Un affaire puede arruinar los planes de Evo de otra reelección
Antes del referéndum, la prensa reveló un escándalo que involucra a una amante acusada de tráfico de influencias
LA PAZ.- Un mes después de que Evo Morales desmintiera los rumores de que gastaba 200 dólares en cortes de pelo, una acusación más grave sacude a Bolivia, uno de los países más pobres de América, y conspira contras las chances del presidente boliviano de acceder a un cuarto mandato.
El periodista boliviano Carlos Valverde informó que en 2007, al año siguiente de asumir la presidencia, Morales, de 56 años, soltero y muy celoso de su vida personal, tuvo un hijo con Gabriela Zapata.
Valverde dijo que la relación no sería considerada escandalosa de no ser por las evidencias, que él dice tener, que indicarían que Zapata se benefició generosamente de sus vínculos con el presidente. Zapata es una alta ejecutiva de una empresa china a la que el Estado boliviano le ha adjudicado contratos por más de 500 millones de dólares. Y las fotos de la lujosa mansión de Zapata ya circulan por las redes sociales.
El escándalo se suscita en momentos difíciles para Morales, primer presidente indígena de su país. El domingo, los bolivianos votarán una reforma constitucional que le permitiría a Morales competir por un nuevo mandato en 2019. Sus seguidores lo consideran el líder transformador que empoderó a las comunidades indígenas, históricamente marginadas, y quien redujo drásticamente la pobreza y la brecha de la desigualdad. Sus críticos lo ven como un líder crecientemente autoritario que ha forzado al exilio a varios disidentes y ha usado el dinero público para cooptar rivales y recompensar adeptos.
Morales y su equipo guardaron silencio durante varios días sobre la supuesta relación con Zapata. Luego, el 5 de febrero, Morales admitió que él y Zapata empezaron a verse en 2005 y que tuvieron un hijo en 2007, que "desafortunadamente" murió poco después de nacer.
"Después de 2007, corté todo vínculo", dijo Morales, y agregó que no tenía idea de que Zapata había terminado trabajando para la empresa china CAMC Engineering Co. Sin embargo, la agencia boliviana de noticias ANF publicó una foto tomada el año pasado en la que Morales y Zapata, de 29 años, aparecen abrazados y sonrientes.
Morales reconoció entonces que la foto era verídica, pero insistió en su historia. "Recuerdo que una mujer de cara que me parecía familiar se me acercó para sacarse una foto durante el Carnaval, eso es verdad", dijo. "La cara me resultaba familiar, y cuando apareció la foto me dije: «Ah, creo que ésa es Gabriela»", señaló Morales.
Morales rechazó las acusaciones y dijo que son un manotazo de ahogado de la oposición. "La derecha, liderada por Estados Unidos, ha recurrido a una guerra sucia -dijo el lunes-. Como no tienen nada que ofrecer, libran una guerra sucia."
El lunes, Morales reveló que estaba considerando la expulsión del máximo diplomático norteamericano en La Paz, Peter Brennan, por haberle filtrado la explosiva información a Valverde. La embajada de Estados Unidos y el periodista rechazaron la acusación.
Aquí, en La Paz, son pocos los que parecen creerle a Morales. La cobertura de la prensa oscila entre el escepticismo y la burla.
Algunos bolivianos dicen que están dispuestos a hacer la vista gorda a las acusaciones de corrupción porque dan por sentado que todos los políticos son corruptos y ven en Morales un defensor de los pobres. Pero otros, incluidos algunos que lo votaron convencidos en el pasado, dicen que su falta de honestidad frente a este escándalo es una de las razones por las que no apoyarán la reforma que le permitiría quedarse en el poder hasta 2025.
Si este último sentimiento prevalece, la asediada democracia boliviana tal vez reciba el impulso que tanto necesita.
The New York Times
Traducción de Jaime Arrambide
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