Tras el golpe fallido, Erdogan lanza su contraofensiva con una purga militar y judicial
El gobierno, que dio por sofocado el alzamiento, ordenó el arresto de 2800 miembros del ejército y destituyó a 2500 jueces; volvió a acusar al clérigo Gülen
ESTAMBUL.- El fallido golpe militar que hundió a Turquía en el caos y mantuvo en vilo al mundo desembocó ayer en una clara manifestación de fuerza del gobierno de Recep Tayyip Erdogan. El presidente islamista no perdió el tiempo: detuvo a más de 2800 militares, destituyó a 2500 jueces y volvió a acusar al clérigo Fethullah Gülen, exiliado en Estados Unidos, de orquestar la sublevación.
El gobierno turco dio por sofocado ayer el alzamiento de un sector de las fuerzas armadas, que fracasó fundamentalmente por la resistencia de la población en las calles. Aún no está claro quién está detrás del intento de golpe, que dejó por lo menos 256 muertos y 1440 heridos.
Aunque una relativa calma volvió al país, el gobierno llamó ayer a sus seguidores a que continúen en la calle para evitar nuevos intentos de golpe.
La sublevación de anteanoche logró la unión de los cuatro partidos políticos con representación parlamentaria y dio la oportunidad al gobierno de realizar purgas y detenciones.
Unos 2839 militares rebeldes fueron detenidos, entre los que se encuentran varios generales, incluido el comandante del tercer ejército, el general Erdal Ozturk.
Además, 2745 jueces fueron destituidos en todo el país por la Junta Superior de Jueces y Fiscales, según informó la agencia de noticias progubernamental Anadolu y el canal de televisión NTV News.
Al mismo tiempo, la policía detuvo al juez de la Corte Constitucional Alparslan Altan -la más alta instancia legal del país- y a diez jueces del "Danistay" (Consejo de Estado), uno de los organismos supremos de la judicatura turca.
En tanto, miles de manifestantes exigieron ante el Parlamento de Ankara que se reinstaure la pena de muerte en Turquía. "¡Queremos ejecuciones, la pena de muerte!", gritaban los manifestantes. "Decinos que peguemos y vamos a pegar, decinos que matemos y vamos a matar", fue otro de los lemas dirigido aparentemente a Erdogan.
Al respecto, el primer ministro turco, Binali Yildirim, que habló en el Parlamento, dijo que la pena de muerte fue eliminada de la ley turca. Sin embargo, señaló que se debaten "medidas adicionales" para evitar este tipo de "disparates".
Por su parte, Erdogan señaló que sobre ello debe decidir el Parlamento. En un discurso ante sus seguidores en Estambul, el presidente dijo "que todos los reclamos serán valorados, analizados y discutidos en un país democrático".
Erdogan volvió a responsabilizar a su antiguo aliado y ahora enemigo Gülen y a su cofradía islámica, a los que el presidente lleva años acusando de haber creado una "estructura paralela" dentro del Estado con el objetivo de derrocarlo.
"Estados Unidos debe extraditar a esa persona", dijo Erdogan, en referencia a Gülen. "Si Estados Unidos y Turquía realmente son aliados estratégicos, [Barack] Obama debe actuar", subrayó.
Por su parte, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, que está en Luxemburgo, indicó que Estados Unidos ayudará a Ankara en la investigación sobre el fallido golpe.
También pidió a las autoridades turcas entregar las pruebas de las acusaciones contra Gülen y aclaró que su país "no recibió un pedido formal de extradición".
Por su parte, el clérigo opositor puso en duda la veracidad del golpe de estado en Turquía y especuló con que podría tratarse de una farsa montada por el gobierno de Erdogan.
"Existe la posibilidad de que el golpe de Estado en Turquía haya sido una farsa para continuar acusando a mis seguidores", afirmó Gülen, que habló así ante la prensa turca frente a su casa en Saylorsburg, Pensilvania, donde se encuentra auto exiliado.
También Obama habló sobre el intento del golpe y exhortó a todas las partes en Turquía a "respetar el Estado de derecho" y a "evitar toda acción que pueda suscitar nuevos hechos de violencia o de inestabilidad".
El presidente norteamericano reiteró, además, "el apoyo incondicional de Estados Unidos al gobierno civil, democráticamente electo de Turquía".
Ankara es un socio estratégico de Estados Unidos, ya sea como miembro de la OTAN o como base para lanzar los bombardeos aéreos contra el grupo jihadista Estado Islámico (EI), que controla parte de territorios de Siria e Irak.
Más duro fue el presidente francés, Francois Hollande, que advirtió ayer que "sin duda" en Turquía se avecina un período de represión.
"[Si el presidente turco] ha restablecido completamente la situación, y creo que es el caso, vamos a tener un período de mucha calma, pero sin duda también habrá represión", dijo Hollande desde Niza, donde el jueves pasado el conductor de un camión asesinó a 84 personas durante los festejos del feriado nacional.
La advertencia del presidente francés llegó en medio de un renovado clima de unidad en el Parlamento turco, donde los cuatro partidos iniciaron la sesión de ayer con un minuto de silencio por las víctimas del fallido golpe, aunque dejaron entrever sus críticas al autoritarismo del gobierno.
Al inicio de la sesión, Yildirim describió la jornada de anteayer como "una fiesta de la democracia", al resaltar que la población se había opuesto a los golpistas.
Agencias Reuters, AFP, EFE y ANSA