Un cardenal salió a demoler las acusaciones de un ex nuncio contra el Papa
ROMA.– En un nuevo capítulo de la guerra interna abierta por un exnuncio que acusó al Papa de haber encubierto a un exalto prelado estadounidense, un cardenal de la curia romana realizó hoy un fuerte contraataque.
En una carta abierta a Carlo María Viganò, el cardenal canadiense, Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, demolió sus acusaciones y denunció su "extremadamente reprobable" y "blasfemo" "ataque injusto e injustificado" al papa Francisco, al que consideró "un montaje político carente de fundamento".
Ouellet decidió salir en defensa del Papa después de que Viganò, en una segunda carta-ataque difundida el 28 de septiembre pasado, lo involucró personalmente, llamándolo a decir "la verdad" sobre el caso del arzobispo emérito de Washington, Theodore McCarrick.
"Permítame decirle en primer lugar, con total sinceridad, y en virtud de la buena relación de colaboración que existía entre nosotros cuando era nuncio en Washington, que su posición actual me parece incomprensible y extremadamente reprobable, no solo por la confusión que siembra en el pueblo de Dios, sino porque sus acusaciones públicas dañan gravemente la reputación de los obispos, sucesores de los apóstoles", arrancó Ouellet, en una epístola de tonos muy fuertes.
En un "J’accuse" que cayó como una bomba en el Vaticano y causó gran conmoción en la Iglesia, a fines de agosto pasado Viganò acusó al Papa y a treinta altos prelados de los dos pontificados anteriores de haber encubierto a McCarrick. Este religioso, de 88 años, fue obligado en julio pasado por Francisco a renunciar al cardenalato, después de haber sido hallado culpable de haber abusado sexualmente de un menor en la década de 1970. Viganò acusó a Francisco de haber levantado presuntas sanciones que Benedicto XVI supuestamente le había infligido a McCarrick y reclamó su renuncia.
Ouellet destruyó estas acusaciones. "Desde el 30 de junio de 2010, que soy prefecto de la Congregación para los Obispos, jamás he llevado a audiencia ante el papa Benedicto XVI o el papa Francisco el caso McCarrick, salvo en los días después de su decadencia del Colegio de Cardenales", afirmó, en una carta difundida por el Vaticano, en la que subrayó que daba su testimonio "con el debido permiso pontificio".
Ouellet recordó que el excardenal, jubilado en mayo de 2006, fue exhortado a no viajar y a no hacer apariciones públicas "a fin de no provocar más rumores como los que circulaban sobre él". "Es falso presentar las medidas tomadas en relación a él como ‘sanciones’ decretadas por el papa Benedicto XVI y anuladas por el papa Francisco", aseguró.
La defensa
Ouellet también relativizó que Viganò le hubiera advertido al Papa sobre McCarrick en una audiencia al principio de su pontificado. "Dice haber informado al Papa Francisco el 23 de junio de 2013 sobre el caso McCarrick durante la audiencia que le concedió, a usted y a otros muchos representantes pontificios con quienes ese día se encontraba por primera vez. Imagino la enorme cantidad de información tanto verbal como escrita que tuvo que recoger en aquella ocasión acerca de tantas personas y situaciones. Dudo seriamente de que McCarrick le interesara hasta el punto que usted querría hacer creer, puesto que era un arzobispo emérito de 82 años y sin encargo alguno desde hacía siete años. Además, las instrucciones escritas que preparó para usted la Congregación para los Obispos cuando inició su servicio en 2011, no decían nada sobre McCarrick, sino que le informé oralmente sobre su situación de obispo emérito que debía obedecer ciertas condiciones y restricciones, a causa de rumores sobre su comportamiento en el pasado", escribió.
Ouellet en su carta reconoce que en el Vaticano hubo personas que protegieron durante años a McCarrick, que logró hacer carrera pese a que circulaban muchas voces que cuestionaban sus comportamientos. Y aludió a la investigación anunciada ayer por el Vaticano para esclarecer el tema. "Espero que, por respeto a las víctimas y la necesidad de justicia, la investigación que está en curso en Estados Unidos y en la Curia romana nos proporcione un análisis crítico y global de los procedimientos y circunstancias de este doloroso caso para evitar que se reproduzca en el futuro. ¿Cómo es posible que este hombre de Iglesia, cuya incoherencia se conoce hoy, haya sido promovido varias veces hasta ocupar las muy altas funciones de arzobispo de Washington y como cardenal? Yo mismo estoy muy sorprendido de esto, y reconozco fallos en el proceso de selección que se ha llevado a cabo en su caso", admitió.
