Schettino, un altivo comandante que se convirtió en "el capitán cobarde"
Tras el accidente es rotulado el "hombre más odiado de Italia"; su familia, no obstante, lo defiende a toda costa
ROMA.- La vida del comandante del Costa Concordia, Francesco Schettino, de 52 años, siempre estuvo dominada por el mar.
En la foto de su fan page de Facebook, foco de una "campaña de odio" tras el trágico accidente del viernes pasado, se lo puede ver con el saco blanco de capitán y el rostro bronceado. La imagen de la calma y la prestancia, y de un hombre que puede enseñar a miles de pasajeros de todo el mundo las bellezas del Mediterráneo, a bordo de una embarcación de impresionantes dimensiones como era la que él lideraba.
Sin embargo, tras los sucesos del viernes por la noche, por los que está bajo arresto domiciliario y enfrenta los cargos de homicidio culposo múltiple, naufragio y abandono de la nave, la imagen de Schettino dio un giro de 180° al punto de que ahora es rotulado el "hombre más odiado de Italia"
Schettino, que corre riesgo de pasar hasta 12 años en la cárcel, fue descripto como una persona "exuberante y creída" por uno de sus superiores, el comandante Mario Palombo, actualmente jubilado.
"Quiso hacer una broma, una payasada, una tontería; lo condenaría no una vez, sino diez", afirmó otro comandante italiano.
El "capitán cobarde", apodo que recibió luego del hundimiento, procede de una familia en la que, como él, casi todos están de algún modo relacionados con la marina.
Nació en la ciudad costera de Castellammare di Stabia, cerca de Nápoles, en el sur de Italia, y vive en un departamento en Meta di Sorrento, junto con su esposa Fabiola y su hija de 15 años.
En su juventud, asistió a un instituto náutico en la ciudad de Piano di Sorrento y comenzó a trabajar al servicio de la prestigiosa compañía de cruceros Costa Crociere , de Génova, a la que pertenecía el Costa Concordia -una de sus joyas- en el año 2002.
Previamente, había sido comandante de ferry. "Era como pasar de manejar un camión a un Ferrari", comenta uno de sus colegas al referirse al Costa Concordia, el gigante de mar, una nave sofisticada, altamente tecnológica, de diez pisos, capaz de navegar a 20 nudos (37 km/hora).
Su primera función fue como oficial responsable de seguridad. Paradójicamente, su actuación el pasado viernes en materia de seguridad a bordo y durante la evacuación es lo que hoy más cuestionan tanto los afectados como los investigadores del caso.
En 2006 fue promovido a comandante, cargo en el que se encontraba el viernes. Pero su ascendente carrera parece más que acabada.
Negativa
Las grabaciones de las conversaciones con la Guardia Costera divulgadas ayer por la prensa son desconcertantes y lo desacreditan. Estas revelan que Schettino no sólo se negó a regresar al lujoso barco para coordinar la evacuación como le correspondía por su cargo, sino que evitó, también, retomar el mando cuando le informaron que había cadáveres.
Por otra parte, y en otro golpe a su imagen, varios testimonios aseguran que, en el momento del accidente, él se encontraba de fiesta con varios amigos, tomando champagne y acompañado por turistas.
El cuestionado proceder que el capitán tuvo la noche del viernes contrasta notablemente con afirmaciones que él mismo ofreció en diciembre de 2010 al diario checo Dnes. En aquella ocasión, Schettino dijo que, cuando se encontraba al frente de un barco, él estaba "constantemente vigilante". Además, había afirmado: "Con una buena preparación estamos en condiciones de mantener cualquier situación bajo control".
Los resultados de la tragedia del viernes y los testimonios de cómo se desempeñó tanto durante como antes de del accidente muestran otra realidad.
Su familia, no obstante, lo defiende a toda costa. "Quieren acabar con una brillante carrera, mi hermano demostrará que no es responsable", afirmó su hermana Giulia.
Agencias AFP y DPA
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