Un atentado low cost perpetrado por un lobo solitario
NIZA, Francia – El atentado low cost perpetrado por un lobo solitario en Niza, si bien todavía no fue reivindicado por ninguna organización islamista, corresponde al modus operandi que propicia el grupo jihadista Estado Islámico (EI) para provocar la mayor cantidad de víctimas con el menor despliegue logístico y la menor inversión posible.
El procurador de la sección antiterrorista del Tribunal de París, François Molins, que centralizará la investigación del ataque de Niza, explicó que la agresión contra un grupo de civiles y fuerzas del orden reunía todas las características para aplicar la figura de “terrorismo”. El magistrado, bien conocido por la prudencia de sus declaraciones, no dudó en utilizar el término “terrorista” en varias ocasiones.
Otra razón que permite caratular el caso de “terrorismo” es que, aunque la matanza masiva perpetrada el jueves por la noche en el Paseo de los Ingleses de Niza no fue reivindicada por ninguna organización, “coincide con el tipo de atentados que preconizan los videos y órganos de propaganda de los movimientos terroristas”, precisó.
Ese modus operandi fue definido por el llamado “ministro de atentados exteriores” del EI, Abu Mohammed al Adnani, en un largo mensaje grabado, difundido en septiembre de 2014 por Al Furqan, principal órgano de propaganda del grupo radical. En ese documento exhortaba a los “soldados del califato” a utilizar cualquier arma disponible.
“Si no pueden hacer explotar una bomba o disparar una bala, busquen la forma de aplastar el cráneo de un infiel con una piedra, mátelo a puñaladas, derríbenlo con un automóvil, arrójenlo desde un acantilado, estrangúlenlo o mátenlo con veneno”, instruyó. “No consulten con nadie y no busquen la fatwa de nadie”, agregó. “Que el infiel sea combatiente o civil carece de importancia. Los dos son enemigos y está permitido [derramar] su sangre”, concluyó.
Ese documento fue descargado por decenas de miles de internautas y compartido masivamente por las redes sociales.
Jeque Adnani, como lo llaman los combatientes del EI, es el responsable de supervisar las acciones terroristas en Occidente. Por ese motivo se lo considera como el verdadero cerebro de los atentados de París de 2015. Pero, además, está a cargo de un departamento especial especializado en motivar a los djihadistas aislados, es decir a quienes se radicalizan a través de internet y están dispuestos a convertirse en lobos solitarios, según el experto en cuestiones de seguridad Alain Bauer.
Esa estrategia fue experimentada en forma rudimentaria y con diverso éxito en una serie de ataques perpetrados contra dos soldados en Gran Bretaña, en varias ocasiones en Francia —incluyendo el reciente degüello de un matrimonio de policías—, así como en Orlando (Estados Unidos) y Montreal (Canadá).
Adnani, cuyo verdadero nombre sería Taha Subhi Falaha, nació en Siria hace 38 años y se calcula que desde 2013 controla las células terroristas y los lobos solitarios que están “dormidos” esperando la hora de pasar a la acción en Gran Bretaña, Alemania, Italia, Bélgica y Francia. Después de haber sido el verdadero cerebro de los ataques del 13 de noviembre en Francia, teorizó el terrorismo low cost que predica desde hace más de dos años.
Ese estratega es tan importante que desde mayo pasado figura en la lista norteamericana de Rewards for Justice (buscados por la justicia). Cualquier información que permita su captura será recompensada con 5 millones de dólares. Esa cifra representa la mitad de lo que ofrece por el número uno de la organización, Abu Bakr al Baghdadi.
El atentado de Niza —haya sido inspirado o no por ese organizador diabólico—, corresponde exactamente a su razonamiento: un hombre al volante de un camión alquilado causó casi tantas víctimas (84 por el momento) como el comando que en noviembre de 2015 atacó el Bataclan, donde murieron 90 personas más los tres terroristas. Con la diferencia que los ataques de París requirieron la movilización de unos 10 terroristas más un equipo de apoyo y un esfuerzo logístico considerable, que costó una pequeña fortuna.
Antes de lanzarse en su desenfrenada carrera de muerte por el Paseo de los Ingleses, el terrorista Mohamed Lahouaiej Bouhlel hizo los cursos necesarios para aprender a conducir un vehículo de transporte de más de 15 toneladas, pasó el examen y obtuvo la licencia necesaria para poder alquilar un vehículo de ese volumen.
Ese procedimiento constituye una versión devaluada —por decirlo de alguna manera— del método que utilizaron los terroristas que cometieron los atentados contra las torres gemelas de Nueva York en 2001 para entrenarse en el pilotaje de aviones.
El experto de origen argelino Mohammed Sifaoui, autor del libro ¿Por qué seduce el islamismo?, intuye que el cambio de estrategia que refleja ese modus operandi es una consecuencia directa del debilitamiento del EI en las posiciones que ocupa en Siria e Irak. El estado mayor djihadista sabe que, a mediano plazo, deberá capitular ante la intensificación de los bombardeos aéreos de la coalición occidental –a los cuales desde el año pasado se sumó Rusia– y de la ofensiva terrestre lanzada por las fuerzas iraquíes, las milicias iraníes y los combatientes kurdos.
Por eso es que un djihadista francés actualmente bloqueado en Turquía después de haber sido combatiente del EI envió un tweet exhortando a los simpatizantes del EI a “dejar de viajar a Siria para unirse al EI” y concentrarse en “atacar a Francia”, aseguró David Thomson, especialista en el terrorismo francés.
Al mismo tiempo, el EI decidió extender el terrorismo a escala planetaria, como demuestran los recientes atentados en Turquía, Arabia Saudita, Bangladesh e Indonesia.
El cambio estratégico que introdujo Adnani puede ser una carrera alucinada para disimular la debilidad de su movimiento, pero sus consecuencias pueden ser gravísimas y durar años. En esa guerra de nuevo tipo, un lobo solitario tiene el valor de un comando, cualquier objeto es un arma y todo occidental que camina es un blanco.
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