Un enviado de Donald Trump intentó negociar la salida de Nicolás Maduro del poder
WASHINGTON.- Richard Grenell, un aliado cercano de Donald Trump que fue cumpliendo diversos roles durante su gobierno, el mes pasado se embarcó sigilosamente en una misión prelectoral cuyo propósito, al menos en parte, era convencer al presidente venezolanoNicolás Maduropara que entregara el poder.
Desembozado y combativo impulsor de la campaña de Trump por la reelección, el 17 de septiembre Grenell se reunió en cercanías de la Ciudad de México con Jorge Rodríguez, exvicepresidente de Venezuela y un estrecho colaborador de Maduro, para negociar un traspaso pacífico del poder, según un funcionario de la Casa Blanca.
Si el presidente venezolnao hubiese aceptado, se habría convertido en una importante victoria de la política exterior de Trump, a pocas semanas de las elecciones. Pero no hay evidencia de que el viaje de Grenell haya dado algún resultado, y tampoco queda claro por qué Maduro, un caudillo socialista que ha logrado mantenerse en el poder a pesar de las críticas de la comunidad internacional, de repente habría considerado la posibilidad de renunciar.
La noticia del viaje de Grenell fue difundida anoche por Bloomberg News y tomó por sorpresa al Departamento de Estado e incluso a varios funcionarios de la Casa Blanca, generando confusión sobre el propósito de la misión.
Una persona que participó de la organización del viaje dijo que la intención, al menos en parte, era negociar la liberación de los ciudadanos norteamericanos detenidos en Venezuela, pero tanto Grenell como un funcionario de la Casa Blanca negaron la versión. La actual política de Estados Unidos hacia Venezuela es que los funcionarios solo pueden negociar con Maduro y sus aliados para negociar los términos de su salida del poder, y nada más.
El año pasado, Trump exigió la renuncia de Maduro, y Estados Unidos ha reconocido formalmente como presidente a Juan Guaidó , exlíder del Parlamento venezolano y dirigente de un movimiento opositor muy popular en Venezuela.
La postura de Trump, que lideró la condena internacional contra Maduro, le ganó el aplauso de los norteamericanos de la línea dura, entre ellos muchos votantes latinos de Florida , un estado pendular y crucial en los comicios.
Pero gente cercana a Trump puso en duda el verdadero compromiso del mandatario norteamericano con el cambio de régimen, y su exasesor en seguridad nacional, John Bolton, escribió en un libro publicado este año que Trump estaba muy impresionado por la resiliencia de Maduro, que ha logrado retener el apoyo de los militares de su país.
Trump también tenía sus dudas sobre Guaidó, al que consideraba "débil", escribe Bolton, y se refería al líder de la oposición venezolana como "el Beto O’Rourke de Venezuela", por el excongresista texano y su fallido intento de alzarse con la candidatura presidencial demócrata 2020.
En julio, Trump viajó a Florida para reafirmar su oposición a Maduro y a otros gobiernos socialistas de América Latina. Acusó a su adversario demócrata, el exvicepresidente Joe Biden , de apoyar "políticas procomunistas" en toda Latinoamérica, como un intento frenar la sangría de votos latinos en ese estado.
Un alto funcionario de la Casa Blanca dice que el encuentro de Grenell con Rodriguez había esquivado los canales diplomáticos establecidos para garantizarle a Trump una victoria en política exterior antes de las elecciones. Para hablar de cuestiones internas del gobierno, el funcionario prefirió preservar su anonimato.
En los últimos meses de la campaña presidencial, Trump trató de exhibir su labor en el escenario internacional, como la liberación de rehenes estadounidenses en Yemen, el histórico acuerdo de paz entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, o la promesa de retirar las tropas estadounidenses de Irak y Afganistán . Trump también sondeó la posibilidad de llegar a un nuevo acuerdo de armas nucleares con Rusia .
