Mientras el Kremlin avanza lentamente en el este, Kiev reclama más respaldo de naciones aliadas y Occidente estudia nuevas sanciones contra Moscú; las consecuencias de la invasión
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Cuando la invasión de Rusia a Ucrania cumple ya cuatro meses, Moscú continúa sus bombardeos en diferentes ciudades ucranianas, incluyendo su capital, mientras que Ucrania sigue resistiendo.
El número de refugiados y de muertes tanto civiles como militares se hace cada vez mayor, pero Rusia no retrocede y asegura que no abandonará Ucrania hasta que logre “liberarla”.
Este lunes, el presidente Volodymyr Zelensky se dirigió a los líderes del G7 (Grupo de los Siete) -una organización que incluye a las siete naciones más ricas del mundo: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido- y que se celebra esta semana en el castillo de Elmau, en la localidad alemana de Kruen, en el sur del país.
Repitió su deseo de que Occidente envíe a Ucrania más armas pesadas y equipos de defensa aérea para resistir los continuos ataques con misiles de Rusia.
Pero justo antes del discurso del presidente ucraniano, se activaron varias alertas de ataques aéreos a su país.
La región de Kiev fue nuevamente uno de los objetivos junto con algunas partes del norte y oeste del país.
El domingo, tras un bombardeo a un bloque de apartamentos en la capital, una persona murió y otras seis resultaron heridas.
Y este lunes un misil cayó en un centro comercial en la ciudad de Kremenchuk, en el centro norte de Ucrania, un ataque que ha sido calificado como un crimen de guerra por el mandatario regional Dmytro Lunin.
Según Zelensky, 1.000 personas se encontraban en el centro comercial al momento del ataque.
En este artículo te damos 4 claves para entender qué está pasando en la guerra entre Rusia y Ucrania.
1. En el terreno: la lucha por el este
Desde que sus planes iniciales de invadir todo el país fracasaron, Moscú se ha centrado en capturar el Donbás.
Se trata de un área oriental ucraniana que está compuesta por dos regiones: Donetsk y Luhansk.
Tomar alguna de ellas le permitiría al presidente ruso, Vladimir Putin, presentarle a su pueblo un logro, algo que necesita tras los fracasos que sufrió al principio de la invasión.
Con el pasar de los días, Rusia continúa ganando terreno y avanzando, aunque lentamente.
Este sábado, las fuerzas rusas ocuparon por completo Severodonetsk, una ciudad que alguna vez fue el hogar de más de 100.000 personas y ahora ha quedado reducida a escombros, después de semanas de lucha para controlarla.
En su discurso del sábado por la noche después de que Moscú confirmara la caída de Severodonetsk a manos rusas, Zelensky admitió que era un día difícil, “moral y emocionalmente” para su país.
Representa la pérdida de la ciudad más grande que aún controlaba Ucrania en la región de Luhansk y acerca al Kremlin un poco más a su objetivo de capturar toda la región.
Aunque este escenario es cada vez más probable, no está garantizado. Rusia aún debe ganar el control de la vecina ciudad de Lysychansk, lo cual no será fácil.
Tanto Lysychansk como Severodonetsk se asientan sobre el río Siversky Donets, que atraviesa el Donbás y ha sido escenario de batallas que han resultado muy costosas al ejército ruso.
Los soldados enviados por Putin intentaron cruzar este río hace un mes y durante esta operación fallida Rusia perdió todo un grupo táctico del batallón. Los ucranianos aniquilaron a cientos de hombres y decenas de vehículos blindados que intentaban llegar al otro lado del río.
Todos los puentes entre Severodonetsk y Lysychansk han sido destruidos y ahora el río se ha convertido en una importante barrera natural para cualquier avance ruso.
¿Seguirá Rusia intentando capturar el Donbás para obligar a Ucrania a aceptar un alto en el que ceda las regiones de Luhansk y Donetsk? Muy probablemente, según analistas.
Pero es casi seguro que Kiev no aceptaría tal propuesta: ha dicho en el pasado que no está dispuesta a ceder “ni un centímetro” de su territorio.
2. Más cerca de la UE
Putin ha expresado en el pasado que considera a los rusos y los ucranianos como “un solo pueblo, un todo único”. Ve a Ucrania como un territorio que, históricamente, ha pertenecido y pertenece a Rusia.
Su invasión es ampliamente vista como su intento de obligar a Kiev a regresar a la órbita de Moscú.
Pero ha logrado lo contrario, acercando cada vez más a los ucranianos a Europa.
