Un llamado a no caer en la resignación

MORELIA (De una enviada especial).- No a la tentación de la resignación que paraliza, frena, impide arriesgar y transformar. Fue el llamado que hizo ayer Francisco al clero mexicano, en una misa ante 20.000 sacerdotes, seminaristas, monjas, religiosos y obispos de todo el país en el estadio Venustiano Carranza de esta ciudad.

Allí, en un evento de carácter nacional, reinó un clima de fiesta, con música de todo tipo y cantos, con religiosos que bailaron, saltaron e hicieron trencitos a la espera del Papa, que tuvo otra recepción triunfal. El estadio estaba decorado con mariposas, símbolo del estado de Michoacán, santuario de la famosa mariposa monarca.

"No somos ni queremos ser funcionarios de lo divino, no somos ni queremos ser nunca empleados de la empresa de Dios", arengó el Papa en una homilía apasionada, en la que no dejó de señalar los graves problemas que sufre México, y alentó a los religiosos a no bajar los brazos, sino a reaccionar y dar respuestas concretas. Lo escuchaba atentamente el arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda, muy cercano a Francisco, que lo creó cardenal en febrero pasado, en un gesto de reconocimiento para un pastor inmerso en una zona castigada y violenta.

"¿Cuál puede ser una de las tentaciones que nos podrían asediar? ¿Cuál puede ser una de las tentaciones que brotan no sólo de contemplar la realidad, sino de caminarla? ¿Qué tentación nos puede venir de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas, el desprecio por la dignidad de la persona, la indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad? ¿Qué tentación podemos tener una y otra vez frente a esta realidad que parece haberse convertido en un sistema inamovible?", preguntó el Papa.

"Creo que podríamos resumirla con la palabra resignación. Frente a esta realidad nos puede ganar una de las armas preferidas del demonio, la resignación. ¿Y qué le vas a hacer? La vida es así", agregó con ironía, al arremeter contra la resignación que "paraliza" e "impide no sólo caminar, sino también hacer camino".

El Papa también recordó a los sacerdotes la importancia de la oración, al citar el refrán "dime cómo rezas y te diré cómo vives, dime cómo vives y te diré cómo rezas". Y los llamó a hacer memoria. Mencionó entonces el ejemplo del primer obispo de Michoacán, a mediados del siglo XV, el español Vasco Vázquez de Quiroga, conocido como "Tata Vasco", como "el español que se hizo indio".

"La realidad que vivían los indios purhépechas descriptos por él como «vendidos, vejados y vagabundos por los mercados, recogiendo las arrebañaduras tiradas por los suelos», lejos de llevarlo a la tentación de la acedía de la resignación, movió su fe, movió su vida, movió su compasión y lo impulsó a realizar diversas propuestas que fuesen de «respiro» ante esta realidad tan paralizante e injusta", dijo.

"El dolor del sufrimiento de sus hermanos se hizo oración y la oración se hizo respuesta. Eso le ganó el nombre entre los indios del «Tata Vasco», que en lengua purhépecha significa papá. Padre, papá, abba", evocó. "Ésa es la oración, ésa es la expresión a la que Jesús nos invitó. Padre, papá, abba, no nos dejes caer en la tentación de la resignación, no nos dejes caer en la tentación de la pérdida de la memoria, no nos dejes caer en la tentación de olvidarnos de nuestros mayores que nos enseñaron con su vida a decir Padre Nuestro", concluyó, en medio de aplausos.

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