Trump retrocede y les traslada el peso de la reapertura a los gobernadores
WASHINGTON.- Después de tironeos, pujas y peleas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump , se echó para atrás y dejó en manos de los gobernadores del país la decisión de levantar las órdenes de confinamiento y distanciamiento social impuestas para domar al nuevo coronavirus , que encerraron a unos 316 millones de estadounidenses, y paralizaron la economía forzando el cierre de escuelas, restaurantes y bares, gimnasios, cines y estadios.
La Casa Blanca volcó en los estados la "reapertura" del país, pero igual presentó una hoja de ruta para guiar el regreso a la normalidad tras la pandemia, un proceso que se avizora largo, lento y gradual, teñido por el temor a un rebrote.
"En algún momento, cuando el virus se vaya, volveremos a la normalidad", anticipó Trump, en un anhelo envuelto en realismo, tras presentar sus lineamientos para la decisión de los gobernadores.
La hoja de ruta tiene nombre trumpista: "Abrir a Estados Unidos de nuevo", eco del primer eslogan de campaña de mandatario, que llamaba a restaurar la grandeza del país. El plan tiene tres fases. Cada fase tiene un "barrera" para pasar a la siguiente: el criterio principal es una disminución sostenida en los casos confirmados de Covid-19 durante un período de 14 días, y el funcionamiento de los hospitales bajo condiciones normales.
La "Fase Uno" abre la puerta al regreso al trabajo –aunque se alienta el teletrabajo– y a la apertura de gimnasios, restaurantes, cines, teatros, estadios e iglesias, pero con estrictos protocolos de distanciamiento social; las escuelas y los bares permanecerán cerrados, y se recomienda "minimizar" viajes que no sean esenciales.
En la "Fase 2", la vida volverá casi a la normalidad para la población fuera de riesgo: se levanta la veda a las reuniones de más de 50 personas, y se abren los viajes. Las escuelas pueden volver a abrir, y se relajan los protocolos para restaurantes, cines y teatros. Vuelven a abrir los bares, aunque con "capacidad disminuida".
La "Fase 3" contempla la normalización para los individuos vulnerables: los ancianos y las personas con alguna condición que conlleve un riesgo mayor a la enfermedad, como asma, diabetes, obesidad, o las personas con su sistema inmune comprometido, como enfermos de sida o cáncer, y bajo tratamiento de quimioterapia.
Apremiado por dar vuelta la página, Trump insistía desde hace días en darle una señal de esperanza a la gente. Empresarios, analistas, asesores económicos y confidentes del presidente le decían desde hace tiempo que un cierre prolongado podía ser catastrófico, y lo alentaban a permitir que al menos algunos rincones del país, sobre todo los estados con menos casos de coronavirus, pudieran comenzar a volver a la normalidad.
Pero expertos en salud advirtieron que la premura por "abrir" el país puede provocar un rebrote, y volver a acelerar el avance de las muertes por la pandemia. Anthoy Fauci, principal experto en enfermedades infecciosas de la Casa Blanca, dijo que el plan era "robusto", pero, aun así, volvió a insistir sobre el riesgo de un rebrote.
"Para cuando lleguemos al otoño [boreal], creo que estaremos en buena forma", dijo Fauci.
Estados Unidos sufrió ayer el peor día: murieron 2494 personas, y la cifra de víctimas confirmadas superó hoy las 32.000. El dato real es mayor: como ha ocurrido en otros países, se da por hecho que hay personas que murieron a causa de la nueva enfermedad que nunca llegaron a ser diagnosticadas.
La pandemia provocó un golpe durísimo a la economía de Estados Unidos. El gobierno ofreció hoy otra escalofriante cifra: 5,2 millones de personas solicitaron seguro de desempleo la semana pasada porque perdieron su trabajo. La ola de despidos y suspensiones desatada por la crisis que ya alcanzó a casi 22 millones de personas en tan solo un mes desde mediados de marzo, cuando el país comenzó a encerrarse.
La ola de despidos es el efecto más devastador de la crisis económica que el Fondo Monetario Internacional (FMI) bautizó el "Gran Confinamiento", al cual Trump quiere ponerle un punto final lo más rápido posible. El Fondo ha dicho que esta recesión global será peor a la caída que sufrió el mundo luego de la crisis financiera global y solo comparable con la Gran Depresión que siguió a la debacle financiera que se desató en 1929.
Ante el desolador panorama que ha dejado la pandemia, el Congreso de Estados Unidos debate si debe ampliar los planes de rescate para contener a los trabajadores y a las pequeñas y medianas empresas.
Estados Unidos ya puso en marcha un megapaquete de estímulo fiscal por unos 2,2 billones de dólares, alrededor del 10% del Producto Bruto Interno (PBI). Pero esa hercúlea asistencia ha probado ya ser insuficiente: el cupo para el fondo de casi 350.000 millones de dólares creado para las pequeñas y medianas empresas se agotó en solo dos semanas. Más de 1,6 millones de empresas se anotaron.
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