Grenell, que ya se había desempeñado como embajador de Trump en Alemania y como director interino de inteligencia nacional, también participó en otro reciente intento de cerrar un importante acuerdo internacional: a fines del año pasado, fue nombrado enviado especial para las conversaciones de paz entre Serbia y Kosovo, a pesar de que el Departamento de Estado norteamericano ya tenía un enviado especial para la región.
El estilo brusco de Grenell y su origen partidario produjeron escozor en varios de los que trabajaron con él cuando ocupaba esos cargos.
Su viaje a la Ciudad de México sorprendió a los máximos funcionarios de gobierno, incluido el secretario de Estado, Mike Pompeo. Ante la requisitoria de los periodistas, algunos funcionarios de su cartera tuvieron que correr a informarse sobre los pormenores del viaje, y varios temían que la misión de Grenell confundiera a Guaidó sobre la política de Estados Unidos hacia Venezuela y alimentara las especulaciones sobre la verdadera estrategia de Trump.
El viaje de Grenell también revela una división entre la Casa Blanca y el Departamento de Estado, cuyos funcionarios han tenido que negar repetidamente que el gobierno esté frustrado con Guaidó y con el estancamiento de la situación en Venezuela, cuando fue Trump quien aplicó duras sanciones económicas contra el gobierno de Maduro y sus aliados.
Hasta ahora, la Casa Blanca no ha revelado quién autorizó específicamente el viaje.
Desde la revuelta popular de enero de 2019 contra su autodeclarada victoria en las dudosas elecciones presidenciales de 2018, Maduro desafió todos los reclamos para que abandone el poder.
Desde entonces, sin embargo, la economía de Venezuela terminó de colapsar en medio de un aislamiento generalizado, obligando a Maduro a depender del comercio internacional ilícito y de la asistencia de Cuba , Irán , Rusia , Turquía y otros estados que, como resultado, también han enfrentado el castigo financiero o la condena de Estados Unidos.
Desde que consolidó el poder, en 2017, Maduro arrestó a seis ejecutivos de Citgo, cinco de ellos ciudadanos estadounidenses naturalizados y el otro un residente legal permanente en los Estados Unidos. La refinería, con sede en Houston, es una subsidiaria de la compañía petrolera estatal de Venezuela.
Si bien su liberación podría potenciar la imagen de buen negociador de Trump entre los votantes, como el presidente que trajo a los rehenes estadounidenses a salvo a casa, también podría indignar a los intransigentes que rechazan cualquier negociación con el gobierno de Maduro.
En vez de negar que su viaje haya tenido que ver con la liberación de los rehenes, Grenell dijo que prefería no hacer comentarios al respecto.
El funcionario anónimo de la Casa Blanca también rechazó que el viaje de Grenell tuviese el propósito de negociar la liberación de los detenidos, y lo describió como un intento de facilitar la renuncia de Maduro.
"Nuestro firme compromiso es que Maduro deje el poder y que asuma a Juan Guaidó", dice el funcionario.
Estados Unidos no es el único país que intentó infructuosamente convencer a Maduro para que renuncie. A lo largo de los años, hubo negociaciones en el Caribe y en Noruega , con participación de España , el Vaticano y la Unión Europea , para tratar de desbloquear la situación.
En julio, Bill Richardson, exdiplomático demócrata de alto rango, se reunió con Maduro en Caracas como parte de una misión humanitaria particular. Buscó sin éxito la liberación de los ejecutivos de Citgo y otros dos estadounidenses detenidos en Venezuela.
Pero las negociaciones de Grenell con el enviado de Maduro serán seguramente desconcertantes para Guaidó y la oposición venezolana. Hace apenas unos meses, en enero, Guaidó se sentó en el palco de invitados de Trump durante su discurso sobre el Estado de la Unión, y fue ensalzado como "el verdadero y legítimo presidente de Venezuela" en medio de especulaciones sobre la supuesta exasperación del gobierno de Trump por el empantanamiento de la situación.
Un vocero del embajador de Guaidó en Washington se negó a hacer comentarios al respecto.
The New York Times
Traducción de Jaime Arrambide
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