"Tu nombre es mi recuerdo": la ley chilena que permite registrar bebés muertos antes de nacer
"Estamos dando un paso adelante hacia una sociedad más humana", dijo el presidente de Chile , Sebastián Piñera , al firmar una novedosa ley que reconoce el derecho a registrar con nombre y apellido a los bebés fallecidos antes de nacer, sin importar el tiempo de gestación, e incluso autoriza su sepultura.
A un mes de su promulgación, la legislación que tiene el lema "Tu nombre es mi recuerdo", sacó a la luz numerosas historias que llevaron su creación.
Diana Contreras, fundadora de "Ángel de luz", una de las ONG que impulsó el proyecto desde 2015, estimó en alrededor de 2000 el número de embarazos por año que no llegan a término en Chile. "Esta ley va a ayudar a los padres que así lo deseen a cerrar el ciclo de duelo gestacional", dijo Contreras en diálogo telefónico con LA NACION.
Una experiencia personal marcó a Contreras en 2014 para crear la ONG que hoy conduce, e impulsar la llamada Ley de Mortinatos (muertos antes de nacer). "El corazón de mi bebé dejó de latir a los siete meses de embarazo. Di a luz sola en la camilla de un hospital. No dejaron entrar a nadie y mi hijo fue llevado como si su vida fuese nada. Después pude ver a mi hijo Gabriel en pésimas condiciones, en un frasco", contó.
"Fue entonces que en memoria de mi propio dolor me puse a luchar por los derechos de los no nacidos", agregó.
Contreras aclaró también que esta ley no entra en conflicto con la legislación que permite el aborto en Chile, aprobada en 2017 para los casos en que está en riesgo la vida de la madre, inviabilidad fetal o violación.
"Esta ley tiene un carácter estrictamente simbólico. No considera como persona al mortinato a los efectos del derecho civil. Es un derecho que se concede a los padres, no al bebé", explicó.
Chile es el segundo país de la región que aprobó una legislación de este tipo, luego de Paraguay (2017). Y ya existen normas similares en Alemania (2013) y Austria (2013).
La subsecretaria de Derechos Humanos, Lorena Recabarren, explicó a LA NACION que el objetivo de la norma es "darle humanidad y dignidad" al proceso de duelo de quienes perdieron un embarazo, "permitiendo a los padres que así lo quieran puedan individualizar a sus hijos nacidos muertos y nombrarlos a los efectos de su sepultura, y no tener que hacerlo con una lápida que diga NN".
Bastante antes que en Chile, en 2014 la ONG argentina "Era en abril" impulsó un proyecto que luego fue presentado por la diputada kirchnerista de Río Negro María Emilia Soria. Aunque fue aprobado por la Comisión de Legislación General, nunca fue puesto en agenda por la Comisión de Salud.
"El proyecto de Chile y el de Paraguay fueron tomados del que impulsamos en la Argentina. En marzo de 2018 volvimos a presentar el proyecto y esperamos que esta vez lo trate aquí la Comisión de Salud", explicó a LA NACION Jessica Ruidiaz, fundadora de "Era en abril". "La iniciativa tiene tres ejes: la opción de ponerle nombre a los bebés fallecidos antes de nacer, el registro de todas las muertes intrauterinas para fines estadísticos, y la entrega del cuerpo a los padres que así lo deseen, sin importar la edad gestacional", comentó Ruidiaz.
La fundadora de "Era en abril" perdió hace 13 años a su hija Sofía, que tenía dos meses de vida, y a partir de allí comenzó a interiorizarse también sobre la problemática de quienes pierden un embarazo. "El camino que recorremos los padres con muertes perinatales -antes o poco después del parto- es muy duro. Es un dolor tan grande que no queremos que ningún otro padre que tenga que atravesar esta situación se sienta desamparado. Ese es el objetivo del proyecto", concluyó.
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