Ucrania encuentra una oportunidad para impulsar su contraofensiva en el momento en que más la necesitaba
Los especialistas sostienen que las fuerzas rusas asimilaron sus errores del año pasado y presentan mucho mejor batalla al defender las posiciones conquistadas
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PARÍS.- Incluso Volodimir Zelensky lo reconoce: la contraofensiva militar de Kiev, iniciada el 4 de junio con incursiones en los frentes del sur y del este de Ucrania, experimenta progresos “más lentos de lo deseado”, aunque el presidente ucraniano insistió en que no arriesgará inútilmente la vida de sus soldados para satisfacer las expectativas internacionales.
La situación podría cambiar, sin embargo, en beneficio de Kiev, tras el intento de putsch lanzado en las últimas horas por Yevgeni Prigozhin, jefe de las milicias Wagner, contra el Estado Mayor ruso.
Si bien aún es demasiado temprano para evaluar el impacto real de esa rebelión sobre la contraofensiva, las líneas rusas desplegadas en el frente podrían verse afectadas ante la necesidad eventual de una rearticulación de fuerzas.
“Es obvio que la sorpresa y la confusión son peligrosas en un campo de batalla, y la rebelión de Prigozhin agrega incógnitas a la situación actual. Pero, por el momento, si bien la prudencia es obligatoria, también es seguro que la presión aumentará sobre las operaciones rusas. Si Moscú se hallara ante la necesidad de reorganizar el despliegue de sus tropas en la línea de frente, concederá una ventaja inmediata a los ucranianos”, analiza el general francés Nicolas Richou, excomandante de la 7ª. brigada blindada, exagregado defensa en Berlín e historiador.
En medio del desorden, las fuerzas rusas también deben haber perdido capacidad de tomar la iniciativa. Dentro del Estado Mayor ruso, sus responsables estarán seguramente ocupados en otra cosa durante los próximos días. Con su acostumbrada mordacidad, los servicios ucranianos de comunicación publicaron en las redes sociales una foto donde aparecen todos sus jefes militares reunidos en armonía, acompañada de un breve texto: “We are watching…” (Estamos mirando).
Esta ventana de oportunidad llega en un momento en que Ucrania lo necesitaba. “Ciertas personas piensan que estamos en un filme hollywoodense y esperan resultados inmediatos. Pero no es así”, había dicho Zelensky en una entrevista publicada el miércoles 21 en el sitio de la cadena británica BBC.
Si bien los primeros días de esa contraofensiva permitieron al ejército de Kiev recuperar un puñado de ciudades y alrededor de unos 100 kilómetros cuadrados de territorio, la progresión parece haberse detenido desde entonces: los ucranianos habrían reconquistado apenas 15 kilómetros cuadrados suplementarios, según algunos expertos militares.
“Kiev se encuentran frente a un muro de fortificaciones rusas. Sus tropas buscan una puerta que les permita pasar, pero aún no la encontraron”, afirma el coronel francés Peer de Jong, aclarando no obstante que “es difícil tener una visión clara de lo que sucede en el terreno”.
Los comentarios de Zelensky coincidieron con los de Vladimir Putin a la televisión rusa, según los cuales la contraofensiva ucraniana “parece haber perdido intensidad”.
“Eso se debe a que el enemigo está sufriendo serias pérdidas, tanto en hombres como en equipamiento”, dijo ante las cámaras. El autócrata ruso agregó que esa contraofensiva “no tiene ninguna posibilidad de tener éxito”. Y dijo además, en tono sarcástico, que los tanques de combate “Léopard, los blindados franceses y los tanques estadounidenses se queman” como hojas de papel, dando cifras exuberantes de las pérdidas ucranianas.
Según el sitio Oryx, que lleva la cuenta de las pérdidas parciales de ambos beligerantes sobre la base de pruebas visuales, el ejército ucraniano perdió 155 aparatos desde el 1° de junio (vehículos, aeronaves y piezas de artillería). Entre ellos, 24 tanques de combate. Por su parte Rusia deplora 139 pérdidas, 32 de las cuales son tanques.
El dispositivo defensivo instalado por Moscú a lo largo de los 2000 kilómetros de frente y de fronteras entre Ucrania, Rusia y Bielorrusia fue considerablemente reforzado en los últimos meses. Los rusos fortificaron sus posiciones sobre unos 30 kilómetros de profundidad, mediante una sucesión de tres a seis líneas de defensa plagadas de trincheras, bunkers, campos de minas, dientes de dragón, etc.
“Rusia ha instalado uno de los mayores sistemas defensivos de Europa después de la Segunda Guerra Mundial”, anota el think tank norteamericano Center for Strategic and International Studies en un informe del 6 de junio.
