Tras respaldar su reclamo por los migrantes, el papa Francisco recibió por primera vez a Giorgia Meloni
El pontífice se había manifestado en línea con la primera ministra en el problema de la baja natalidad en Italia y el pedido a la UE por mayor participación en el tema migratorio
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ROMA.- La primera audiencia privada entre el papa Francisco y la primera ministra, Giorgia Meloni, la primera mujer en llegar al poder en Italia, líder del posfascista Hermanos de Italia, duró hoy 35 minutos y estuvo protagonizada por “cordiales conversaciones” sobre temas locales e internacionales, según informó la Santa Sede.
La católica Meloni, de 45 años, llegó al Vaticano poco antes de las 10 de la mañana locales, junto a su pareja, el periodista Andrea Giambruno, y su hija de 7 años, Ginevra.
Oggi in udienza da Sua Santità @Pontifex_it in Vaticano. Un onore e una forte emozione avere l'opportunità di dialogare con il Santo Padre sulle grandi questioni del nostro tempo. pic.twitter.com/4t59MG4UDA
— Giorgia Meloni (@GiorgiaMeloni) January 10, 2023
Según un comunicado del Vaticano, durante las “cordiales conversaciones”, repasaron la relación bilateral y abordaron “una serie de cuestiones relacionadas con la situación social italiana, con particular referencia a los problemas asociados a la lucha contra la pobreza, la familia, el fenómeno demográfico y la educación de los jóvenes”. También estuvieron presentes los temas internacionales, “con especial referencia a Europa, el conflicto en Ucrania y la migración”.
Durante el encuentro, que tuvo lugar en la Biblioteca del Palacio Apostólico, Meloni recibió de parte del Papa diversos regalos: una obra de bronce titulada “Amor social”, que representa a un niño que ayuda a otro a levantarse, con la inscripción “amar ayudar”; sus libros; el mensaje por la Paz de este año; el documento sobre la Hermandad Humana; la obra que recuerda su oración solitaria en medio de la pandemia en la Plaza de San Pedro del 27 de marzo de 2020; y otro sobre sus palabras sobre la paz en Ucrania.
La premier, vestida de riguroso negro, le regaló por su parte al Pontífice, de 86 años, un libro sobre “La Santa Misa explicada a los niños” de la famosa pedagoga italiana Maria Montessori, de 1955; otras dos obras sobre San Francisco, patrono de Italia y un ángel de su colección privada, según informó la Sala de Prensa de la Santa Sede.
Después de reunirse con el Papa, la primera ministra se reunió con el secretario de Estado, Pietro Parolin, y el secretario de Relaciones con los Estados y Organizaciones Internacionales, Paul Richard Gallagher.
Sintonía
Al frente de una coalición de derecha, Meloni había estado en primera fila, junto al presidente de Italia, Sergio Mattarella, en el histórico funeral de Benedicto XVI, papa emérito que Francisco presidió el jueves pasado en la Plaza de San Pedro.
Más allá de las diferencias que siempre hubo entre el papa Francisco, que puso el drama de los migrantes y descartados al centro de su pontificado, y uno de los aliados de Meloni, el vicepremier Matteo Salvini, de la xenófoba Liga, con la primera ministra las cosas fueron distintas. Y pudo percibirse, al menos desde las imágenes del encuentro -donde no hubo prensa-, mucha sintonía.
Desde que asumió, en octubre pasado y se convirtió en la primera mujer en la historia de Italia que llega a Palazzo Chigi, Meloni mostró un perfil sobrio y moderado, actitud que cayó bien en el Vaticano.
El lema del partido posfascista de Meloni es “Dios, patria y familia”. Ferviente admiradora de san Juan Pablo II, su idea de cristianismo es considerado bastante “sui generis”. Nadie en el Vaticano olvida la retórica a veces inflamada que tuvo en el pasado y las famosas arengas que hizo Meloni a lo largo de su carrera política en la oposición, en las que se autodefinió “madre y cristiana” y contraria no sólo a las familias homosexuales, sino también a islamización de Europa y a la migración masiva.
El Papa, que siempre busca concentrarse en lo que une, más que en las diferencias, y que hizo saber desde el principio del pontificado que no quiere inmiscuirse en política italiana -tarea que deja a los obispos, liderados por el cardenal Matteo Zuppi-, desde que Meloni asumió, tuvo varios gestos hacia ella.
En la tradicional oración del Angelus del primero de enero, la saludó públicamente y envió sus mejores augurios a ella y al pueblo italiano, palabras de afecto que ella de inmediato agradeció.
Tampoco pasaron desapercibidas las palabras que pronunció ayer el Papa en su tradicional mensaje para los saludos de nuevo año a los diplomáticos acreditados ante la Santa Sede, en las que abordó el drama de la baja natalidad en Italia, un tema que también le preocupa a Meloni.
“Lamentablemente, parece surgir cada vez más un ‘miedo’ a la vida, que en muchos lugares se traduce como temor al futuro y dificultades para formar una familia o tener hijos. En algunos contextos —pienso, por ejemplo, en Italia— tiene lugar un peligroso descenso de la natalidad, un verdadero invierno demográfico, que pone en peligro el futuro mismo de la sociedad”, dijo. “Al querido pueblo italiano, deseo renovar mi aliento para afrontar con tenacidad y esperanza los desafíos del tiempo presente, seguro de sus propias raíces religiosas y culturales”, agregó. Se trata de un tema sobre el cual el Papa y Meloni finalmente abordaron, así como la cuestión de los migrantes, en la que Francisco también parece estar respaldando el reclamo del gobierno de Meloni a la Unión Europea para que Italia, puerta de entrada de miles de desesperados, no sea dejada sola en esta cuestión irresuelta.
“La migración es una cuestión en la que no es admisible ‘proceder de forma desorganizada’. Para comprenderlo, es suficiente mirar el Mediterráneo, convertido en una gran tumba. Esas vidas truncadas son el emblema del naufragio de nuestra civilización, como tuve ocasión de recordar durante mi viaje a Malta la primavera pasada”, dijo ayer el Papa en su discurso ante los embajadores de los 183 países con los que la Santa Sede mantiene relaciones diplomáticas.
“En Europa, es urgente reforzar el marco normativo, por medio de la aprobación del Nuevo Pacto sobre Migración y Asilo, para que se puedan implementar políticas adecuadas que acojan, acompañen, promuevan e integren a los migrantes. Al mismo tiempo, la solidaridad exige que las necesarias operaciones de asistencia y cuidado de los náufragos no pesen totalmente sobre las poblaciones de los principales puntos de llegada”, agregó, en palabras que sonaron como un respaldo a lo que intenta hacer el gobierno de derecha de Meloni.
Aunque seguramente habrán hablado también de cuestiones personales.
En su autobiografía Io sono Giorgia (Yo soy Giorgia), Meloni admitió que siempre siguió a los papas “pero no con el mismo entusiasmo”. “Puede ser una cuestión de edad, pero, aunque soy católica y nunca me permití criticar a un papa, admito que no siempre entendí al papa Francisco. Algunas veces, me sentí como una oveja perdida, pero espero un día tener el privilegio de hablar con él, porque estoy segura de que sus grandes ojos y su forma de hablar directa podrán darle un significado a lo que no entiendo”, escribió. Habrá que esperar para saber qué pasó en este sentido con Meloni, que en esa misma autobiografía también confesó que siempre creyó en Dios, aunque su fe era “imperfecta, llena de dudas, de dolor, pero mía y sólo mía”.
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