Trump sanciona a los responsables del golpe parlamentario del chavismo en Venezuela
CARACAS.- La administración de Donald Trump cumplió su amenaza y dio a conocer hoy el primer castigo contra los protagonistas del golpe legislativo contra el Parlamento venezolano.
El Departamento del Tesoro sancionó al diputado Luis Parra, falso presidente de la Asamblea Nacional (AN) impuesto por Nicolás Maduro, y a varios diputados de su entorno, expulsados todos ellos de los partidos de la opositora Unidad Democrática.
"En nombre del expresidente Nicolás Maduro encabezaron un intento fallido de tomar el control de la AN de manera ilegítima y bloquear al presidente interino Juan Guaidó y a otros diputados", acusó Steven Mnuchin, secretario del Tesoro de EEUU. Washington protagonizó la semana pasada un giro brusco en su estrategia hacia Venezuela, reclamando ahora una "transición negociada" y la necesidad de que la oposición participe en las elecciones presidenciales y parlamentarias.
Las sanciones fulminantes, transcurridos sólo ocho días del 5-E, también recayeron en la "írrita" directiva del Parlamento: Franklyn Duarte, primer vicepresidente, y José Gregorio Noriega, segundo vicepresidente. Además se suman a la lista negra, en la que ya figuran los principales dirigentes del chavismo y los militares que les sostienen en el poder, el supuesto secretario Negal Morales y los diputados José Brito, Conrado Pérez y Adolfo Superlano, acusados junto con Parra de hacer lobby en favor de Carlos Lizcano, aliado del empresario colombiano Alex Saab, sancionado por lavado de dinero en EEUU. Saab es el testaferro de Nicolás Maduro, según las investigaciones de la fiscal rebelde Luisa Ortega, exiliada hoy en Bogotá.
Con estas sanciones, los bienes y cuentas que Parra y compañía puedan tener en Estados Unidos quedan automáticamente bloqueados y se prohíbe a cualquier persona estadounidense hacer negocios con ellos. Los diputados "traidores" tampoco pueden visitar ese país, pese a que se trata de uno de sus hobbys favoritos. Las sanciones sólo serán removidas, según Mnuchin, si los castigados se ponen del lado del pueblo de Venezuela y de Guaidó.
Parra y sus seis cómplices ya forman parte de la historia más oscura de la revolución pese a ser unos recién llegados para la opinión pública. El sábado pasado, el grupo entero pretendió obtener la legitimación de la Conferencia Episcopal, presentándose de improviso en su sede caraqueña. Se quedaron con los ganas: los obispos rechazaron al séquito de los "traidores".
"En la vida siempre se puede caer más bajo, peor si nos domina la ambición. Luis Parra, acompañado por sus ´colegas´ y de cuerpos armados del Estado, pretendieron abruptamente que les recibiéramos los obispos", denunció monseñor Víctor Hugo Basabe, obispo de San Felipe. "Así como llegaron, se fueron. Nosotros estamos claros, caballero", sentenció Basabe.
Sólo Rusia y Cuba han reconocido hasta ahora a la fraudulenta junta directiva, ahora sancionada, que no ha dudado en despedir sin contemplaciones a una parte de los funcionarios de la AN. Y eso que ni siquiera disponen del sello necesario para legalizar esos documentos.
Cuestionado una y otra vez por el acta del 5 de enero, en la que según el chavismo Parra fue elegido pese a no contar con quórum y ni siquiera realizarse una votación, el diputado expulsado asegura ahora que se la robaron.
Pese a que ya cuentan con el control del Palacio Legislativo gracias a los militares y a sus escoltas del gobierno, un pequeño ejército, la operación de los maletines verdes no ha cesado. Todo vale para conseguir nuevos adeptos a la causa revolucionaria, desde hostigar a las familias hasta amenazar a los enfermos.
Así le ha sucedido a la diputada Addy Valero, de Acción Democrática, quien lucha contra un cáncer desde hace meses. Uno de los diputados del grupo de Parra intentó sobornarla con dinero y con ofertas médicas, confirmó el propio Guaidó.
Tanto Parra como sus cómplices sabían que las sanciones eran inminentes, pero en su círculo íntimo ya habían dejado saber que no les afecta. Desde su fraudulenta juramentación, megáfono en mano, Parra cuenta con un ejército de escoltas, 15 a las afueras y tres dentro del despacho "okupado" en el Palacio Legislativo, y se mueve por Caracas con el último modelo de 4x4, un Toyota Fortuner, pese al supuesto "bloqueo" que según la revolución sufre Venezuela.
Pese a que la propaganda chavista insiste de forma machacona en que los acontecimientos vividos en el Parlamento son una guerra interna de la oposición, sus dirigentes preparan para mañana un "muro" humano que impida la entrada de Guaidó y los suyos. Quien mueve los hilos de la "marioneta" Parra es el exministro Francisco Torrealba, dirigente muy próximo a Maduro, el mismo que ordenó a Parra que se sentara y no abandonara su puesto durante la tumultuosa toma del 5 de enero.
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