En términos de Producto Bruto Interno, el país registró un aumento del 3,3% en el cuarto trimestre de 2023, superando con creces las expectativas del 2% de los economistas
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Mientras muchos países del mundo siguen luchando para tratar de recuperarse del golpe que supuso para sus economías la pandemia de coronavirus, uno de ellos surgió especialmente fortalecido. Con su economía en rápido crecimiento, un mercado laboral fuerte y una inflación baja, Estados Unidos se encuentra en una posición ventajosa en comparación con los países europeos y de otras parte del planeta.
En términos de Producto Bruto Interno (PBI), ese país registró un aumento del 3,3% en el cuarto trimestre de 2023, superando con creces las expectativas del 2% de los economistas. De hecho, a lo largo del año, EE.UU. alcanzó un 2,5%, superando a todas las demás economías avanzadas y va en camino de volver a hacerlo en 2024.
“Está aguantando mucho mejor que otros países”, afirmó Ryan Sweet, economista jefe para EE.UU. de Oxford Economics. “Parece que el motor de la economía estadounidense sigue acelerando cuando el de otras naciones fallan en la combustión”, agregó. A continuación te explicamos tres razones que contribuyeron a esta recuperación.
1. Vertiendo billones de dólares en la economía
Cuando la pandemia de Covid-19 paralizó el trabajo en persona y la vida social, los países tuvieron que lidiar con cómo mantener a sus ciudadanos atrapados en casa, incluidos muchos que perdieron sus empleos o no podían trabajar.
En marzo de 2020, el Congreso se apresuró a aprobar una ley de estímulo económico de US$2,2 millones para enviar dinero a los bolsillos de los trabajadores, las familias y las empresas estadounidenses. Le siguieron otras dos leyes para mantener a flote las pequeñas empresas y la fuerza laboral empleada. Fue la mayor inyección de dinero federal en la economía estadounidense de la historia.
Alrededor de US$5.000 millones fueron a parar a manos de todo el mundo, desde particulares que ganaban US$600 más en prestaciones semanales por desempleo hasta organismos de transporte público locales y estatales faltos de liquidez. “Creo que toda una generación de responsables políticos salió de 2008 y 2009 con la lección de que si no se actúa a lo grande y con valentía, los problemas duran mucho tiempo”, afirma Aaron Terrazas, economista jefe de Glassdoor. “Si eres indeciso, prolongas el dolor. Así que creo que esa es una de las razones por las que la respuesta fiscal fue mucho más contundente esta vez”.
A ese estímulo se le sigue atribuyendo el mérito de sostener el gasto de los consumidores, que representa el 70% de la actividad económica. Esa capacidad de gasto a pesar de la elevada inflación ha sido un acicate.
Parte del dinero puesto en los bolsillos de los hogares acabó en un exceso de ahorro, un fondo de emergencia al que los estadounidenses pueden recurrir cuando lo necesiten, dijo Ryan Sweet. La magnitud del rescate estadounidense eclipsó el de otros países, aunque algunos, como Japón, Alemania y Canadá, también lo hicieron a lo grande.
Los países europeos, por su parte, tienen una red de seguridad social más sólida que la estadounidense y pudieron adaptar los programas existentes sin aumentar el gasto. Pero esta ventaja a corto plazo no pudo compensar la enorme diferencia en el tamaño del estímulo.
2. Un mercado laboral flexible
La elevada inflación fue una experiencia dolorosa para muchos estadounidenses y condicionó su visión de cómo va la economía. Pero la solidez del mercado laboral impulsó los ingresos disponibles, que son el motor del gasto de los consumidores.
La tasa de desempleo en EE.UU. está por debajo del 4% desde febrero de 2022, lo que está a la altura de mínimos históricos. Y mientras los precios subían con fuerza, los salarios reales también lo hacían. Los hogares con rentas bajas registraron algunos de los mayores crecimientos salariales reales.
EE.UU. también disfruta de un repunte de la productividad en 2023, creciendo a su ritmo más rápido en años. Según Julia Pollak, economista jefe de ZipRecruiter, esto se vio favorecido por la flexibilidad de la legislación laboral, que permitió a las empresas reducir sus plantillas al comienzo de la pandemia. Esto supuso un dolor a corto plazo para los trabajadores, pero permitió a las empresas adaptarse al momento e invertir en nuevas tecnologías.
Citó el ejemplo de los hoteles que despidieron a trabajadores y no volvieron a contratar a los niveles anteriores a la pandemia. “Simplemente cambiaron mucho. Introdujeron autofacturaciones y tecnología de facturación móvil. Redujeron la frecuencia de la limpieza de habitaciones y eliminaron el servicio de habitaciones, porque ahora los clientes tienden a preferir los servicios de comida para llevar como Uber Eats de todos modos, y recoger pedidos y entregas”, explicó.
Los hoteles se sacaron mucho peso y ahora lucen más en forma, con menos intensidad en el personal, afirmó Pollack, un cambio que les permitió subsistir y que, según dice, puede beneficiar a los trabajadores a largo plazo.
Estados Unidos disfruta de otra ventaja: la capacidad de reabastecer su mercado laboral, especialmente a través de la inmigración, en un momento en que la jubilación de la generación del baby boom ha frenado el crecimiento demográfico.
El planteamiento europeo favorecía pagar a las empresas para que mantuvieran a los trabajadores en nómina cuando los cierres paralizaban las empresas. El plan de suspensión de empleo de Reino Unido, por ejemplo, pagaba a los empleados el 80% de sus salarios y duraba más de 18 meses.
En Estados Unidos el desempleo fue más grave, pero los trabajadores despedidos pudieron acogerse a las prestaciones de desempleo ampliadas, que enviaron dinero directamente a sus bolsillos.
3. (In)Dependencia energética
EE.UU. es un exportador neto de energía y, según los expertos, eso contribuyó a la fortaleza de su economía. Cuando Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022 y los precios de energía se dispararon, Europa absorbió el impacto mucho más que Estados Unidos. Alemania, un importante centro de manufacturación europeo, importaba gran parte de su gas natural de Rusia a través de su gasoducto Nord Stream. Fue inevitable que su productividad se resintiera.
El encarecimiento de la energía disparó la inflación en Europa, en lo que los expertos denominaron un “doble shock”: la pandemia y después Ucrania.
La guerra de Ucrania tuvo un impacto mucho mayor en los precios de la energía en Europa que en Estados Unidos, dijo Ben Westmore, quien supervisa la vigilancia de la economía estadounidense para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, por sus sigla en inglés).
Los precios del gas en Europa entre principios de 2021 y 2022 se dispararon cerca de un 20%, dice, mientras que en EE.UU. fue sólo del 3-4%. Señala que en los países europeos no sólo se produjo un mayor aumento de los precios, sino también una mayor propensión de las empresas a repercutir estos aumentos en los consumidores.
“Ambos factores contribuyeron a que la inflación estadounidense se modere más rápidamente que en muchos países, especialmente en Europa”, afirmó.
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