Un ataque desde Gaza y una declaración de guerra de Israel: ¿y ahora qué se viene?
El primer ministro Benjamín Netanyahu está siendo presionado para que lance una invasión a gran escala que los líderes israelíes han estado evitando escrupulosamente desde 2005.
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BERLÍN.- A 50 años del inicio de la Guerra de Yom Kipur de 1973, Israel fue nuevamente sorprendido por un ataque repentino, un escalofriante recordatorio de que la estabilidad de Medio Oriente sigue siendo un espejismo sangriento.
A diferencia de los enfrentamientos de los últimos tres años con las fuerzas palestinas de Gaza, este parece un conflicto a gran escala montado por Hamas y sus aliados, con diluvio de cohetes e incursiones en territorio israelí, y con ciudadanos israelíes muertos y capturados.
El impacto psicológico sobre los israelíes ha sido comparado con la conmoción que causó el 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. Así que cuando las fuerzas militares israelíes hayan podido repeler el ataque palestino inicial, llegará la pregunta de qué hacer a continuación. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, tiene pocas buenas opciones: ya declaró la guerra y está bajo presión para que su respuesta militar sea a gran escala. Dado que han muerto decenas de israelíes y muchos más han sido tomados prisioneros por Hamas, no se puede descartar que Israel decida invadir Gaza, y hasta impulse una reocupación temporaria del territorio, algo que los sucesivos gobiernos israelíes intentaron de evitar por todos los medios.
En su declaración de guerra, Netanyahu les dijo a los israelíes: “Combatiremos con un poderío y a una escala que el enemigo nunca ha visto” y agregó que los grupos palestinos pagarían muy cara su agresión.
Pero una guerra a gran escala podría tener consecuencias imprevistas. Es probable que deje cuantiosas bajas palestinas, tanto de civiles como de combatientes, y que eche por tierra los esfuerzos diplomáticos del presidente estadounidense, Joe Biden, y de Netanyahu para lograr el reconocimiento de Israel por parte de Arabia Saudita a cambio de garantías de defensa de Estados Unidos.
Hezbollah, el grupo militante apoyado por Irán que controla el sur del Líbano, también sufrirá presiones para que abra un segundo frente de batalla en el norte de Israel, como hizo en 2006 luego de la captura y el secuestro de un soldado israelí en Gaza. Irán, enemigo jurado de Israel, es un respaldo importante para Hamas y Hezbollah, a los que suministra armamento e inteligencia.
Al menos por un tiempo, el conflicto encolumnará a los israelíes detrás de su gobierno, ya que la oposición canceló sus manifestaciones previstas contra la reforma judicial promovida por Netanyahu y obedeció la convocatoria a reclutar reservistas. Netanyahu tendrá una “cobertura política total para hacer lo que quiera”, dice Natan Sachs, director del Centro de Política de Oriente Medio de la Brookings Institution.
Sin embargo, agrega Sachs, en el pasado Netanyahu rechazó los reclamos de enviar miles de tropas a Gaza para destruir a grupos armados palestinos como Hamas, por el costo de la operación y la pregunta inevitable de qué ocurriría al día siguiente.
“Pero el impacto psicológico para Israel es similar al 11 de septiembre”, dice Sachs. “Así que esta vez el cálculo de los costos puede ser muy diferente.”
La pregunta siempre será qué pasa el día después, dice Mark Heller, investigador del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Israel. Casi todos los años ha habido operaciones militares israelíes limitadas en los territorios ocupados, pero no solucionaron nada.
“Hay mucha presión para lanzar una incursión a gran escala para ‘terminar con Hamas’, pero no creo que solucione nada a largo plazo”, dice Heller.
Pero el exprimer ministro y exministro de Relaciones Exteriores sueco Carl Bildt dijo que un ataque a gran escala de Israel contra Gaza es casi inevitable, en particular si hay soldados israelíes que fueron tomados prisioneros. “Si Hamas tomó soldados y ciudadanos israelíes como prisioneros y los llevó a Gaza, es altamente probable que Israel responda con una operación a gran escala”, escribió en la red social X, exTwitter. “Otra guerra.”
Israel y Netanyahu han sido cautos a la hora de enviar fuerzas terrestres a Gaza. Incluso en 2002, cuando Ariel Sharon era primer ministro y las fuerzas israelíes aplastaron un levantamiento palestino en Cisjordania, el gobierno de Tel Aviv prefirió evitar el envío de una cantidad significativa de fuerzas extra a Gaza, donde en ese entonces había asentamientos israelíes.
Si bien Hamas no aclaró por qué decidió atacar en este momento, podría ser en respuesta a la intensificación de las relaciones entre Israel y el mundo árabe, en particular con Arabia Saudita, que presuntamente viene negociando un tratado de defensa con Estados Unidos a cambio de normalizar las relaciones con Israel, un acuerdo que podría dejar a la deriva a los palestinos.
Esa es la hipótesis de Amberin Zamar, analista de Al-Monitor, un sitio de noticias sobre Medio Oriente con sede en Washington. “La escala de la respuesta de Israel ante el ataque probablemente implique un retroceso de los intentos de Estados Unidos para lograr la normalización entre Arabia Saudita e Israel, si no es que directamente arruina por completo esos planes”, escribió Zamar en X.
Arabia Saudita nunca reconoció al Estado de Israel desde su fundación en 1948 y hasta ahora ha afirmado que no considerará normalizar las relaciones hasta que Israel se avenga a permitir la creación del Estado de Palestina.
Pero hace poco, hasta el gobernante de facto de Arabia Saudita, el príncipe Mohammed ben Salman, afirmó públicamente que era plausible algún tipo de acuerdo con Israel. El mes pasado, en una entrevista con Fox News, el príncipe dijo que “por primera vez” el tema de la normalización de las relaciones era “una posibilidad real”.
Todo eso ahora está en duda, y dependerá de cuánto tiempo dure el conflicto y de la cantidad de muertos y de heridos que deje.
Las ramificaciones de la guerra y sus consecuencias serán “de amplio alcance y tardarán mucho tiempo en manifestarse”, dice Sachs. Habrá comisiones de investigación de las fuerzas militares y de las agencias de inteligencia israelíes, “y el ámbito político tampoco escapará de las recriminaciones”.
Pero como señala Heller, primero está la guerra, “Y las guerras son algo que tiende a salirse de control”.
Por Steven Erlanger
Traducción de Jaime Arrambide
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