Tsunamis y erupciones: descubren hechos cruciales sobre una de las catástrofes más desastrosas de la humanidad
La erupción volcánica de Santorini sacudió al Mediterráneo como si hubieran arrojado miles de bombas atómicas y provocó una ola gigante que cambió para siempre la Edad del Bronce
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Un cataclismo es un desastre natural de enormes proporciones cuyas consecuencias afectan a una parte del planeta Tierra y eso fue lo que ocurrió con la erupción del volcán Santorini que sacudió al Mediterráneo hace 3600 años.
Ahora, uno de los mayores desastres volcánicos que acabó con la vida de miles de personas aporta nuevos datos, tras el análisis de una “cápsula del tiempo” por parte de un equipo internacional de investigadores que halló evidencia de un tsunami destructivo tras la erupción de Thera (la actual Santorini), una isla volcánica en el mar Egeo, ocurrido unos 1600 antes de Cristo (a.C).
La erupción de Thera fue uno de los eventos naturales más destructivos en la historia de la humanidad, solo comparado con la detonación de millones de bombas atómicas como las arrojadas en Hiroshima, de acuerdo con una publicación de la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences citada por National Geographic.
Aun cuando no existen relatos escritos de la erupción y del tsunami, los investigadores trabajan por definir el impacto que tuvo en la vida de las civilizaciones del Mediterráneo en ese momento, sobre todo para los minoicos, una poderosa potencia marítima que entró en declive aproximadamente al mismo tiempo del cataclismo, en el siglo XV a.C.
Desenterrando un tsunami
La investigación se desarrolla en el sitio arqueológico de Çesme-Bağlararası, ubicado en la costa egea de Turquía y a más de 100 millas al noreste de Santorini, en un barrio residencial a solo doscientos metros de la playa. Todo comenzó en 2002 cuando se encontró cerámica antigua durante la construcción de un edificio.
El arqueólogo Vasıf Şahoğlu, de la Universidad Ankara de Turquía, ha dirigido excavaciones en el sitio, pero a diferencia de los edificios bien conservados descubiertos anteriormente, se topó con un caos: fortificaciones derrumbadas, capas de ceniza y mezcolanzas de cerámica, huesos y conchas marinas.
Fue así que pidió la colaboración de Beverly Goodman-Tchernov, profesora de geociencias marinas en la Universidad de Haifa de Israel y exploradora de National Geographic, con experiencia en la identificación arqueológica de tsunamis.
Los rastros de tsunamis antiguos son difíciles de identificar: edificios derrumbados e incendios pueden ser el resultado de terremotos, inundaciones o tormentas, no de tsunamis, pero incluso si así fuera, la evidencia puede desvanecerse rápidamente con el tiempo.
En cambio, los impactos del cataclismo provocado por la erupción de Thera se pueden ver a lo lejos, en las capas de hielo de Groenlandia y en los pinos erizados de California, aclaran los investigadores.
En cuanto al tsunami que se desató a través del mar Egeo luego de la erupción, hasta ahora se han identificado seis sitios físicos con evidencia, pero ninguno con la complejidad que presenta el yacimiento de Çesme-Bağlararası.
“Los tsunamis son eventos predominantemente erosivos, no eventos de depósito, ¡de ahí la emoción cuando los encontramos!”, cuenta el profesor de geología y oceanografía en la Universidad de Hawaii, Floyd McCoy, a National Geographic.
Para el experto esta investigación es “una contribución real no solo a la investigación de los depósitos de tsunamis, sino a su significado e interpretación, especialmente en relación con la erupción de Thera”.
Los indicios de un tsunami pasado suelen ser difusos, pero en Çeşme-Bağlararası, por ejemplo, se encontraron evidencias contundentes: fragmentos de mariscos provenientes del océano encajados contra las paredes derrumbadas de los edificios.
“Es raro que me sienta realmente confiado en la interpretación de tsunamis, especialmente en un ambiente árido, porque simplemente no tienes muchas cosas con las que trabajar”, dice Jessica Pilarczyk , catedrática de investigación de Canadá en Ciencias Naturales. “Pero en este caso hay una gran evidencia”, agrega.
Un cataclismo con miles de víctimas y pocos huesos
Se cree que la erupción y el posterior tsunami de Thera acabó con la vida de 35.000 personas, cifra similar a la provocada por el tsunami del Krakatoa.
Pero hasta ahora, solo un individuo ha sido identificado como posible víctima de Thera. Sus restos fueron hallados bajo los escombros en el archipiélago de Santorini durante investigaciones a fines del siglo XIX.
Por eso, existen varias teorías sobre la falta de restos humanos. Primero, quizá erupciones anteriores más pequeñas hayan alertado a la gente a huir del área antes de que ocurriera la erupción cataclísmica; otra hipótesis es que las víctimas fueron incineradas por gases sobrecalentados, o perecieron principalmente en el mar, o fueron enterradas en fosas comunes que aún no se han identificado.
Goodman-Tchernov cree que al igual que los investigadores fueron incapaces de reconocer los depósitos de tsunamis en el pasado, también pueden haber descubierto víctimas del desastre de Thera sin haber podido establecer una conexión.
“Es muy posible que otras víctimas ya hayan sido descubiertas pero no necesariamente identificadas porque están asociadas con efectos secundarios o terciarios en la periferia de la erupción”, afirmó.
La primera víctima del evento hallada en Çesme-Bağlararası se detectó a partir de la aparición de los restos óseos de un hombre joven y sano con signos de un traumatismo contundente, quien fue hallado boca abajo entre los escombros del depósito del tsunami, muy cerca de los restos de un perro aplastado por una puerta.
Olas de terror
Al menos cuatro oleadas de tsunamis gigantescos tocaron tierra en Çesme-Bağlararası en el transcurso de unos pocos días, creen los investigadores. McCoy sostiene que hubo cuatro fases en la erupción de Thera, pero no sabe qué fase de erupción desencadenó el tsunami.
“Esa pregunta continúa, esto puede estar diciéndonos que dos, tres o cuatro de esas fases podrían haber sido generadores de tsunamis efectivos, porque parece que podría haber habido varios eventos de olas individuales”, sostiene McCoy.
A medida que las aguas retrocedían entre los impactos de los tsunamis, parece que los residentes sobrevivientes aprovecharon la oportunidad para excavar en el caos en busca de víctimas y materiales de construcción. Esto evidencia preocupación por un entierro adecuado después del desastre, posiblemente en fosas comunes para reducir las enfermedades posteriores.
Las fechas del radiocarbono
La erupción de Thera se ha asignado a un período de tiempo conocido como IA tardío minoica, que está asociado con la dinastía XVIII de Egipto cerca del 1500 a. C.
Pero las fechas de radiocarbono de la madera encontradas en capas de ceniza en Akrotiri se remontan a mediados del siglo XVII a. C., una diferencia muy grande de hasta un siglo.
Sin embargo, la erupción no pudo haber ocurrido antes de la fecha más temprana que se obtuvo del depósito del tsunami: un grano de cebada encontrado cerca de los restos del joven, con radiocarbono fechado en 1612 a.C.
Si bien quedan muchas preguntas por responder acerca de la erupción de Thera y el daño que causó en el mundo mediterráneo de la Edad del Bronce, los investigadores esperan que este estudio lleve a los arqueólogos que trabajan en la región a revisar sus excavaciones para ver si ellos también encuentran evidencias en principio esquivas de uno de los desastres naturales más devastadores de la historia.
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