Tres meses después del cierre, la Unión Europea abre sus fronteras exteriores a 15 países
PARÍS.– Después de tres meses de cierre hermético, la Unión Europea (UE) abrirá a partir del miércoles sus fronteras exteriores a aquellos países cuya situación sanitaria sea similar o mejor que la suya. Ese ingreso solo estará limitado a 15 países, entre los cuales están excluidos Estados Unidos y la Argentina. Esa lista incluye a Uruguay y China, a condición de que Pekín autorice el ingreso a los viajeros europeos.
El Comité de Representantes Permanentes (Coreper), que reúne a los embajadores de los 27 países del bloque, llegó hoy a un acuerdo sobre una lista de 15 países que tendrán luz verde para ingresar a territorio europeo a partir del 1º de julio: Australia, Canadá, Corea del Sur, Japón, Nueva Zelanda, Ruanda, Tailandia, Uruguay, Argelia, Marruecos, Túnez, Montenegro, Serbia y Georgia. En ese grupo, China aparece como la excepción: sus viajeros podrían ingresar a la UE, pero a condición de que Pekín respete el principio de reciprocidad y autorice la entrada de los europeos a ese país, una eventualidad juzgada improbable a corto plazo. Por su parte, Gran Bretaña es tratada hasta fin de año como un Estado miembro del bloque.
Las discusiones fueron largas y complicadas, pues esas decisiones deben obtener una mayoría calificada de por lo menos 55% de los Estados a favor. Es decir, el 65% de la población europea.
Como se preveía, la lista de "elegidos" no incluye a Estados Unidos, Brasil, Rusia, Israel, Arabia Saudita ni la Argentina, donde la situación de la epidemia es juzgada más grave que en Europa.
La decisión, según los responsables europeos, solo responde a una preocupación sanitaria y será revisada cada 15 días. "Para agregar o restar", precisa una fuente de Bruselas.
El parámetro de contagios escogido como referencia para autorizar el ingreso de un país debe ser de menos de 20 casos positivos por cada 100.000 habitantes en dos semanas. "Tasa de infección, credibilidad de los datos y reciprocidad. La decisión es totalmente ajena a consideraciones políticas o económicas", agrega.
Reteniendo la noción de número de nuevas infecciones, los europeos trataron justamente de evitar consecuencias políticas, aun cuando no faltaron presiones y algunos Estados miembros se mostraron inquietos ante la posibilidad de dejar afuera a ciertas nacionalidades por razones económicas, estratégicas e incluso turísticas.
Ese principio parece haber sido bien admitido en Washington, donde el secretario de Estado, Mike Pompeo, afirmó la semana última que "de ninguna manera su país quería causar problemas". El jefe de la diplomacia norteamericana prometió además trabajar con los europeos "para hacer bien las cosas", aunque subrayó su esperanza de que las decisiones fueran "fundadas en la salud y la ciencia".
Para algunos analistas, por el contrario, la decisión de excluir de la lista a Estados Unidos y autorizar a China no dejará de irritar a Donald Trump. "Hipersensible, es muy probable que Trump aproveche la situación para adoptar medidas de retorsión contra la UE", opinó Guntram Wolff, director del think tank Bruegel de Bruselas.
La lista decidida ayer no será, en todo caso, absolutamente restrictiva. La gestión de las fronteras europeas es de competencia nacional, en consecuencia, los países miembros podrían decidir no permitir el ingreso a algunas de las 15 nacionalidades retenidas. Por el contrario, se han comprometido a no aceptar ciudadanos de Estados no autorizados.
Durante las discusiones, Bruselas insistió en la necesidad de que ningún país fuera "castigado" o, por el contrario, favorecido por razones como, por ejemplo, la actividad turística. Esta semana comienza la temporada veraniega y la mayoría de los Estados del sur del continente hacen esfuerzos desesperados por salvar a sus respectivas industrias turísticas, al borde del precipicio tras varios meses de parálisis.
Desde el 11 de junio, la Comisión Europea (CE) subrayó la necesidad de establecer "criterios objetivos". La demora en la toma de decisión se debió, sobre todo, a la diferencia de estrategia sanitaria de cada país del bloque. Si bien Francia y Grecia reclamaban una rápida decisión, Dinamarca, Portugal, Suecia y Bélgica consideraban la eventualidad de atrasar la fecha de apertura más allá del 1º de julio.
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