Un candidato que no conoce muy bien ni su país ni su cultura
NUEVA YORK.- En 1980, alrededor de un 30 por ciento de los estadounidenses recibían algún tipo de beneficio del gobierno. Actualmente, como ha señalado Nicholas Eberstadt, del Instituto Norteamericano de la Empresa, esa cifra es del 49%.
En 1960, las transferencias del gobierno a los individuos totalizaba los 24.000 millones de dólares. Para el año 2010, el monto fue 100 veces mayor. Aunque se los ajuste por inflación, las transferencias en beneficios para los individuos crecieron más de 700% en los últimos 50 años. Y como señala Eberstadt, ese aumento del gasto se aceleró más durante los gobiernos republicanos que durante los demócratas.
Son datos fácticos que permiten extraer conclusiones sensatas. Podría decirse que el Estado benefactor está creciendo a un ritmo insostenible y que llevará al país a la bancarrota. También podría decirse que Estados Unidos gasta demasiado en la salud de los ancianos y demasiado poco en las familias jóvenes y en invertir para el futuro.
Pero no son ésos los argumentos sensatos que Romney destacó en un evento para recaudar fondos, grabado por la revista Mother Jones.
Romney, quien acusa a Obama de dividir a la nación, dividió en esa ocasión al país en dos grupos: los hacedores y los aprovechadores.
El ex gobernador dijo que el 47% del país "es gente que depende del gobierno, gente que se victimiza, que cree que el gobierno tiene la obligación de cuidarla, que se siente con derecho a exigir salud, alimentos, vivienda, lo que se les ocurra".
El comentario sugiere un par de cosas. Primero, que Romney no conoce muy bien el país en el que vive. ¿Quiénes son, según él, esos parásitos? ¿Se estará refiriendo al veterano de la guerra de Irak que acude a la Administración de Veteranos? ¿Será el estudiante que obtiene un préstamo para ir a la universidad? ¿O será el jubilado que se atiende en Medicare?
Sugiere también que Romney no sabe nada de la cultura norteamericana. Es cierto que el Estado benefactor se ha extendido, pero Estados Unidos sigue siendo una de las naciones más laboriosas de la Tierra: los estadounidenses trabajan más horas promedio que casi cualquier otro pueblo, y creen en el valor del trabajo más que ningún otro. El 92% dice que el trabajo es la llave del éxito, según una encuesta realizada por Pew en el año 2009.
Sugiere, además, que Romney sabe poco y nada de la cultura política de su país. Los estadounidenses no se convirtieron en adoradores de los gobiernos ubicuos. Por el contrario, la confianza en el gobierno cayó, y la cantidad de gente que piensa que el gasto público fomenta la movilidad social es cada vez menos.
Visión individualista
La gente que recibe una desmedida porción del gasto público no son los amantes del Estado benefactor. Son republicanos. Son ciudadanos mayores, varones, blancos, y tienen el secundario completo.
Como argumenta Bill Galston, de la Institución Brookings, quienes se beneficiaron con la explosión del gasto público son los trabajadores de clase media, y no tanto los pobres que dependen del Estado.
Los comentarios de Romney también revelan que ha perdido toda noción del pacto social. En 1987, durante el segundo mandato de Ronald Reagan, el 62% de los republicanos creía que el gobierno tiene la responsabilidad de ayudar a los que no pueden ayudarse a sí mismos. Actualmente, y según el Centro de Investigaciones Pew, sólo el 40% de los republicanos opina lo mismo.
El Partido Republicano, y al parecer también Mitt Romney, han dado un giro hacia una visión social mucho más hiperindividualista y atomizada. El país no puede confiarle al Partido Republicano la reforma del Estado de bienestar si ese partido no se compromete a proveer una red de contención social básica para todos aquellos que sufren inmerecidamente.
Finalmente, los comentarios de Romney sugieren que desconoce cómo funcionan la ambición y la motivación. La fórmula de Romney se resume así: la gente obligada a valerse por sí sola está motivada; la gente que recibe beneficios es dependiente.
Pero por supuesto que ningún padre de clase media se comporta como si eso fuera cierto. Los padres de clase media no se privan de beneficiar a sus hijos para que aprendan a luchar por sí solos. Por el contrario, los cubren de beneficios, para asegurarse de que obtengan mejores oportunidades.
Lenguaje de millonario
La gente esta motivada cuando se siente competente. Está motivada cuando tiene más oportunidades. La ambición se alimenta de posibilidades, y no de privaciones. Basta con echar una mirada a las regiones más pobres del planeta.
Es cierto que algunos programas del gobierno generan patrones de dependencia en algunas personas. En esa categoría, yo incluiría los pagos federales por incapacidad y el seguro de desempleo.
Pero como una descripción de los Estados Unidos de hoy, los comentarios de Romney son una fantasía de country club. Es lenguaje de millonarios satisfechos de sí mismos. Y viene a confirmar todas las facetas negativas de Romney que la gente ya conoce.
Traducción de Jaime Arrambide
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