Tras 56 años, los Saboya volvieron a Italia
Víctor Manuel y su familia visitaron Roma y se reunieron con el Papa, ante la indiferencia general
ROMA (EFE).- Víctor Manuel de Saboya regresó ayer por unas horas a Italia, en una visita que representó el fin de más de medio siglo de exilio impuesto en castigo por el respaldo de su abuelo, Víctor Manuel III, al régimen fascista de Benito Mussolini, y la conclusión de un largo proceso que ha permitido el regreso de la familia real con la que el país alcanzó su unidad a fines del siglo XIX.
Víctor Manuel, jefe de la casa real Saboya, de 65 años, acompañado de su esposa, Marina Doria, y de su hijo, el príncipe Manuel Filiberto, pasó poco más de cuatro horas en la capital italiana, donde se encontró con el papa Juan Pablo II y mantuvo una fugaz conversación con la prensa.
La familia real hizo su viaje de ida y vuelta a Roma en un vuelo privado procedente de Ginebra, Suiza, donde tienen su residencia. Tras su llegada, a primera hora de la mañana fueron conducidos de forma inmediata a la Ciudad del Vaticano.
"En este momento histórico no encuentro palabras para describir la emoción que siento", admitió el hijo de Umberto II, último rey italiano, tras su encuentro con el Pontífice, mientras apenas podía contener las lágrimas al describir su "felicidad infinita". Su entusiasmo era compartido por su hijo Manuel Filiberto, de 30 años, que pisaba por primera vez suelo italiano.
"Hemos visto realizado nuestro sueño", dijo Víctor Manuel antes de emprender el retorno a Suiza.
Víctor Manuel y su hijo podían regresar a Italia desde el 10 de noviembre pasado, luego de que el Parlamento aprobó la reforma constitucional que canceló la prohibición de entrada en el país a los descendientes varones de la familia real Saboya por colaborar con Mussolini.
Tibias reacciones
El heredero de la casa real tuvo que retrasar su regreso debido al accidente que sufrió en octubre pasado durante un rally automovilístico en Egipto, que le causó una grave lesión vertebral y hoy lo obliga a usar un corsé protector.
El esperado viaje, que no había sido anunciado de forma oficial, fue recibido con relativa indiferencia por parte de la sociedad italiana, ya que los Saboya son considerados, desde hace tiempo, ciudadanos comunes.
Las reacciones fueron escasas entre las diferentes fuerzas políticas. El vocero de la derechista Forza Italia en el Senado, Renato Schifani, expresó su satisfacción por "haber cerrado una página de la historia italiana con la palabra reconciliación", al tiempo que se defendió "el derecho a la libre circulación de los ciudadanos dentro de la Unión Europea".
Menos satisfecho se mostró el parlamentario de Refundación Comunista Franco Giordano, que criticó al gobierno por haber recibido con la alfombra roja a los Saboya "mientras pone todo tipo de barreras a los inmigrantes que llegan empujados por la desesperación".
El líder antiglobalización Francesco Caruso coincidió en estas críticas y pidió la construcción de un mundo "en el que todos los seres humanos tengan las mismas oportunidades".
El aliento de Berlusconi
El regreso de los Saboya fue alentado por el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que había señalado el "anacronismo" que suponía el exilio, al que, según las encuestas, se oponía el 74% de los italianos.
Debido a su situación, el propio Víctor Manuel había llegado a recurrir al Tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo.
Su retorno a Italia entró en su recta final después de que el pasado mes de febrero Víctor Manuel y su hijo juraron voluntariamente fidelidad a la República, tras asegurar que renunciaban a cualquier aspiración a recuperar el trono. Esta casa real, fundada en el siglo XI y originaria del norte del país, había propiciado la unificación del país en 1861.
Sin embargo, sus miembros mantuvieron una política de colaboración con el régimen de Benito Mussolini, lo que el pueblo italiano no les perdonó al final de la Segunda Guerra Mundial.
En 1946 los italianos decidieron en referéndum abolir la monarquía y dar paso a la República, y Umberto II de Saboya tuvo que dejar el país con toda su familia.
Víctor Manuel dijo ayer que volverá de nuevo a Italia a mediados de febrero próximo, una vez que los médicos se lo permitan, con la intención de realizar un completo recorrido por el país que abandonó cuando apenas era un niño.
"Gracias a todos aquellos que nos han apoyado desde el principio -dijo antes de su partida-. El Papa nos ha regalado un rosario y con él rezaremos por todo el pueblo italiano."
La historia del exilio
1946: el último rey de Italia, Umberto II, abandona el país con su familia, tras un referéndum popular que abolió la monarquía y dio paso a la República. Los bienes son confiscados por el Estado.
1948: la Constitución italiana prohíbe la entrada y la estada en Italia de los ex reyes de la casa Saboya, así como de sus descendientes varones, a raíz de la colaboración prestada al régimen fascista por el rey Víctor Manuel III.
2001: Forza Italia (FI), el partido de Silvio Berlusconi, presenta al Senado un proyecto de ley para el regreso de los Saboya. Meses más tarde la Corte europea de los derechos del hombre recibe una denuncia contra Italia de Víctor Manuel de Saboya por la prohibición de entrar y permanecer en el país.
2002: el Senado y la Cámara de Diputados aprueban el regreso de la familia real. El príncipe Víctor Manuel de Saboya regresa a Italia, acompañado por su esposa, Marina Doria, y su hijo Manuel Filiberto, para permanecer cuatro horas y treinta y dos minutos.
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