Tres mujeres exiliadas conducirán la oposición al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela
Las nuevas dirigentes asumirán al frente de la Asamblea Nacional democrática en sustitución de la “presidencia encargada” de Juan Guaidó
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BOGOTÁ.– Tres diputadas exiliadas conforman desde este jueves la junta directiva de la Asamblea Nacional (AN) legítima, tras la eliminación de la presidencia encargada de Venezuela por decisión de la nueva mayoría opositora. A la cabeza, Dinorah Figuera, exiliada en España, como nueva presidenta, una luchadora social en la zona más popular de Caracas y muy querida en las filas antichavistas.
Desde su residencia en Valencia, la parlamentaria de Primero Justicia (PJ) juró vía Zoom por el rescate de la unidad, ahora pulverizada, y por una lucha que desemboque en unas elecciones libres y justas. “Soy una mujer valiente que trabaja por la unidad, por Venezuela en contra de la dura dictadura de Nicolás Maduro. Lucho para que Venezuela sea libre”, subrayó.
Figuera, muy cercana al líder de PJ, Julio Borges, también exiliado en Valencia, presidirá por primera vez una junta directiva con dos mujeres como vicepresidentas: Marianella Fernández, de Un Nuevo Tiempo (UNT), y Auristella Vázquez, de Acción Democrática (AD). Ambas también se encuentran en el exilio, la primera en Estados Unidos y la segunda en Madrid, donde es muy activa en tareas tanto políticas como sociales.
“Soy militante del optimismo y de la esperanza. Hay que trascender los intereses partidistas y particulares para unificar, para unir a los venezolanos”, se despidió Juan Guaidó con un llamamiento a la unidad que ahora parece imposible.
Su partido, Voluntad Popular (VP), se abstuvo en la votación, incluso rechazó el ofrecimiento para encargarse de la segunda vicepresidencia. Las heridas abiertas por el proceso para acabar con la presidencia encargada marcaron no solo la jornada del jueves, sino las horas previas de gestiones y desencuentros hasta encontrar a última hora el consenso en torno a las tres mujeres diputadas.
Estrategia
La estrategia de la oposición es precisamente esa: apartar a los nuevos dirigentes de la persecución política en el interior de Venezuela, después de que Guaidó, ya expresidente por partida doble (de la AN y del gobierno encargado), permaneciera al frente del desafío contra Maduro bajo presión constante del chavismo.
La AN ha contado hasta ahora con líderes fuertes, como Borges, Henry Ramos Allup (AD) y el propio Guaidó, y solo con la presidencia de Omar Barboza (UNT) bajó su perfil para pasar sin pena ni gloria en 2018. Los tres partidos desean ahora una Asamblea de perfil tan bajo como aquella.
Es un triple dardo envenenado para las tres diputadas, que llegan a la cima legislativa en medio de la guerra interna, sin poder real y con Maduro incorporado plenamente al escenario internacional con el apoyo de sus aliados de la “patria grande”.
De hecho, el mecanismo puesto en marcha por la mayoría opositora sitúa al Consejo de Administración del Gasto y Protección de Activos, encargado de proteger los alrededor de 40.000 millones de dólares en activos y pasivos congelados en Estados Unidos, Inglaterra y Portugal, como la herramienta fundamental en esta etapa que se abre llena de dudas.
En paralelo, producto del guion autoritario impuesto por la revolución chavista, el órgano legislativo de los bolivarianos celebró por todo lo alto la apertura de su propio año político, con visita incluida al monumento al Libertador Simón Bolívar. Jorge Rodríguez, hermano de la vicepresidenta Delcy y “mano izquierda” de Maduro, continuará al frente un año más, pese a la protesta del Partido Comunista de Venezuela (PCV), que considera que profundizó su deriva autoritaria.
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