Un canal de diálogo vital para el mundo
Nadie cree en un milagro ni en la conversión de Trump. Pero en el Vaticano ayer reinaba satisfacción después de este primer encuentro "muy bueno" entre los dos líderes.
Nadie duda de que este sirvió para romper el hielo entre Francisco, un referente moral del mundo, y el presidente de la única superpotencia, cuyas acciones y decisiones pueden determinar nuevos escenarios en esa "tercera guerra mundial en pedazos" que alarma al Papa.
Después del cara a cara, el Vaticano difundió un comunicado muy diplomático en el que destacó el "compromiso común en favor de la vida y de la libertad religiosa y de conciencia" del Vaticano y de los Estados Unidos y las "buenas relaciones bilaterales".
"Se ha manifestado el deseo de una colaboración serena entre el Estado y la Iglesia Católica en los Estados Unidos, comprometida en el servicio a la población en los campos de la salud, la educación y la asistencia a los inmigrantes", indicó, además, el texto de la Santa Sede, que confirmó que durante la visita también hubo una amplia agenda internacional.
"Las conversaciones también han permitido un intercambio de puntos de vista sobre algunos temas relacionados con la actualidad internacional y con la promoción de la paz en el mundo a través de la negociación política y el diálogo interreligioso, con especial referencia a la situación en Medio Oriente y a la tutela de las comunidades cristianas", informó.
Según analistas, el encuentro fue positivo para las dos partes, sobre todo después de los entredichos públicos entre los dos líderes, cuando Trump aún era candidato. En un mundo azotado por el terrorismo islámico, la persecución de los cristianos, la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial, la guerra que no acaba en Siria, el añejo conflicto palestino-israelí, la crisis en Venezuela, el cambio climático -temas que estuvieron en la agenda de Trump, tanto con el Papa como, luego, con su secretario de Estado, Pietro Parolin-, para el Vaticano resulta crucial tener, nuevamente, un canal abierto con la única superpotencia mundial.
Y para el jefe de la Casa Blanca, un personaje muy cuestionado tanto en su país como en el resto del mundo, es igual de importante haberse finalmente encontrado con un pontífice considerado hoy por muchos una autoridad moral mundial.
Según trascendió, durante su encuentro de 50 minutos con el cardenal Parolin, posterior a la reunión con el Papa, se habló de cambio climático. Y Parolin le pidió a Trump no abandonar el acuerdo de París sellado para contrarrestar esos efectos, firmado por su predecesor, Barack Obama.
Aunque mucha agua ha pasado debajo del puente y las cosas han cambiado drásticamente en el tablero internacional, ayer por la tarde en el Vaticano celebraban ese "buen diálogo" que, pese a todo, habían logrado tener dos líderes tan diferentes. El "Papa de los pobres" y el magnate que hace un par de días le vendió a Arabia Saudita miles de millones de dólares en armamento.
Pero la diplomacia se hace de a pasitos, artesanalmente. Y nada es blanco o negro para el papa Francisco, sino que hay matices. Lo recordó en víspera del encuentro del deshielo el padre jesuita Antonio Spadaro, director de la revista Civiltá Cattolica, que en un artículo destacó que "el Papa no es ideológico y no piensa en blanco y negro".
"Es muy realista", resaltó Spadaro en la revista de la Compañía de Jesús, y "sabe que la situación global del mundo en este momento es de seria crisis", por lo que es necesario escuchar, decir lo que uno piensa, sin prejuicios, como había advertido al volver de su viaje a Fátima.
Y así hizo ayer con el jefe del Salón Oval, con quien abrió un canal de comunicación, crucial para el Vaticano y para el resto del mundo.
Más leídas de El Mundo
Reabre el 7 de diciembre. Un video muestra cómo quedó el interior de la catedral de Notre Dame tras la restauración
Derrumbe. Es uno de los hombres más ricos del mundo y perdió 12.500 millones de dólares en un día por una trama de sobornos
Adelanto de sus memorias. Angela Merkel reveló el consejo que le dio el papa Francisco para lidiar con Trump