Trump se olvidó de la pandemia con un mega rally en una fábrica en Nevada
WASHINGTON.- La imagen pareció de otra época. Fue lo que en Estados Unidos llaman un super spreader, o "súper propagador": un evento en un ambiente cerrado, repleto de gente y con pocos barbijos.
Donald Trump reunió a su gente para un acto de campaña en una fábrica en Henderson, Nevada, en las afueras de Las Vegas, donde se vio a miles de personas bajo techo, la gran mayoría de ellas sin barbijo, y apretadas sin atisbo de distanciamiento social. Fue el primer rally de Trump bajo techo desde su fallido regreso a la campaña con su acto el Tulsa, Oklahoma, donde las tribunas se colmaron a la mitad por el miedo al coronavirus.
El acto ninguneó las "tres C" que pidió evitar la Organización Mundial de la Salud (OMS): espacios cerrados, lugares concurridos y contactos cercanos. Y además ignoró por completo una directiva de Nevada, que restringe las reuniones a menos de 50 personas. El gobernador demócrata, Steve Sisolak, lo tildó de "vergonzoso, peligroso e irresponsable".
"El presidente parece haber olvidado que este país todavía se encuentra en medio de una pandemia mundial", dijo Sisolak.
La campaña de Trump respondió con el argumento de que si la gente puede salir a protestar a la calle contra el racismo, entonces también puede reunirse para escuchar al presidente. En otros actos de Trump se ha visto a sus seguidores con cárteles de campaña con la leyenda "manifestante pacífico", un ataque directo a los saqueos, los destrozos y los incendios que han opacado algunas manifestaciones del movimiento Black Lives Matter.
"Si podés unirte a decenas de miles de personas que protestan en las calles, juegan en un casino o incendian pequeñas empresas en disturbios, podés reunirte pacíficamente bajo la Primera Enmienda para escuchar al presidente de los Estados Unidos", dijo el vocero de la campaña de Trump, Tim Murtaugh, blandiendo la enmienda constitucional que garantiza la libertad de expresión.
Las imágenes del encuentro inundaron las redes sociales durante el fin de semana, y ofrecieron otro muy fuerte contraste entre la campaña de Trump y la de su rival, Joe Biden. Mientras que Trump ya ha comenzado a viajar asiduamente a los estados bisagra donde se decidirá la elección, Biden mantiene su perfil bajo, y su promesa de seguir las recomendaciones de los expertos en salud y los gobiernos estatales, que aconsejan o han pedido evitar los encuentros masivos.
Esa brecha en la campaña ha comenzado a generar ansiedad entre las filas demócratas, que temen una remontada de Trump en el tramo final de la campaña que evapore la ventaja que Biden lleva en las encuestas. Trump viajó a Nevada, un estado que en esta elección parece estar sólido en la columna de los demócratas, a sabiendas de que el fuerte respaldo que los latinos –un electorado crucial en ese estado– suelen darle a los demócratas ha comenzado a mostrar fisuras.
El voto latino será decisivo en los cuatro estados bisagra del "Cinturón del Sol", Arizona, Florida, Carolina del Norte y Georgia. Hillary Clinton cosechó el 66% del voto latino hace cuatro años, por debajo del 71% que consiguió Barack Obama en 2012. Este año, la brecha a favor de Trump puede cerrarse todavía más: los latinos conservadores han encontrado atractivo el fuerte discurso trumpista contra los régimenes de América latina y el socialismo, mientras que los jóvenes, más progresistas, están más cerca de Bernie Sanders que de Biden.
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