Un futuro minado para la dictadura
El régimen de Daniel Ortega tendrá que continuar en el poder con una imagen desacreditada ante el mundo y una sociedad civil descontenta que repercute entre sus simpatizantes
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SAN JOSÉ, Costa Rica.- Es la pregunta del millón, la que se hacen todos los nicaragüenses: ¿Qué sucederá a partir de hoy después del 7-N? En el día después quedan las evidencias de que nada se ha resuelto y de que el triunfo electoral a la fuerza de Daniel Ortega asoma oscuros nubarrones para los próximos meses, pese al apoyo incondicional de sus más estrechos aliados, Venezuela y Cuba, más la cercanía de Rusia y China.
Un futuro minado no sólo para un país asolado por crisis económica, social y política que ya ha sufrido muchas tormentas, sino también para la pareja presidencial atornillada en el poder y desacreditada ante el mundo.
“El régimen está preso de su propia incertidumbre”, resume para LA NACION el politólogo Silvio Prado. El montaje electoral, con el que pretendieron blanquear la represión, no ha funcionado ni dentro ni fuera del país. Les salió el tiro por la culata de tanto intentar blanquear lo que no se podía.
“El año 2022 va a ser difícil para ellos, van a sufrir la presión. Han intentando recomponer una alianza con los empresarios y con la Iglesia Católica, pero no lo han conseguido”, apunta la socióloga Elvira Cuadra. Una tarea casi imposible, porque mantiene el orteguismo encerrados a los máximos dirigentes empresariales y persigue con saña a los padres católicos, su principal escollo dentro del país.
“Tampoco han podido frenar el descontento de la gente, algo que está calando entre sus propios simpatizantes y que ya se puede percibir en los sondeos de opinión. Sólo les queda la fuerza. Ellos mismos como grupo económico tienen que aprender a funcionar ante las sanciones y ante la crisis económica”, añade Cuadra.
En los círculos políticos en el exilio se barrunta con la posibilidad de que Ortega intente crear una nueva mesa de diálogo, una estrategia ya usada y que tanto gusta también a Nicolás Maduro en Venezuela. Los primeros llamados serían los cinco falsos rivales de ayer, los llamados “zancudos”, igual que los “alacranes” venezolanos. Al “hijo de Chávez” sólo le sirvió para ganar algo de tiempo para frenar las exigencias del mediador noruego y para regresar más tarde al diálogo con la oposición real en México.
Prado también cree que serán llamados a sentarse los empresarios del sandinismo, sindicatos y, en especial, el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), el mismo que le permitió regresar al poder en 2007. El politólogo barrunta alguna sorpresa, provocada por las amenazas de confiscar empresas y por la disposición de unos pocos a subirse al carro sandinista. “Algunos van a buscar el contubernio con la dictadura o van a salir del juego, sobre todo los más torpes que actuaron de forma excluyente con otros sectores”, remacha Prado.
Una de las grandes interrogantes es qué sucederá con los 150 presos políticos y los siete precandidatos encarcelados, una vez acabada la farsa electoral. “Seguirán como moneda de cambio y parte del ojo por ojo”, avizora José Luis Rocha, investigador asociado de la Universidad Centroamericana (UCA), quien además teme nuevas detenciones como respuesta a las posibles sanciones de Estados Unidos.
Alguna esperanza mantiene, en cambio, Silvio Prado, convencido de que Ortega puede optar por el destierro para los más renombrados. Una fórmula ya usada por Maduro y que en estos momentos ofrece el gobierno de Miguel Díaz-Canel en Cuba a los rebeldes más conocidos, como el artista Luis Manuel Otero Alcántara, al frente del Movimiento San Isidro, y el rapero Maykel Osorbo, uno de los creadores del himno “Patria y Vida”. Otro artista, Hamlet Lavastida, se acogió a esta fórmula para regresar a su exilio en Europa.
“El problema es que los siete precandidatos han ganado mayor preso político y fuerza moral tras pasar por la prisión”, concluye Prado.
La sucesión soñada para el futuro por la pareja presidencial también se antoja inverosímil, no sólo porque ni Murillo ni sus ocho hijos cuentan con el cariño del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), mucho menos el de la gente. La carrera de obstáculos protagonizada por la ya “copresidenta” ha sembrado su camino de enemigos. “Los hijos no tienen galones ni trayectoria y se han enriquecido”, destaca Prado.
“Además la gente les rechaza de forma sistemática, sobre todo a Juan Carlos Ortega Murillo, por su beligerancia en las redes”, destaca Cuadra. Este hijo es el favorito de su madre para seguir con la saga familiar, por algo ve en él las virtudes de su tío abuelo, Augusto César Sandino.
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