Turismo faraónico: el día en que la momia de Ramsés II viajó con su propio pasaporte
Algunas exigencias burocráticas del mundo moderno dan lugar a los hechos más insólitos. Hacia fines de la década del 1970, sin excepción ni prerrogativas, cualquier persona, viva o fallecida, que tuviera que ingresar a Francia debía contar con un pasaporte. Para cumplir con ese requisito, el gobierno de Egipto debió tramitar un pasaporte para que la momia de Ramsés II pudiera ser restaurada en ese país europeo.
Conocido como Ramsés el Grande, Ramsés II es considerado como el faraón más célebre y poderoso del Imperio Nuevo de Egipto. Sus sucesores, historiadores y el pueblo egipcio lo llamaron el Gran Ancestro.
A su muerte, Ramsés II fue enterrado en el Valle de los Reyes, en las cercanías de Luxor. Más tarde, sus restos fueron trasladados a un escondite real. Descubierta en 1881, la momia del faraón se exhibe en el Museo de Antigüedades Egipcias de El Cairo.
Abocado al estudio de los restos de Ramsés II, el doctor francés Maurice Bucaille alertó en 1975 sobre un peligro inminente: el estado de conservación de la momia estaba bajo la amenaza de hongos. Según el especialista, para evitar la descomposición total había que someterla a un tratamiento urgente.
El tratamiento señalado por Bucaille debía hacerse en su país natal, que en ese momento tenía a Valéry Giscard d'Estaing como presidente. Por su estricta indicación de que el ingreso al territorio francés debía hacerse con pasaporte obligatorio, el gobierno de Egipto debió emitir la documentación para Ramsés II.
En la ilustración de un diseñador de Heritage Daily, que recorrió el mundo por su originalidad y cuota de humor, el singular pasaporte describe la ocupación del faraón como "Rey (muerto)" y fija la la fecha de nacimiento en el año 1303 antes de Cristo.
Como publicó The New York Times, la momia del líder que reinó en el Antiguo Egipto durante 67 años fue recibida con honores en el aeropuerto parisino de Le Bourget. Luego, fue llevada al Museo Etnológico de París para su inspección. Allí estuvo a cargo de un equipo dirigido por el profesor Pierre-Fernand Ceccaldi, el jefe forense del Laboratorio de Identificación Criminal de París.
Durante los exámenes al cuerpo momificado, Cecaldi notó que el cabello estaba sorprendentemente conservado y revelaba datos complementarios: Ramsés II había sido una persona de piel clara y tenía pelo pelirrojo ondulado. Asimismo, el trabajo de los científicos también recogió evidencia de heridas previas, fracturas y artritis que habrían dejado al faraón con la espalda encorvada durante sus últimos años de su vida.
En 2007 se descubrió que, durante el trabajo de preservación de 1976, se habían robado pequeños mechones del cabello del faraón. Un ciudadano francés llamado Jean-Michel Diebolt aseguró que había heredado los fragmentos tras la muerte de su padre, uno de los investigadores que analizaron la momia. Tras intentar vender los restos en una subasta online, Diebolt fue detenido por las autoridades francesas.
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