Tragedia aérea de Ustica: un expremier reabre la polémica y busca resolver uno de los mayores misterios de Italia
Giuliano Amato reflotó la hipótesis de que el DC9 que se precipitó con 81 personas a bordo en junio de 1980 fue abatido por un misil francés disparado por error, en el marco de un plan de la OTAN para eliminar a Khadafy
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ROMA.- Vuelve a dar que hablar en Italia la tragedia de Ustica, el desastre aéreo ocurrido la noche del 27 de junio de 1980, cuando un DC-9 de Itavia se precipitó en el mar Tirreno cerca de la isla de Ustica, al norte de Sicilia, con 81 personas a bordo, 77 pasajeros y 4 miembros de la tripulación. Nadie sobrevivió, en un episodio que se convirtió en uno de los grandes misterios de Italia ya que jamás fue esclarecido, que ahora se encuentra de nuevo bajo los reflectores.
En una entrevista con el diario La Repubblica publicada el sábado pasado que generó grandes polémicas -¿por qué ahora?-, el exprimer ministro italiano, Giuliano Amato (1992-1993), aseguró que el avión cayó debido a un misil francés disparado por error, en el marco de maniobras secretas de la OTAN cuyo fin era eliminar al exdictador libio Muammar Khadafy.
“Era un plan para golpear el avión en el que volaba Khadafy, pero el líder libio logró escapar de la trampa” porque fue avisado por el ex primer ministro socialista italiano, Bettino Craxi, dijo. “Se quería liquidar a Khadafy. El plan preveía simular una ejercitación de la OTAN con muchos aviones en acción, en una puesta en escena que habría permitido definir el atentado como un accidente involuntario”, agregó el veterano político y jurista, de 85 años, que en su momento se ocupó del trágico episodio y que reflotó una vieja hipótesis, considerada la más creíble de todas, pero jamás verificada a nivel judicial. Por eso Amato en la entrevista, en forma directa, le reclamó al presidente francés, Emmanuel Macron, que ayudara a esclarecer las cosas y que les pidiera disculpas a las víctimas por semejante “vergüenza” que pesaba sobre su país.
Qué pasó
El desastre aéreo ocurrió el 27 de junio de 1980 a las 20.59, e involucró el vuelo de línea IH870 de la compañía Itavia, que había salido del aeropuerto de Bologna y se dirigía al aeropuerto de Palermo. El avión desapareció de los radares, se partió en dos y cayó en el mar, cerca de la isla de Ustica. Después de años de procesos, fueron condenados los ministerios de Defensa y Transporte italianos a resarcir a los familiares de las víctimas y a los herederos de Itavia con una cifra superior a los 400 millones de euros. Pero nunca se supo qué pasó, se creó una nebulosa y altos mandos y servicios secretos, para crear pistas falsas que no salpicaran a fuerzas militares aliadas, intentaron vincular el desastre con una bomba terrorista a bordo. Sin embargo, siempre se sospechó que detrás del incidente hubiera habido un duelo aéreo entre aviones caza de la OTAN –franceses o estadounidenses- y uno o más cazas Mig libios con el DC9 que quedó en el medio de la trayectoria de un misil.
La hipótesis de la caída del avión a raíz de un misil francés, en efecto, en verdad ya había sido planteada, 21 años después de los hechos, por el expresidente Francesco Cossiga, jefe de gobierno en ese momento, quien reveló que el DC9 “había sido abatido por los franceses”; también algunas investigaciones hablaron de esta teoría. Pero las sorpresivas palabras de Amato, 43 años después, igual crearon enorme revuelo y muchas preguntas.
La primera ministra, Giorgia Meloni, enseguida reaccionó destacando que esas declaraciones merecían “atención”. De hecho, Amato podría ser convocado por el Parlamento. Pero su vice, el ministro de Infraestructura y líder de la Liga, Matteo Salvini, las consideró “de inaudita gravedad”. “Hay que entender si, en lugar de deducciones personales, hay elementos concretos”, aseguró Salvini, que recordó que sobre el episodio no existe ningún secreto de Estado.
La cancillería francesa, en tanto, aseguró que “Francia ya ha dado los elementos a su disposición cada vez que ha sido interpelada sobre esta tragedia” a nivel judicial y que “naturalmente” estaba dispuesta a colaborar con Italia, de ser necesario.
La reacción más airada fue la de Stefania Craxi, la hija del expremier socialista, que aseguró que Amato se equivocó de fechas ya que, es verdad, su padre le avisó a Khadafy de un plan para atentar en su contra, pero se trataba de un ataque que estaban organizando los Estados Unidos en 1986, mucho tiempo después de lo de Ustica.
¿Por qué ahora?
En medio de las polémicas, el diario La Repubblica reveló este martes que desaparecieron del archivo del ministerio de Transportes todos los documentos y demás papeles relativos al desastre aéreo. Y Amato, que también apareció en una conferencia de prensa en la Asociación de la Prensa extranjera, en un nuevo artículo que escribió para ese diario, dolido por el revuelo que se creó, explicó que si salió a reflotar ahora su convicción sobre una de las pistas más creíbles sobre las causas de Ustica fue por un profundo deseo de que salga a la luz la verdad.
“Quien sabe, que hable ahora”, pidió. “Es este el sentido de mi llamamiento, dirigido a testimonios reticentes, a los últimos sobrevivientes de una generación que se está extinguiendo”, clamó. “Con la entrevista quise lanzar un desafío para llegar a la verdad sobre Ustica”, aseguró.
Aunque admitió que pudo haberse equivocado de fechas en cuanto a la advertencia de Craxi a Khadafy, Amato denunció que a lo largo de estos años de nebulosa hubo almirantes y generales que hicieron circular pistas falsas. “A nadie le interesaba desvelar un secreto recubierto por el secreto de Estado: la tragedia de Ustica había sido un acto de guerra en tiempos de paz en un país con soberanía nacional limitada”, acusó, aludiendo a una Italia, en plena Guerra Fría, presionada por Estados Unidos.
Amato explicó por qué involucró en forma tan directa a Macron en un misterio ocurrido en aguas italianas, pero que no es solo italiano. Destacó, en efecto, que el actual presidente francés ni siquiera había cumplido tres años cuando ocurrió la tragedia de Ustica. Justamente por ese no tener “nada que ver” a nivel político y por la “libertad” que implica, Amato volvió a interpelarlo: “Macron podría ayudar a que pueda haber justicia para las 81 víctimas inocentes, aún sin culpables”.
En este sentido, en la conferencia de prensa recordó que si bien al principio militares franceses dijeron que el día del desastre aéreo no estaba operativa la base militar francesa de Solenzara, en Córcega, luego trascendió que eso no era cierto. “Macron podría esclarecer, por ejemplo, ese dato”, dijo Amato.
“La política puede hacer aún mucho para que Ustica sea esclarecida”, reiteró el expremier, que negó cualquier intención de querer provocar un incidente diplomático con Francia. “Mi llamado a Macron es un llamado de amigo, no de persona hostil”, afirmó.
Amato, que comparó el misterio de Ustica con el que rodea el famoso caso de Emanuela Orlandi, la chica del Vaticano -recientemente reabierto por voluntad del papa Francisco-, al reiterar su deseo de que se esclarezca, finalmente, consideró que “la paz con la historia sólo llega el día en el que estos misterios se disuelven con la verdad”.
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