Un intento de golpe de Estado desata el caos en Turquía y pone en vilo al mundo
Una fracción de las fuerzas armadas declaró que había tomado el poder; luego de horas de incertidumbre y violentos enfrentamientos en Estambul y Ankara, Erdogan reapareció para anunciar el fracaso de la revuelta; hubo 42 muertos
ESTAMBUL.- El caos, la confusión y la violencia se apoderaron ayer de las calles y sacudieron el poder en Turquía , miembro clave de la OTAN y bisagra entre Europa y Medio Oriente, en una implosión de anarquía desatada luego del golpe de Estado fallido de un sector de las fuerzas armadas contra el presidente Recep Tayyip Erdogan, que anoche regresó a Estambul para declarar el fracaso de los militares.
Horas después del anuncio de golpe, la rebelión militar pareció reducirse a su mínima expresión, luego de duros enfrentamientos entre policías leales y soldados insurrectos, que chocaron en distintos puntos de las principales ciudades del país, a la par de una monumental resistencia de civiles que dejaron la seguridad de sus casas para apoyar al gobierno.
El intento de golpe se encuentra "ampliamente bajo control", declaró el primer ministro Binali Yildirim, que lo calificó de "iniciativa idiota abocada al fracaso". Un vocero de los servicios secretos dijo que "se volvió a la normalidad".
Por lo menos 17 policías murieron en el episodio más dramático de la noche, transformada en un desaforado concierto de disparos y explosiones, al estallar una sede de las fuerzas especiales en Ankara.
El golpe hizo sonar las alarmas en las principales capitales del mundo, que expresaron su inquietud y su repudio, como el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que declaró que la "interferencia militar en los asuntos de cualquier Estado es inaceptable". Ban dijo que el país estaba pasando por "un momento de incertidumbre" que tuvo en vilo al mundo entero. "Será crucial afirmar rápida y pacíficamente el poder civil y el orden constitucional en conformidad con los principios democráticos."
Los golpistas habían anunciado en un comunicado subido al sitio web del Estado Mayor que habían tomado "totalmente" el control del país, mientras Erdogan insistía desde un lugar desconocido, al parecer una localidad costera donde estaba de vacaciones, que el golpe era obra de un sector marginal del estamento militar. El presidente prometió que serían derrotados.
La toma del poder tenía como objetivo "asegurar y restaurar el orden constitucional, la democracia, los derechos humanos y las libertades y que prevalezca la ley suprema", señalaron los mandos golpistas. El país sería gobernado por un "consejo de paz" que garantizaría la seguridad de la población.
La declaración de fuerza tuvo su respaldo en los hechos. Las grandes ciudades se vieron pobladas de uniformados golpistas, en una alfombra verde dispuesta a dominar los sitios estratégicos. Los aeropuertos fueron cerrados, el acceso a las redes sociales fue restringido y los soldados tomaron el control de la televisión estatal TRT, que anunció un toque de queda en todo el país y el estado de sitio.
Los puentes que cruzan el estrecho del Bósforo en Estambul, la milenaria divisoria entre Asia y Europa, fueron cerrados con tanques, mientras aviones de combate y helicópteros sobrevolaban a baja altura los cielos de Ankara. Por lo menos 42 personas murieron entre civiles y militares, y otros 100 resultaron heridos. Los militares rebeldes dispararon contra la multitud que protestaba contra el levantamiento militar y trataba de cruzar uno de los puentes, en tanto hubo reportes de tanques que disparaban cerca de la sede del Parlamento en Ankara. También en la capital, un comandante del ejército aseguró que aviones de combate derribaron un helicóptero de los golpistas.
"Este golpe de Estado nunca tendrá éxito, tarde o temprano será eliminado, voy a volver a Ankara", advirtió Erdogan por teléfono a la filial turca de CNN. "Van a recibir la respuesta de la nación y van a apagar un alto precio por actuar contra la nación. No les vamos a ceder el campo", agregó.
Erdogan atribuyó el golpe a una acción promovida por una "estructura paralela" y acusó al predicador Fethullah Gülen, un ex aliado que reside actualmente en Estados Unidos.
"Convoco a nuestro pueblo a congregarse en las plazas y el aeropuerto", arengó el mandatario. El ministro de Justicia, Bekir Bozdag, pidió lanzarse a la calle y "saltar sobre los tanques" para conjurar la insurrección. Miles de personas salieron en Estambul con banderas turcas para manifestarse contra los golpistas, y al final del día hicieron flaquear a los rebeldes en una ola de resistencia popular.
Los militares, que habían tomado el control del aeropuerto Atatürk y suspendido el tránsito aéreo, se retiraron tras el ingreso de civiles, y cedieron paulatinamente terreno en otros sectores que disputaron en un toma y daca de disparos y explosiones con las fuerzas policiales.
El estudio de CNN desde donde se había transmitido el mensaje telefónico de Erdogan cayó brevemente en manos de los militares, que ocuparon las instalaciones y cortaron la transmisión. Menos de media hora después del corte, en otra derrota de los insurrectos que ya se batían en retirada en todos los frentes, la emisora volvió a transmitir. Los últimos instantes antes del corte fueron dramáticos; se oían disparos, gritos y discusiones en un inédito episodio fuera de programación que se resolvió sin muertes que lamentar.
Turquía tiene una larga historia de golpes, el más reciente en 1997. Erdogan parecía sin embargo más firme que los otros gobiernos de cara a los militares, subido a una ola de éxito económico que le dio fuerza y prestigio durante una década. Pero la economía dejó de rendir y el país se volvió más inestable en materia de seguridad.
Como miembro de la OTAN y con la segunda fuerza militar de la alianza occidental, Turquía es uno de los aliados más importantes de Estados Unidos en la lucha contra Estado Islámico (EI), lo cual el autoproclamado califato le ha hecho pagar a fuerza de cruentos ataques terroristas. También ha estado en guerra con los separatistas kurdos.
Agencias AFP, EFE, AP DPA y Reuters
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