Un magnate de la prensa, acusado de estafas
Conrad Black lideró el grupo Hollinger
NUEVA YORK.- Conrad Black, hasta hace poco una figura importante en los círculos empresarios, políticos y sociales de Manhattan y Londres, fue acusado formalmente en Chicago de haber robado junto con otros tres colegas 51.800.000 dólares a Hollinger International, la gigantesca empresa periodística internacional que el propio Black ayudó a crear.
La acusación de 11 cargos estableció que lord Black, de 61 años, y sus tres colegas tramaron un plan para desviar sumas de dinero hacia cuentas propias y malversaron fondos de los accionistas, y mencionó, por ejemplo, los 40.000 dólares que Black gastó en una fiesta de cumpleaños de su esposa y la contratación de un jet privado para viajar juntos a Bora Bora.
El procurador federal de Chicago, Patrick Fitzgerald, que anunció la acusación por parte de un gran jurado, afirmó ayer: "Si uno trabaja en un banco y quiere gastarse 40.000 dólares en cuestiones personales, debería preguntarle a otra persona. No hacer eso teniendo la obligación legal de hacerlo constituye un fraude o estafa". Lord Black fue acusado de fraude en las comunicaciones y el correo electrónico, delitos que tienen hasta 40 años de prisión y multas de hasta 2 millones de dólares.
Lord Black, un ciudadano británico, ha estado desde hace tiempo en Canadá. Se emitió una orden de arresto en su contra y hasta anoche se creía que permanecía en territorio canadiense. Pero Fitzgerald dijo que no podía hacer comentarios sobre su paradero, y añadió: "Terminará por comparecer ante un juez aquí, en Chicago. Creo que debería ser extraditado".
La acusación precisó detalles de un plan para estafar a Hollinger International en 2000 a través del desvío de 51.800.000 dólares de su multimillonaria venta de activos a CanWest Global Communications. Sostuvo que los acusados tramaron una serie de transacciones secretas y engañosas que canalizaron pagos a sus propias cuentas como gastos reservados o como "pagos administrativos" a Ravelston, una compañía controlada por lord Black.
También estableció que lord Black y uno de los otros acusados utilizaron indebidamente fondos de los accionistas para unas vacaciones en el Pacífico Sur y cuando la compañía compró dos departamentos en Park Avenue, en Manhattan. "Este tipo de cosas son, según las propias palabras de Black, simplemente inaceptables", comentó Fitzgerald, una figura conocida en el plano nacional a partir de su intervención en el caso de la filtración de la CIA. "Los acusados -prosiguió el procurador- se llenaron los bolsillos con dinero de los accionistas. En parte, la idea fue básicamente estafar a inocentes accionistas."
Imperio periodístico
La de ayer es la última de una sucesión de denuncias en los últimos años contra directores ejecutivos de alto vuelo, acusados de estafar a inversores, entre ellos Dennis Kozlowski. Pero tal vez ninguno de esos ejecutivos aspiraba a tanto reconocimiento político y social como lord Black, cuyo imperio periodístico incluía los diarios The Chicago Sun-Times, The Jerusalem Post y the Daily Telegraph, de Londres.
Lord Black y su esposa, la periodista y columnista conservadora Barbara Amiel, organizaban reuniones anuales en el Bilderberg Group, donde concurrían figuras políticas prominentes, entre ellas Margaret Thatcher y Valéry Giscard d´Estaing. Pero lord Black ha estado bajo presión desde hace dos años, cuando el directorio de Hollinger International lo echó del cargo de director ejecutivo en 2003, aduciendo que él y otros se habían apropiado de 32 millones de dólares en "gastos reservados pagados sin autorización" en relación con la venta de diarios más pequeños.
Lord Black contraatacó, rechazó vehementemente la acusación y trató de retener el poder a través de Hollinger Inc., la compañía matriz de Hollinger International. El año pasado, trató infructuosamente de convertir a Hollinger Inc. en una sociedad privada. Sin duda, la nueva acusación sobrevino en momentos en que Black trataba de recobrar su posición social.
En enero pasado, durante la boda de Donald Trump en Palm Beach, les comentó a otros invitados: "No me subestimen. Estoy por convertirme en un contraterrorista de la gestión empresaria".