Ouellet, que destacó que McCarrick "supo defenderse muy hábilmente de las dudas levantadas sobre él", recordó que en su primera y explosiva carta Viganò acusó también a un lobby gay. "El hecho de que pueda haber en el Vaticano personas que practican y sostienen comportamientos contrarios a los valores del Evangelio en materia de sexualidad, no nos autoriza a generalizar y a declarar indignos y cómplices a tal y a tal otro, e incluso al mismo Santo Padre", indicó.
"Querido representante pontificio emérito, le digo francamente que acusar al papa Francisco de haber encubierto con conocimiento de causa a este presunto depredador sexual y, por consiguiente, de ser cómplice de la corrupción que hace estragos en la Iglesia hasta el punto de llegar a hacerle indigno de proseguir su reforma como primer pastor de la Iglesia, me resulta desde todo punto de vista increíble e inverosímil", siguió.
"Encuentro aberrante que se aproveche del escándalo de los abusos sexuales en Estados Unidos para infligir a la autoridad moral de su superior, el Sumo Pontífice, un golpe inaudito e inmerecido", agregó Ouellet, prelado de línea conservadora que se convirtió en el primero en salir a defender con vehemencia al Papa. "Querido representante pontificio emérito, le digo francamente que acusar al papa Francisco de haber encubierto con conocimiento de causa a este presunto depredador sexual y, por consiguiente, de ser cómplice de la corrupción que hace estragos en la Iglesia hasta el punto de llegar a hacerle indigno de proseguir su reforma como primer pastor de la Iglesia, me resulta desde todo punto de vista increíble e inverosímil", siguió.
"No alcanzo a comprender cómo ha podido dejarse convencer de esta monstruosa acusación, que no se sostiene. Francisco no ha tenido nada que ver con las promociones de McCarrick en Nueva York, Metuchen, Newark y Washington", indicó, aludiendo al hecho de que fueron designaciones que tuvieron lugar durante los pontificados anteriores. "Él lo destituyó de su dignidad de cardenal tan pronto como apareció una acusación creíble de abuso de menores", recordó, al subrayar como totalmente inverosímil que McCarrick haya sido un "supuesto gran consejero de su pontificado para los nombramientos en Estados Unidos", otra acusación del ex nuncio.
"Encuentro aberrante que se aproveche del escándalo de los abusos sexuales en Estados Unidos para infligir a la autoridad moral de su superior, el Sumo Pontífice, un golpe inaudito e inmerecido", agregó Ouellet, prelado de línea conservadora que se convirtió en el primero en salir a defender con vehemencia al Papa. " Tengo el privilegio de mantener largos encuentros con el papa Francisco cada semana para tratar los nombramientos de obispos y los problemas que afectan a su gobierno. Sé muy bien cómo trata a las personas y los problemas, con mucha caridad, misericordia, atención y seriedad, y usted mismo ha tenido experiencia de ello. Leer cómo termina su último mensaje, aparentemente muy espiritual, mofándose y arrojando dudas sobre su fe, me ha resultado verdaderamente sarcástico, incluso blasfemo", denunció.
Ouellet llamó a Viganò a recapacitar: "Cuánto desearía ayudarlo a volver a encontrar la comunión con aquel que es el garante visible de la comunión de la Iglesia católica", sostuvo. "Comprendo que algunas penas y decepciones hayan jalonado su camino al servicio de la Santa Sede, pero usted no puede terminar así su vida sacerdotal en una rebelión abierta y escandalosa, agravando la división y el desconcierto en el pueblo de Dios", agregó, al aludir a la frustración que todo el mundo sabe que sintió Viganò al regresar de Estados Unidos, cuando no obtuvo el soñado birrete cardenalicio, ni el departamento que quería en el Vaticano.
Finalmente, lo invitó a salir de su "clandestinidad", a arrepentirse de su rebeldía y a volver "a tener mejores sentimientos hacia el Santo Padre. "En respuesta a su ataque injusto e injustificado en los hechos, querido Viganò, concluyo por consiguiente que la acusación es un montaje político carente de fundamento real que pueda incriminar al Papa, y que hiere profundamente la comunión de la Iglesia. Quiera Dios que esta injusticia flagrante sea rápidamente reparada y que el Papa Francisco siga siendo reconocido por lo que es: un pastor insigne, un padre compasivo y firme, un carisma profético para la Iglesia y el mundo", concluyó.
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