Tonga: encuentran restos de una paloma gigantesca que vivió hace 3000 años
Ornitólogos del Museo Nacional de Florida hallaron restos fósiles de un increíble ejemplar extinto de una especie de paloma gigante que llegó a medir medio metro de longitud, en el Reino de Tonga, en Oceanía.
El ave, identificada como Tongoenas burleyi habitó las islas de Tonga, al este de Australia, en el Pacífico Sur, durante unos 60.000 años, pero desapareció hace unos 2850, un siglo o dos después de que los humanos arribaran a esas islas.
El ave medía aproximadamente 51 centímetros de largo -sin contar la cola- y pesaba al menos cinco veces más de lo que pesa una paloma promedio de ciudad. Podía volar y se alimentaba de frutas.
"Cuando encontré por primera vez los fósiles de tongoenas burleyi en una cueva en la isla de Tonga me impresionó de inmediato su tamaño", dijo el autor principal del estudio que narra el descubrimiento, el doctor David Steadman, curador de ornitología en el Museo de Historia Natural de Florida.
"Me dije: 'Dios mío, nunca había visto una paloma tan grande'. Era claramente algo diferente", agregó el científico, en un artículo publicado en la página del mismo museo. Además, la investigación completa de este descubrimiento se publicó en la revista científica Zootaxa.
Meet the "dodo of Tonga" - Tongoenas burleyi, a giant pigeon that could swallow fruit the size of a tennis ball. It was eaten into extinction soon after human arrival. New genus & species described by Dave Steadman & Oona Takano.Story: https://t.co/KBb3JRoWfEpic.twitter.com/Fzf3E2yc01&— Florida Museum (@FloridaMuseum) July 22, 2020
"Una vez que comenzamos a excavar y encontramos restos carbonizados y rotos de Tongoenas burleyi en sitios arqueológicos supimos que era otra extinción causada por el hombre: las palomas simplemente saben bien", agregó.
Esta especie de ave extinta comía árboles frutales de la familia del mango, la guayaba, entre otros, lo que lo convertía a su vez en un dispersador de semillas y cultivador forestal esencial para el ecosistema de su hábitat.
"Las tongoenas burleyi probablemente eran capaces de tragarse frutas tan grandes como una pelota de tenis -dijo Steadman-. Algunos de estos árboles tienen frutos grandes y carnosos, claramente adaptados para que una paloma grande trague todo y se deshaga de las semillas".
El científico planteó la hipótesis de que esta especie presentaba un plumaje brillante, incluso llamativo, como el de otros pájaros que viven en las copas de los árboles. Allí, los colores intensos proporcionan un mejor camuflaje que los marrones apagados y los grises de las palomas actuales.
"La ausencia de tongoenas burleyi de las islas de Tonga podría haber amenazado la supervivencia a largo plazo de los árboles locales que dependían de la paloma como transportadora de semillas", dijo la coautora Oona Takano, estudiante de doctorado en la Universidad de Nuevo México.
"Esta ave brindó un servicio importante al trasladar semillas a otras islas. Las especies de palomas en Tonga hoy son demasiado pequeñas para comer frutas grandes, lo que pone en peligro ciertos árboles frutales", agregó.
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