La semana pasada, Bruselas le otorgó a Ucrania el estatus de candidato a la Unión Europea (UE), una decisión que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, calificó de “histórica”.
El Kremlin ya estaba esperando el anuncio y le restó importancia. Putin afirmó que no tenía “nada en contra” de la posible membresía de Ucrania en la UE.
El estatus de candidato es el primer paso oficial hacia la adhesión a la UE, un proceso que puede llevar muchos años. El estatus no garantiza que logre unirse plenamente al club algún día.
Pero, según analistas, el nuevo estatus de Ucrania le envía un fuerte mensaje a Moscú: ni Kiev ni Bruselas aceptan la visión de Putin de establecer un nuevo orden europeo.
3. Renovada presión internacional
En una declaración conjunta, los líderes del G7 le hicieron este lunes un llamado “urgente” a Rusia para que cese sus ataques a la infraestructura agrícola y de transporte y permita el libre paso de productos agrícolas desde los puertos ucranianos en el mar Negro.
Como resultado del bloqueo de Rusia al grano ucraniano, del que dependen millones de personas en África y Medio Oriente, se está desatando progresivamente una crisis alimentaria mundial.
Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas, más de 345 millones de personas en todo el mundo se enfrentan a “niveles agudos de inseguridad alimentaria” a medida que la guerra en Ucrania se acerca a su quinto mes.
La guerra en curso, combinada con el aumento de los precios mundiales del combustible y las consecuencias de la pandemia de covid, han aumentado significativamente la amenaza inminente de hambruna en todo el mundo.
La inflación también está afectando fuertemente a las mayores economías europeas, pero los líderes del G7 siguen mostrando una unidad que parece inquebrantable en rechazo a la invasión rusa.
“Vale la pena pagar el precio de la libertad”, aseguró este lunes Boris Johnson cuando un periodista le preguntó sobre el costo de ayudar a defender Ucrania.
El líder argumentó que dejar que Rusia “se salga con la suya” invadiendo su vecino occidental tendría consecuencias “escalofriantes” y conduciría a más inestabilidad.
De igual forma, comparó el conflicto con la derrota de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial; señaló que aquella guerra había sido “muy costosa” pero que brindó “estabilidad a largo plazo”.
Los líderes del G7 en Alemania han estado examinando qué nuevas sanciones podrían imponerle a Rusia para intentar detener la máquina de guerra del presidente ruso Vladimir Putin.
El corresponsal diplomático de la BBC, James Landale, explica que el objetivo de un nuevo paquete de sanciones sería mostrarle a Putin la determinación de Occidente.
Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y Japón anunciaron el domingo que prohibirían las importaciones de oro ruso para afectar la capacidad de Moscú para financiar su guerra en Ucrania.
El presidente de EE.UU., Joe Biden, sugirió que Alemania, Francia e Italia, también se unirían a la medida.
Washington también anunció nuevas sanciones contra el sector de defensa de Rusia y los líderes del G7 acordaron que el dinero recaudado de los elevados aranceles que han sido impuestos a las exportaciones rusas deberían enviarse como ayuda a Ucrania.
4. El efecto de las sanciones
A principios de esta semana, surgieron reportes de que Rusia dejó de pagar una deuda por primera vez desde 1998, tras incumplir un plazo clave.
El Kremlin informó que contaba con el dinero para hacer un pago de US$100 millones de dólares, pero las sanciones imposibilitaron que llegara a su destino a tiempo.
Hasta la fecha, EE.UU., la Unión Europea, Reino Unido y otros países han sancionado a más de 1000 personas y empresas rusas.
Como consecuencia de las sanciones que ya se han impuesto, se espera que el país sufra una profunda recesión y se contraiga un 10% en 2022.
Aunque los estantes de los supermercados en Moscú todavía están bastante llenos, de acuerdo a los reportes del editor de BBC Rusia, Steve Rosenberg, algunos artículos importados ya no están disponibles.
Asimismo un gran número de empresas occidentales han cerrado total o parcialmente sus negocios en el país, como Nike, McDonald’s, Nestlé, Visa, Mastercard, Sony, Netflix y muchas otras.
Además, el país registró una inflación anual de 17,1% en mayo y la venta de autos cayó un 83,5% durante el mismo mes.
Las sanciones internacionales habrían causado el colapso económico si hubieran surgido de la nada, según le dijo a la BBC Chris Weafer de la consultora Macro Advisory en Moscú.
Pero debido a que Rusia ha experimentado sanciones desde que invadió Crimea en 2014, ha sido capaz de hacer algunos ajustes para amortiguar el daño, de acuerdo con el experto.
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