Un fuerte réplica reaviva el pánico en la costa norte de Ecuador
Un sismo de 6,1 grados golpeó la zona afectada por el devastador terremoto del sábado; se eleva a 525 la cifra de muertos
QUITO.- Un nuevo terremoto de 6,1 grados en la escala abierta de Richter sacudió ayer la costa norte de Ecuador, la misma zona afectada por el fuerte sismo del sábado pasado que causó más de 500 muertos, miles de heridos y damnificados y daños materiales por valor de unos 3000 millones de dólares.
Según informó el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés), el nuevo movimiento telúrico se localizó 25 kilómetros al oeste de Muisme, a unos cien kilómetros de Pedernales, considerada la zona cero del temblor de 7,8 grados registrado el sábado. El terremoto tuvo su epicentro a 15,7 kilómetros de profundidad y no se emitió una alerta de tsunami.
Ecuador trata aún de recuperarse del devastador sismo del sábado y de las sucesivas réplicas ocurridas en el litoral norte del país en los últimos días. El balance provisional de víctimas es de 525 muertos, 231 desaparecidos y más de 4000 heridos, según las autoridades ecuatorianas.
El temblor afectó un tramo de costa del Pacífico de más de 100 kilómetros, donde ha causado daños valorados inicialmente por las autoridades en unos 3000 millones de dólares.
El Instituto Geofísico (IG) de la Escuela Politécnica Nacional informó que la réplica de ayer se sintió también en Quito -la capital, situada en los Andes y unos 160 kilómetros al este del epicentro-, así como en las costeras Guayaquil y Manta.
Tres días después del primer temblor, miles de personas aguardan resignadas los cuerpos de sus familiares. Algunos vecinos de las localidades de Portoviejo y Pedernales, dos de las más afectadas, no perdían la esperanza de encontrar todavía con vida a sus seres más queridos. Los equipos de rescate nacionales e internacionales han logrado hallar a 54 personas con vida entre los escombros. Pero la cifra de muertos no para de aumentar.
"Esto es dolorosísimo, hemos llorado a nuestras víctimas y hay que seguirlas llorando, pero que esas lágrimas fertilicen el suelo del futuro", dijo el presidente Rafael Correa en conferencia de prensa. "Vamos a salir adelante y vamos a salir fortalecidos", añadió.
El gobierno se concentra ahora en reubicar a los damnificados. Hasta ayer habían sido albergadas más de 23.500 personas.
Al mismo tiempo, especialistas analizaban las edificaciones para determinar cuáles debían ser demolidas y cuáles podrían seguir en pie.
Correa detalló que la infraestructura pública soportó con mayor éxito que la privada el fuerte sismo y que la reconstrucción de colegios, hospitales y rutas era la prioridad de las autoridades.
El secretario de la Administración Pública, Pedro Solines, había dicho previamente que la restauración de los pueblos devastados podría tardar hasta cinco años. Y el presidente fue tajante al declarar que la labor no era fácil. "No es que después de tres meses vamos a tener 10.000 viviendas para los damnificados. Esto va a tomar años", declaró. Y subrayó que algunos pueblos serían completamente reubicados.
Los cientos de rescatistas y los 14.000 efectivos de seguridad, desplegados para mantener el orden, han empezado ya a usar mascarillas para combatir el intenso olor a descomposición.
Pero las autoridades llamaron a la calma y aseguraron que, por el momento, no se había detectado la presencia de vectores, como mosquitos o roedores, que puedan transmitir enfermedades, y aseguraron que los cuerpos recuperados estaban siendo retirados por sus familiares.
Para enfrentar el peor escenario, no obstante, la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados (Acnur, por sus siglas en inglés) envió un primer lote de repelente contra mosquitos ante el riesgo de una epidemia del virus del Zika.
Agencias AFP, EFE, DPA y Reuters
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