“La liberación de cuatro o cinco pequeñas ciudades no es para nada lo que esperábamos”, reconoce Nikolai Mitrokhine, investigador en la universidad de Bremen, Alemania. A su juicio, “las tácticas escogidas por el ejército ucraniano resultaron infructuosas”.
“Los intentos de atravesar los campos de minas y las fortificaciones primarias, es decir los bastiones situados en las franjas forestales, utilizando columnas de tanques fracasó porque las tropas rusas se habían preparado”, explica el historiador.
A juicio de los especialistas, el plan estratégico ucraniano es claro: utilizar el reconocimiento de combate para hallar el punto débil, pasar al menos una o dos líneas de defensa, alcanzar la línea principal habiendo identificado la perspectiva de una penetración, y enviar entonces fuerzas más importantes.
Táctica tradicional
“Hubo intentos para atacar en al menos una docena de sitios, pero todas se toparon con la segunda línea de defensa, donde se producen actualmente los combates. En pocos días, el ejército ucraniano se vio obligado a volver a una táctica más tradicional, en la cual los blindados livianos atraviesan los campos para desembarcar grupos de asalto cerca de la franja forestal con más o menos éxito”, agrega Mitrokhine.
Entre esas dificultades, las fuerzas ucranianas se están enfrentando con los rusos alrededor de Kreminna, en el este de la región de Luhansk, y en el bosque de Serebryansky, al norte de Bakhmut, en la región de Donetsk. Hanna Maliar, viceministra de Defensa ucraniana, afirmó que su país está luchado contra “una ofensiva a gran escala de tropas rusas en dirección de Lyman y de Bakhmut”.
“Cerca de Bakhmut, la situación no ha cambiado. Numerosos enfrentamientos se producen a diario. La línea es estable. En el este, nuestras tropas mantienen firmemente sus posiciones, rechazando constantes ataques enemigos e infligiendo un máximo de pérdidas al ocupante”, precisó.
Pero los ataques dirigidos por Moscú, en momentos en que Ucrania trata de progresar hacia el sur, han forzado a los generales ucranianos a desviar tropas para llenar esos huecos, según fuentes militares occidentales. Para algunos especialistas, los rusos dan pruebas de un savoir-faire táctico que no tiene nada que ver con los torpes errores de 2022, cuando fueron incapaces de tomar Kiev, se hicieron echar de la región de Kharkiv y tuvieron que evacuar la orilla derecha del río Dniéper. La aviación rusa, que hasta ahora había jugado un papel muy secundario en relación a la artillería, es en estos momentos una seria preocupación para las tropas de asalto ucranianas, que carecen de protección antiaérea adecuada.
“Ucrania no tiene suficientes sistemas antiaéreos móviles. Tiene menos blindados y menos aviones operacionales frente a defensas mucho más potentes y a un ejército ruso que mejoró considerablemente en los últimos meses”, constata la analista militar Patricia Marins, en una nota publicada en Twitter.
“Los rusos utilizan ahora eficaces helicópteros, municiones merodeadoras (también llamadas drones suicidas o drones kamikazes) como contrabaterías, aceleran la reparación de los blindados y usan la interferencia electrónica en todo el frente, así como bombas planeadoras guiadas. Estamos ante otro ejército”, constata el general Vincent Desportes, exdirector de la Escuela de Guerra francesa.
Los militares occidentales afirman, sin embargo, tener “plena confianza” en las capacidades ucranianas para reconquistar su territorio, aunque muchos dudan de que puedan recuperarlo en su totalidad. “Por el momento eso parece fuera de alcance”, asegura una fuente militar francesa.
El Estado Mayor ucraniano asegura que, por el momento, solo una pequeña parte de sus tropas de asalto ha entrado en acción. “El ritmo más lento de lo previsto de la contraofensiva ucraniana no es representativo de su potencial”, advierte por su parte el think tank norteamericano Institute for the Study of War en una nota publicada el 22 de junio. Y agrega que “a pesar de los reveses iniciales, las fuerzas ucranianas están estableciendo probablemente las condiciones de un futuro esfuerzo principal”.
También Putin reconoció en sus recientes declaraciones, que Ucrania “aún no está exhausta”. “Tiene reservas que el enemigo estudia dónde y cuándo utilizar”, dijo.
Mucho más radical, el jefe de los mercenarios de Wagner, Evgueni Prigozhin, cuyas fuerzas lideraron durante meses los asaltos en el este de Ucrania —incluido Bakhmut—, aseguró el viernes al lanzar su intento de putsch contra el establishment militar ruso, que sus responsables “están engañado a los rusos, que grandes extensiones de territorio fueron entregadas al enemigo, que son responsables del ‘genocidio’ de sus propias tropas” y que, en resumen, están perdiendo la guerra.
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