Un ejército de espías en alerta máxima para evitar injerencias del Kremlin
Un equipo multidisciplinario vigila los posibles sabotajes a los comicios; Rusia, bajo sospecha
ESTOCOLMO.- El secretismo envuelve este piso del centro de Estocolmo. Mikael Tofvesson, de la Agencia Sueca de Contingencias Civiles (MSB), dirige aquí a un grupo de un número indeterminado de personas -no está autorizado a revelarlo- para evitar que Suecia sea víctima de injerencias extranjeras en las elecciones. "En 2016, el gobierno nos encomendó esta tarea porque un país invadió otro país y mintió sobre ello", dice con ironía y absoluta referencia a Rusia y Ucrania.
Desde la anexión, condenada internacionalmente, de la Península de Crimea por parte de Rusia en 2014, Suecia, como sus vecinos, desarrolló una infraestructura para defenderse de cualquier invasión, ataque o injerencia desde el exterior. Y unos comicios -como el referéndum sobre el Brexit o las elecciones en Estados Unidos- son un momento clave para desestabilizar el país. Tofvesson repite: "Las elecciones no son el objetivo, sino el pretexto".
Desde un octavo piso de un edificio de ladrillos en pleno centro de Estocolmo -y otro en la ciudad de Karlstad (310 kilómetros al oeste de la capital)-, Tofvesson y su equipo de ingenieros, policías, espías, periodistas, analistas, investigadores y un largo etcétera controlan movimientos que puedan ser susceptibles de generar en el país una situación de crisis. "Identificamos injerencias y luchamos contra ellas". La agencia fue aprendiendo a base de observar procesos electorales: Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Francia y Países Bajos. De ellos, la agencia elaboró un informe del que ahora se sirven para actuar. El MSB no analizó ni las elecciones en España, ni la consulta ilegal de independencia en Cataluña el 1° de octubre de 2017, ni los comicios italianos de mayo pasado.
"Hemos formado a unos 10.600 funcionarios de cara a las elecciones para que sepan reconocer un ciberataque o sepan identificar cuándo una noticia es un rumor, desinformación o simplemente fake news", explica este hombre de mediana edad con traje azul, camisa blanca y gemelos con simbología nacional: tres coronas doradas sobre un fondo azul marino, a pocas horas de que el centro cierre a cal y canto y solo queden tras las puertas blindadas los elegidos por Tofvesson para proteger el proceso electoral. Con un presupuesto anual "oficial" de dos millones de euros, esta fuerza especial también formó a los partidos políticos, a la población y a los medios. "Facebook, Google y Twitter también colaboran con nosotros", añade.
Y es que las horas previas al cierre de los colegios electorales son probablemente las más sensibles a un ataque para desestabilizar a la población: "Alguien podría filtrar cualquier escándalo y ahora no habría tiempo de reacción para dar explicaciones y calmar las aguas. La gente iría a votar con la emoción que ello le haya provocado (enfado, rechazo, euforia)", explica. "Lo que se ataca es la confianza de la gente en los procesos democráticos", dice Tofvesson. Hasta ayer, sin embargo, no hubo ningún sobresalto que lamentar.
"Cuando un país ataca a través de injerencias y a base de generar incertidumbre, es porque busca una ganancia", explica. En el caso de Suecia se debe a que es un miembro activo de la UE, a que es un punto muy estratégico en el Báltico y, probablemente, a intereses económicos relacionados con el gas y la construcción del gasoducto que unirá Rusia con Alemania: el Nordstream 2.
Suecia, a pesar de que está en constante guardia respecto de Rusia, no es su objetivo principal, reconoce el directivo. El país recibe "relativamente pocos" ataques en comparación con Estados Unidos. Desde 2015, Tofvesson observó cómo los intentos de influir en la ciudadanía fueron en aumento constante, aunque se estabilizaron. "En los países bálticos [Estonia, Letonia y Lituania], en el este de la UE y, sobre todo, en Ucrania, los ataques son mucho mayores", señala.
Los dos temas de la ultraderecha
Inseguridad
El ultraderechista partido Demócratas de Suecia (DS) logró hacer de la inseguridad el principal asunto de campaña, aunque, según estadísticas, la tasa de criminalidad en Suecia es baja. Sí aumentó la violencia en Malmö y Estocolmo, pero la realidad no se corresponde con el panorama que pintó SD
Inmigración
La campaña estuvo dominada por la inmigración. Para SD, los 160.000 refugiados que llegaron al país en 2015 son un problema. Para ellos, en Suecia hay demasiada gente y los inmigrantes son una amenaza para la sociedad
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