heridos
Partidarios de Moqtada al-Sadr, un influyente clérigo y político de la etnia mayoritaria de ese país que anunció que se apartaba de la política iraquí, irrumpieron en la Zona Verde; toque de queda y preocupación de Washington
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BAGDAD.– Violentas protestas estallaron hoy Bagdad y dejaron por lo menos 8 muertos y decenas de heridos después de que el líder chiita Moqtada al-Sadr anunciara que dejaba la política y se retiraba de la política, en medio de un estancamiento político de casi un año que conllevaba una pulseada entre los partidos apadrinadas por Irán y la coalición nacionalista del clérigo.
Poco después de hacer su sorprendente declaración, decenas de seguidores de Al-Sadr irrumpieron en el Palacio Republicano, un edificio gubernamental situado en la fortificada Zona Verde de Bagdad, que también alberga misiones diplomáticas, indicó una fuente de seguridad.
En el interior del Palacio, los manifestantes descansaban en sillones en una sala de reuniones, otros ondeaban banderas iraquíes y se fotografiaban, mientras que varios se refrescaban en una pileta en el jardín.
Varios miles de otros manifestantes leales a Al-Sadr –muchos al grito de “Moqtada, Moqtada”– se dirigieron hacia la Zona Verde.
Ocho simpatizantes de Al-Sadr fueron abatidos allí, y otros 85 resultaron heridos, en pleno caos desde que el líder chiita anunciara su “retirada definitiva” de la política iraquí
El Ejército anunció un toque de queda en todo Bagdad a partir de las 15.30 (las 12.30 GMT).
Desde las elecciones legislativas de octubre de 2021 Irak se encuentra sumido en un bloqueo político, que ha dejado al país sin un nuevo gobierno, primer ministro o presidente, debido al desacuerdo entre las facciones para formar una coalición.
Al-Sadr –un predicador con millones de devotos seguidores, que en su día dirigió una milicia contra las fuerzas estadounidenses y el gobierno iraquí tras el derrocamiento del dictador Sadam Husein– había anunciado a primera hora del lunes en Twitter que se retiraba de la política.
“He decidido no inmiscuirme en asuntos políticos. Por lo tanto, anuncio ahora mi retiro definitivo”, dijo Al-Sadr, un actor de larga data en la escena política del país devastado por la guerra, aunque él mismo nunca ha estado directamente en el gobierno.
Añadió que “todas las instituciones” vinculadas con su movimiento sadrista serán cerradas, excepto el mausoleo de su padre, asesinado en 1999, y otras instalaciones patrimoniales.
Su declaración se produjo dos días después de que dijera que “todos los partidos”, incluido el suyo, deberían renunciar a sus cargos en el gobierno para ayudar a resolver la crisis política que dura ya varios meses.
Su bloque encabezó las elecciones del año pasado, con 73 escaños, pero sin lograr la mayoría.
En junio, sus disputados renunciaron a sus cargos en un intento por salir del estancamiento, lo que llevó a que un bloque chiita rival, el Marco de Coordinación pro-Irán, se convirtiera en el principal del Parlamento.
Desde entonces, Al-Sadr ha ejercido otras tácticas de presión, como una oración masiva de decenas de miles de sus seguidores el 5 de agosto.
Al-Sadr exige que se disuelva el Parlamento y se celebren nuevas elecciones, pero el sábado dijo que es “más importante” que “todos los partidos y figuras que han formado parte del proceso político” desde la invasión liderada por Estados Unidos en 2003 “dejen de participar”.
“Eso incluye al movimiento sadrista”, dijo, y añadió que estaba dispuesto a firmar un acuerdo en ese sentido “en un plazo de 72 horas”.
A lo largo de los años, el camaleónico Al-Sadr ha adoptado diversas posturas y luego ha dado marcha atrás.
Los partidarios de Al-Sadr llevan semanas organizando una sentada frente al Parlamento iraquí, tras haber irrumpido inicialmente dentro del edificio para insistir en sus demandas.
Lo hicieron después de que el Marco de Coordinación nombrara a un candidato que consideraban inaceptable para el puesto de primer ministro.
El Marco quiere que se nombre un nuevo jefe de gobierno antes de que se celebren nuevas elecciones.
El primer ministro interino, Mustafa al-Kadhemi, convocó a principios de este mes conversaciones de crisis con los líderes de los partidos, pero los sadristas las boicotearon.
Los iraquíes afirman que las luchas políticas internas no tienen nada que ver con sus luchas cotidianas.
Irak ha sido azotado por décadas de conflicto y una corrupción endémica.
Rico en petróleo, pero con infraestructuras deterioradas, desempleo, cortes de electricidad y servicios públicos que se desmoronan, el país sufre ahora también una grave escasez de agua provocada por una sequía que ha causado estragos en amplias zonas del país.
Estados Unidos consideró “inquietante” el actual estallido de violencia en Irak que ha dejado al menos ocho muertos y decenas de heridos, en medio del caos desde que el líder chiita Moqtada Sadr anunciara su “retirada definitiva” de la política.
“Los informes de hoy sobre disturbios en todo Irak son inquietantes (...) Instamos a los involucrados a que mantengan la calma, se abstengan de esta violencia y busquen vías pacíficas de resolución”, dijo el vocero de la Casa Blanca, John Kirby.
Agencias AFP, AP y Reuters
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