Tras una larga incertidumbre, el chavismo fija las elecciones en Venezuela para el 28 de julio
Sin acuerdo con la oposición, el régimen de Maduro convocó las presidenciales para el día del nacimiento de Hugo Chávez
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BOGOTÁ.- Las elecciones presidenciales en Venezuela ya tienen fecha: 28 de julio. De poco ha servido el supuesto diálogo nacional entablado en torno al proceso electoral, que acabó con 27 calendarios distintos y propuestas de todo tipo entre el régimen bolivariano y sus aliados más cercanos.
Al final el Consejo Nacional Electoral (CNE) ha dictaminado que los comicios se celebren en el último domingo de julio, la fecha elegida por Nicolás Maduro y por la revolución desde el primer momento para unas elecciones que pretenden confeccionar a su medida. La mejor opción para los estrategas del chavismo, y la más evidente, pero dentro del segundo semestre pactado en los Acuerdos de Barbados entre gobierno y oposición, tal y como adelantó el presidente hace días.
Todo ello en medio de la última embestida represiva contra coordinadores electorales del equipo de la candidata opositora María Corina Machado, sindicalistas y la activista Rocío San Miguel, una de las principales referencias de la castigada sociedad civil venezolana, además de la expulsión de Venezuela de 13 funcionarios de Naciones Unidas.
“En ejercicio de sus competencias, la Junta Nacional Electoral evaluó la distintas propuestas y recomendaciones presentando a la junta directiva del CNE en sesión permanente celebrada un cronograma electoral, siendo aprobada la elección presidencial del 2024 para el día 28 de julio del presente año”, anunció Elvis Amoroso, presidente del CNE.
Dos fechas muy revolucionarias y cargadas de simbología: el 5 de marzo, día del anuncio, se recuerda la muerte de Hugo Chávez y el 28 de julio, su natalicio. De esta forma se pone punto y coma a la táctica urdida desde La Habana, que aconsejaba sustituir el culto semirreligioso al comandante supremo por el culto a la personalidad de Maduro, con “Súper Bigote” incluido.
Además se trata de la fecha más exigente para la oposición, ya que supone una carrera contrarreloj para sus candidatura: en el calendario impuesto por el CNE, los aspirantes deberán inscribirse antes de un mes y su líder, la liberal conservadora Machado, está inhabilitada de forma ilegal por el gobierno. De hecho, el encargado en junio pasado de sacar a Machado de la carrera electoral fue el propio Amoroso, en aquel entonces contralor del Estado.
“El anuncio del CNE deja claro algo: Maduro sabe que no lleva vida. Sabe que en unas elecciones medianamente decentes María Corina le mete una paliza astronómica. Por eso es que la inhabilita y por eso es que anuncia las elecciones para el 28 de julio. El chavismo viola el espíritu del acuerdo de Barbados”, reaccionó el opositor Juan Pablo Guanipa.
Tradicionalmente las elecciones presidenciales se celebran en diciembre, ya que el presidente asume en enero. Ya Maduro adelantó a mayo las elecciones en 2018, tras fracasar los Acuerdos de Santo Domingo y tras intervenir a los principales partidos de la oposición.
La campaña electoral comenzará a principios de julio y dado el corto tiempo para preparar las elecciones, es casi imposible que cuente con observación internacional independiente, más allá de las agrupaciones cercanas a la revolución. El registro electoral se cerrará en abril, lo que pone en duda la participación de los casi 5 millones de electorales en el extranjero y de los 3 millones de nuevos votantes que todavía no se han inscrito en el interior del país.
“Desde el punto de vista técnico, en un lapso de 145 días, pese a estar en el segundo semestre del año, prácticamente imposibilita la realización de una jornada de inscripción y actualización del registro electoral significativa dentro y fuera del territorio nacional y la invitación de una observación electoral calificada, elementos claves del Acuerdo de Barbados. Vale decir que no sé si está jugada emocional del gobierno de Maduro le resulte, ya sea que le permita reencontrarse con sus públicos o, en tan corto plazo, lograr recursos financieros suficientes que le permita un vínculo material”, apostilló para LA NACIÓN el especialista electoral Jesús Castellanos.
Un cúmulo de ventajas que se suman al árbitro electoral, como ha quedado claro tras su última decisión, que fue tomada por unanimidad. El voto de los dos rectores que se supone pertenecen a la oposición, Aimé Nogal y Jaime Delfino, llenó de indignación a la Plataforma Unitaria.
La decisión del CNE llega además cuando sólo han transcurrido tres meses del plebiscito patriótico en torno al Esequibo, territorio en disputa con la vecina Guyana. Expertos y opositores acusaron al gobierno de rellenar las urnas con ocho millones de votos hasta los 10 millones que anunciaron oficialmente. Los resultados nunca se hicieron públicos de forma detallada, por mesas y colegios electorales, y ya han desaparecido de la web comicial.
La pelota en este juego electoral manipulado se encuentra ahora en el tejado político de Machado, quien arrasa en todas las encuestas. Según la última publicada por Datincorp, su ventaja se sitúa cerca de un demoledor 50%, el doble de lo conseguido por Hugo Chávez en su mejor elección. Tanto la candidata como su equipo han adelantado que lucharán porque su candidatura quede registrada “hasta el final”, el mismo día del cierre de designaciones.
“El chavismo busca reeditar el escenario 2018 con un agravante: sabe del agotamiento de la comunidad internacional con el caso Venezuela y entiende la improbabilidad de que vuelvan a imponerle sanciones. Pero hay una diferencia con 2018: el liderazgo y profundo deseo de cambio de los venezolanos, especialmente en el interior del país”, sentenció el analista político Enderson Sequera.
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