Tras el giro por el voto en el exterior, el PP y el PSOE aceleran las tácticas de seducción a Puigdemont
Luego del fin del escrutinio, los partidos que lideran Núñez Feijóo y Sánchez quedaron en una puja por conseguir el respaldo del partido de Cataluña
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BARCELONA.– Dice un viejo proverbio que la política hace extraños compañeros de cama, y ninguno más bizarro para el PSOE y el Partido Popular (PP) que Carles Puigdemont, el expresidente catalán exiliado en Bruselas por haber organizado un referéndum de autodeterminación y líder del partido Junts per Cataluña.
Después de haber calificado a Puigdemont de forma recurrente de “delincuente”, “prófugo” y de haber incluso prometido que lo traerían por la fuerza ante la Justicia española, como si de un western se tratara, los dos partidos grandes de España parecen haber lanzado una campaña de seducción del líder catalán.
En juego, nada menos que la presidencia de España, que ahora ocupa Pedro Sánchez, pero que le quiere arrebatar el ganador en las urnas, Alberto Nuñez Feijóo (PP). Si bien tras las elecciones generales del domingo pasado se descartó la posibilidad de que el PP entrara en la puja por el apoyo de los siete diputados de Junts, que tienen ahora la llave de la Moncloa ante el cuasi empate registrado entre los bloques de la izquierda y la derecha, un dirigente conservador abrió este sábado la puerta a una negociación con el partido catalán.
Su posición privilegiada en el tablero post-electoral se vio reforzada el viernes, ya que el recuento del voto exterior permitió al PP arrebatar un diputado otorgado al PSOE en los resultados provisionales. Con el vuelco, se ha invertido la cifra de diputados que atesoran los bloques de la derecha y la izquierda, junto con sus aliados nacionalistas. Ahora, Feijóo cuenta con el apoyo de 172 diputados, por 171 de Sánchez, por lo que al presidente español ya no le vale con lograr una abstención de Junts en su investidura, sino que ahora necesita sus votos favorables.
Pedro Rollán, vicesecretario de Coordinación Autonómica y Local del PP declaró este sábado que su partido está dispuesto a dialogar “con todas y cada una de las formaciones políticas, siempre que estén dentro del marco de la Constitución Española”.
El posicionamiento de Rollán representa un giro de 180 grados respecto a la posición del PP durante la campaña electoral, e incluso también en las jornadas posteriores a los comicios. Una de las principales líneas de ataque contra Sánchez era que, en su afán por mantenerse en el poder, estaba dispuesto a llegar a pactos con “aquellos que quieren romper España”. A mediados de semana, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, llegó a afirmar que Sánchez y Puigdemont “ya lo tenían todo pactado”.
Probablemente, la nueva postura del partido tiene que ver con los resultados del voto exterior. El presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, llegó a asegurar que la obtención del diputado extra por Madrid “abre un nuevo panorama”, ya que hace “más patente la victoria de Feijóo el 23 de julio”.
Línea roja
Sin embargo, en el PP se niega que el partido haya virado en su posición respecto a Junts. Fuentes del PP argumentaron en declaraciones a El País que “su veto siempre es y será Bildu”, en referencia al partido soberanista vasco que durante años fue considerado el brazo político de la banda terrorista ETA. “Con los demás, el límite es la Constitución”, aseguran desde el partido de Feijóo. Precisamente, la Carta Magna como línea roja de toda negociación es la misma postura que mantienen los socialistas desde las elecciones.
Con todas las miradas posadas encima suyo, Pugidemont parece estar disfrutando de la notoriedad y renovado respeto de este momento después de un largo periodo de ostracismo y menosprecio. Por primera vez desde los comicios, el líder catalán se explayó sobre cómo ve la situación creada por las urnas. Su principal mensaje es que la negociación con los partidos españoles no debe girar sobre “soluciones personales”, es decir, sobre el fin de su persecución judicial en España, sino al conflicto “serio y profundo entre Cataluña y España”.
“Es ahí donde hay que poner el foco. No en las personas, sino en el país”, añadió, en referencia a Cataluña.
Además, también aprovechó para lanzar un mensaje a aquellos, sobre todo en el PSOE y sus medios afines, que creen que ejerciendo presión sobre Junts para que evite por responsabilidad un hipotético gobierno de la “extrema derecha” sin recibir nada a cambio. “Quien crea que ejerciendo presión o practicando directamente el chantaje político obtendrá algún beneficio táctico, se puede ahorrar el esfuerzo”, deslizó el expresidente catalán.
“Ya sé cuál es el objetivo de toda esa ingeniería narrativa: que lo deje ir. Y que, si puede ser, me presente delante de un juez español y acepte tanto su autoridad como su decisión. Explico todo esto para que alguien se haga una idea del efecto que causa en mí que digan que si Junts no vota a Sánchez me caerá el mundo encima”, añadió.
Además, Puigdemont recordó que fue espiado de forma reiterada por los servicios de inteligencia, y que se publicaron informaciones falsas sobre su salud mental, e incluso otras sobre familia, algo que considera una línea roja que no se debería cruzar.
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