Tras su campaña desde el sótano, ahora Joe Biden piensa en una investidura con alta visibilidad
WASHINGTON.– Joe Biden hizo campaña durante meses en la seguridad del sótano de su casa, desde donde se comunicaba con el país a través de una cámara de televisión. En la Convención Demócrata celebrada en Delaware, Biden pronunció su discurso ante un auditorio casi vació, y después de consagrarse como 46° presidente de Estados Unidos se dirigió a sus partidarios desde un escenario montado en una playa de estacionamiento llena de autos que tocaban bocina.
Pero ahora el Biden candidato está en transición hacia el Biden presidente y ya planea una ceremonia de asunción que, al igual que su campaña, tampoco tiene precedentes en la reciente historia norteamericana.
Según media docena de personas involucradas en los preparativos para la asunción, el debate sobre el uso generalizado de barbijo y el cumplimiento de la distancia social empezó hace tiempo. A quienes estén cerca de Biden durante la jura seguramente se los someta a un hisopado previo. Y el tradicional "lunch" que se sirve después en el Salón de las Estatuas del Capitolio directamente podría cancelarse, al igual que el baile en la Casa Blanca. El número de asistentes, en todos los casos, será extremadamente limitado.
Los asesores de Biden están convencidos de que Trump no asistirá a la jura de su sucesor. Les cuesta imaginar toda la escena: el tradicional té que se sirve previamente en la Casa Blanca, el típico recorrido compartido de ambos presidentes, saliente y entrante, juntos en un mismo auto hasta el Capitolio, la foto de Trump mirando a Biden mientras este presta juramento.
Los allegados a Biden insisten en que más allá de las circunstancias, la ceremonia debe tener la misma solemnidad que las asunciones presidenciales del pasado, un anhelo que se transforma en necesidad para reforzar esa legitimidad que Trump le sigue negando al presidente electo. Pero esa necesidad se complica por otra urgencia: cumplir con los lineamientos de salud pública que Biden adoptó y apoyó durante toda su campaña y que quiere exhibir desde el inicio de su gobierno.
"Es como todo lo relacionado con la campaña: hubo que repensar todo, incluso la convención", dice Rufus Gifford, subdirector de la campaña, que estuvo a cargo de las finanzas del Comité de Asunción Presidencial en 2013 y que también se espera participe en la planificación de la de Biden. "Los más probable es que la asunción también sea diferente".
Pero si la toma de posesión del cargo es importante como una señal inequívoca de la transferencia pacífica del poder, también es la primera gran oportunidad que tendrá Biden para marcar el tono de su presidencia. Sus asesores también ven la ocasión como la oportunidad de una liberación catártica para aquellos que querían a Trump fuera de la presidencia y quizás, paradójicamente, como un momento para tratar de unificar el país.
"Es importante para cualquier presidente, pero gracias a Trump, ahora es más importante todavía", dijo Steve Kerrigan, un demócrata que colaboró con las dos tomas de posesión de Barack Obama. "Estar en el Capitolio, prestar juramento ante el presidente de la Suprema Corte de Justicia, un republicano, y con los miembros republicanos del Congreso observando, es realmente muy, muy importante, como una señal para todos los estadounidenses de que el sistema de gobierno y la transición del poder funcionan".
Joan Hoff, profesora de historia en la Universidad Estatal de Montana y expresidenta del Centro para el Estudio de la Presidencia, dice que hay pocos paralelismos con la asunción que tendrá lugar el 20 de enero, con una nación en crisis y en medio de una pandemia. "No se parecerá en nada a ninguna otra asunción, y no creo que Biden pretenda disfrazar ni endulzar lo que está sucediendo en el país en el momento de ocupar su cargo", dice Hoff. "Sería tratar de calmar falsamente a la opinión pública".
Ausencia
Pero uno de los aspectos más anómalos puede ser la ausencia de Trump: sería el primer presidente derrotado en siglos que no asiste a la jura de su sucesor, dice Hoff. La Casa Blanca se ha negado a confirmar o negar la asistencia de Trump al evento.
Los organizadores señalan que el modelo de la asunción podría ser el de la Convención Nacional Demócrata, que debió ser reinventada para convertir un evento eminentemente público y presencial en uno casi totalmente virtual. Pero una convención partidaria es de naturaleza política, mientras que la asunción presidencial implica un esfuerzo más inclusivo, que tenga llegada no solo a los partidarios de Biden, sino también a quienes votaron a Trump.
Por más que la ceremonia de la jura sea en persona, algunos de los festejos relacionados podrían ser básicamente virtuales. Aunque todavía no hay planes en firme y los asesores siguen intercambiando ideas, un concierto pre-asunción en La Gran Explanada Nacional podría transmitirse en vivo a todo el país.
Paddy Moloney, uno de los fundadores de la banda irlandesa The Chieftains, confirmó recientemente al diario Irish Mail que Biden los había invitado a tocar en alguno de los festejos, pero que todavía no sabían si la actuación sería en persona o a distancia.
Más allá de los cambios, el equipo de Biden quiere aprovechar esa energía que expresaron muchos norteamericanos tras el triunfo del demócrata, cuando estallaron fiestas espontáneas en las calles de todo el país.
Los organizadores también tienen claro que independientemente de lo que ellos planeen, decenas de miles de personas igual confluirán en Washington para la asunción. Ante esa posibilidad, los organizadores podrían desalentar una gran reunión en la Explanada y proponer, en cambio, que el público se distribuya todo a lo largo de la ruta del desfile sobre la avenida Pensilvania, desde el Capitolio hasta la Casa Blanca.
Aunque en el lado oeste del Capitolio, donde se han realizado las inauguraciones en los últimos años, ya ha comenzado la construcción de la plataforma para la jura, es posible que la toma de posesión se lleve a cabo en otro lugar, según personas al tanto de la planificación, particularmente por las bajas temperaturas.
No está claro si los expresidentes asistirán o si considerarán que el evento es potencialmente riesgoso para su salud. Los voceros de los expresidentes George W. Bush, Jimmy Carter y Barack Obama no han respondido a la requisitoria periodística al respecto.
Hace unos meses, le preguntaron a Biden si se imaginaba prestando juramento con el barbijo puesto. "No haría falta, porque a esta distancia, por ejemplo, me lo puedo sacar", le dijo al periodista de KDKA, que estaba a dos metros y medio de él.
A pesar de la realidad de la pandemia, los asesores de Biden esperan algún tipo de festejo popular, quizás mucho más reducida de lo habitual que en ocasiones como esta. Pero el manejo de esa celebración es tema de debate y de bromas desde hace meses.
The Washington Post
Traducción de Jaime Arrambide
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