¿Un Estado judío en la Argentina? El sueño sionista anterior al nacimiento de Israel
A fines del siglo XIX, Theodor Herzl y otros pensadores hebreos evaluaron diferentes posibilidades para su “hogar nacional”; entre otros, el país de “una superficie inmensa y escasa población”
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Un Estado judío en la Argentina, un país “con una superficie inmensa, escasa población y clima moderado”. Esa fue una de las alternativas que lanzó a fines del siglo XIX el fundador del sionismo, la corriente ideológica que impulsó en 1948 la creación del Estado de Israel.
“La propuesta de Theodor Herzl -fundador del sionismo político moderno- surgió por la urgencia de buscar a fines del 1800 un refugio para los judíos perseguidos en los pogromos de Rusia y por el creciente movimiento antisemita en Europa”, explicó desde Israel a LA NACION Yossi Goldstein, investigador del Centro Melton de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
En su libro Der Judenstaat, Herzl (1860-1904) evaluó las diferentes alternativas para el establecimiento de un “hogar nacional” para el pueblo judío y reflexionó: “¿Es preferible Palestina o la Argentina? [...] La Argentina es uno de los países naturalmente más ricos del mundo, con una superficie inmensa, escasa población y un clima moderado”. E incluso agregó que “la República Argentina tendría el mayor interés en cedernos un pedazo de territorio”.
Por aquellos años en que las oleadas de inmigración arribaban desde todo el mundo al continente americano hasta superar ampliamente en número a la población autóctona, llegaron a la Argentina los primeros colonos judíos que huían de los pogromos rusos y se establecieron especialmente en la provincia de Santa Fe. La Jewish Colonization Association (JCA) fundada por un filántropo alemán, el barón Moritz von Hirsch, había empezado a comprar tierras en la región para que se asentaran los colonos.
“Pero Von Hirsch no fue un sionista sino un filántropo. No impulsaba la creación de un Estado judío. De hecho, Herzl quiso canalizar ese esfuerzo filantrópico hacia una meta nacional, pero el Barón von Hirsch no apoyó esa iniciativa”, precisó Goldstein.
Mientras surgían propuestas sobre el lugar ideal para el establecimiento del Estado judío -América, África o Medio Oriente- algunos pensadores sionistas dieron forma a la manera en que se podría concretar el proyecto. En su escrito Autoemancipación, el activista judío ruso-polaco Leo Pinsker (1821-1891), aunque no hizo mención de la Argentina y habló en cambio de Estados Unidos, definió las características que debía tener el territorio que era necesario “comprar” para el “hogar nacional”.
“El territorio que hemos de adquirir tiene que ser productivo, estar en buena situación y tener amplitud suficiente como para permitir el establecimiento de millones de personas”, señaló Pinsker.
Sin embargo, se preguntó en el mismo manifiesto con mucho criterio. “¿Qué país nos dará permiso para constituirnos como nación al interior de sus fronteras”. Pinsker fue uno de los principales impulsores de la frase “no hay sionismo sin Sion” (unas de las colinas de Jerusalén usada como referencia general al Eretz Israel, la tierra dada por Dios al pueblo judío), por lo que formó el movimiento Hovevei Sion (”Los amantes de Sion”).
Los “territorialistas”
Entre los líderes judíos de aquella época estaban también los “territorialistas”, liderados por Israel Zangwill (1864-1926), que buscaban alternativas a un “hogar nacional” en otros lugares del mundo debido a la imposibilidad de concretar el proyecto dentro del imperio otomano de aquel momento, y frente a la urgencia de atender la situación de las víctimas de los pogromos.
Herzl se acercó a Zangwill cuando el fundador del sionismo se abrió a otras alternativas diferentes de Medio Oriente.
El profesor y doctor Udi Manor, que pertenece al Moriah Center en Israel, ahondó para LA NACION la alternativa argentina.
“Herzl siempre pensó en un proyecto acordado públicamente con el gobierno local. La idea de realizar el sionismo en la Argentina figura solo en su libro de 1896 con el objetivo de abrir un debate sobre la famosa ‘cuestión judía’ (Judenfrage), que hasta este momento solo era abordada desde la filantropía. Para Herzl estaba claro que la Argentina de aquel momento tenía interés de poblar un país que en su propia Constitución expresa la apertura a la inmigración. Además, Herzl aspiraba a que la propuesta tuviera aval internacional. Vista a la distancia, puede sonar una idea muy extraña o incluso ridícula hoy día, pero era un momento muy particular del mundo, de formación de países y redefinición de fronteras”, explicó Manor.
“La filosofía de Herzl era buscar una solución integral a la Judenfrage, el problema de un pueblo que estaba desparramado por todo el mundo y que sufría persecución”, agregó.
En este sentido, Manor diferenció la propuesta de Herzl del llamado “Plan Andinia”, una teoría de conspiración antisemita nacida en la extrema derecha argentina a comienzos de 1970 que afirmaba falsamente que en el primer Congreso Sionista de 1897 se había elaborado un plan para crear un Estado judío en la Patagonia argentino-chilena. El periodista Jacobo Timerman (1923-1999) recordó que cuando fue secuestrado por la dictadura argentina en 1977, en los interrogatorios le pedían detalles de ese supuesto plan.
“En el primer Congreso Sionista se acordó precisamente lo contrario de lo que dice el ‘Plan Andinia’: el ‘hogar nacional’ debía estar en el Eretz Israel”, precisó Manor.
”Llegó a haber más de 40 propuestas diferentes para un Estado judío fuera de Medio Oriente”, comentó Manor. “Así Herzl alcanzó su objetivo de lograr la atención de la potencia más grande de aquel momento. En 1902 el primer ministro del Reino Unido, Arthur Balfour, le ofreció la alternativa de un territorio en Uganda y parte de Kenia, que era un protectorado británico. Aunque el Congreso Sionista rechazó el ofrecimiento en 1905, el sionismo había logrado un aval político fundamental.
“Finalmente en 1917 el mismo Balfour -que entonces era canciller- sobre la base de una resolución de su gobierno coordinada con sus aliados (Estados Unidos, Francia, Italia y Rusia), envió una carta al barón Lionel Walter Rothschild, líder de la comunidad judía en Gran Bretaña, en la que le propuso la creación de un ‘hogar nacional para el pueblo judío’ en Palestina, lo que se conoce como ‘La Declaración Balfour’”, recordó Manor.
Esa declaración enfrentó fuertes resistencias, pero la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto aceleraron los procesos, y el 14 de mayo de 1948 el Estado de Israel fue creado en el Eretz que la mayoría de los judíos consideran parte de su legado, y algunos incluso un territorio sagrado.
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