Trump vuelve a hacer campaña en un EE.UU. en plena ebullición
WASHINGTON.- Alicaído en las encuestas, criticado en su partido y por jerarcas militares que antaño cortejó, Donald Trump prepara el reencuentro con su público, su "base", cuya fidelidad y lealtad al mandatario permanece intacta.
El retorno de Trump a la campaña ya recalentó la guerra cultural que vive Estados Unidos: su primer acto coincidirá con un nuevo aniversario de Juneteenth, la conmemoración del fin de la esclavitud, y será en Tulsa, Oklahoma, donde ocurrió la masacre de 1921, uno de los peores episodios de violencia racial del país.
"Es una celebración", dijo Trump, en una entrevista con la cadena Fox, al desechar cualquier polémica por el lugar y la fecha elegida para su regreso a la campaña. "El hecho de que estoy haciendo un mitin ese día puede pensarse muy positivamente como una celebración. Porque para mí, un mitin es una celebración", remarcó.
Para Trump, los mitines de campaña son una oportunidad para estrechar su vínculo de hierro con su gente, responder a sus críticos y reforzar su mensaje y sus ataques a sus rivales. Pero sus actos le permiten también medir la temperatura de la campaña y de su respaldo.
Cada vez que pudo, el presidente ha hecho alarde de la cantidad de gente que hace cola durante horas para escuchar uno de sus discursos.
El presidente vuelve a la campaña con su imagen en baja — la última encuesta de Gallup le otorgó aún un respaldo del 39% a su gestión, un piso duro que Trump solo perforó en el primer año de su presidencia — y el país convulsionado por la ola de protestas que exigen una reforma profunda de las policías, y han abierto una renovada ofensiva contra la discriminación y la inequidad racial, y los símbolos y los héroes de la Confederación que defendió la esclavitud.
La preocupación por un rebrote de la pandemia del coronavirus poco parece influir en el anhelo de Trump de darse un baño de masas. Su campaña, de hecho, ya planificó otros actos en Florida, Arizona y Carolina del Norte, todos estados donde la cantidad de contagios aumentó en las últimas semanas.
Más aún, su campaña y el Partido Republicano decidieron mover la parte más importante de la convención partidaria — su discurso — de Charlotte, en Carolina del Norte, a Jaksonville, Florida, para poder tener más público cuando Trump acepte la nominación presidencial. El gobernador demócrata de Carolina del Norte, Roy Cooper, le dijo a los republicanos que debían hacer una convención con distanciamiento social. Trump se opuso tajantemente.
Ahora irá a Jacksonville. "Vamos a tener un estadio lleno", prometió la presidenta del partido, Ronna McDaniel.
La campaña de Trump sí tomó una precaución: el típico formulario en Internet para anotarse para los actos de campaña incluye, ahora, una nota legal por la cual las personas que se anoten reconocen el riesgo de contagio de Covid-19, y eximen de responsabilidad por cualquier enfermedad o lesión a la campaña del magnate, y a sus "afiliados, directores, funcionarios, empleados, agentes, contratistas o voluntarios".
Robert Shapiro, profesor de política de la Universidad de Columbia, dijo que el retorno a la campaña puede ser visto como "un acto de desesperación" o un intento por recuperar la iniciativa luego de la seguidilla de malas noticias por la pandemia, la economía, su declive en las encuestas y las protestas por el asesinato de George Floyd, que avivaron las tensiones por la injusticia racial en el país.
"La ironía aquí es que los mítines podrían tener consecuencias negativas en los casos de Covid-19 para quienes vayan, los que se expongan a ellos, e incluso para Trump y quienes están con él", dijo Shapiro. "Pero Trump cree que son importantes para lograr que su base de seguidores se movilice por completo para las elecciones, y él mismo ama la atención positiva y la cobertura de los medios que genera. Esto podría ayudarlo políticamente, pero también podría perjudicarlo si hay consecuencias directas para la salud, o si no logra atraer una multitud lo suficientemente grande", agregó.
Charlie Cook, autor y editor del Cook Political Report, mencionó en su último informe que Trump está detrás del candidato demócrata, Joe Biden, en varios estados claves en la elección presidencial, como Arizona, Florida, y el trío donde se definió la contienda en 2016, Michigan, Wisconsin y Pensilvania
Esta vez, diferenció Cook, la decisión del electorado operará como un referéndum a Trump, y no como una elección entre dos rumbos diferentes como hace cuatro años.
"¿Los votantes quieren renovar el contrato del ocupante del Salón Oval por otros cuatro años? La única excepción a eso es si el retador puede convertirse en una alternativa inaceptable, un mayor riesgo al ocupante actual. ¿Puede Trump convertir a Biden en una alternativa inaceptable, más arriesgada que él?", se preguntó.
"Si Biden es visto como un riesgo inaceptable, Trump puede ganar. Pero si su aprobación no se hunde tan bajo como al lugar en el que estaban Trump y Hillary Clinton hace cuatro años, y Trump permanece donde está, ese marco del referéndum se mantiene, y Trump enfrentará la indignidad final", concluyó.
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