Todos quieren parecerse a Margaret Thatcher: por qué es el modelo a seguir por los candidatos a suceder a Boris Johnson
Mientras que Boris Johnson aspiraba a ser como Winston Churchill, Liz Truss y Rishi Sunak quieren revivir la “era Thatcher”, que con su férrea convicción en el libre mercado y el achicamiento del Estado transformó por completo la Gran Bretaña de posguerra
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LONDRES.– El espectro de Margaret Thatcher sobrevuela la carrera por el poder en Gran Bretaña: los dos candidatos conservadores a reemplazar a Boris Johnson están tratando de convencer al electorado de que tienen las agallas y la integridad de la Dama de Hierro para salvar al país de la inflación, de la recesión y de la izquierda, y para plantarse frente a Rusia y su guerra.
No es casualidad que la Secretaria de Relaciones Exteriores, Liz Truss, y el exministro de Finanzas, Rishi Sunak, están buscando inspiración en el pasado distante. En estos días, nadie quiere compararse con el saliente Boris Johnson, que fue cayendo en desgracia en cámara lenta, cuando sus propios legisladores llegaron a la conclusión de que no era apto para el cargo.
Tanto Truss como Sunak ocuparon o siguen ocupando altos cargos en el gobierno de Johnson, aunque ambos dicen que Gran Bretaña ahora necesita ideas más radicales, una “reforma drástica” y un rumbo completamente nuevo.
Pero, ¿a quién echarle la culpa? El Partido Conservador están en el poder desde hace 12 años.
Mientras que Johnson aspiraba a ser como Winston Churchill —hasta escribió un libro del él, que tuvo malas críticas—, el dúo que compite para sucederlo quiere revivir la “era Thatcher”, que con su férrea convicción en el libre mercado y el achicamiento del Estado transformó por completo la Gran Bretaña de posguerra.
Tal vez importe no importe demasiado si los actuales votantes conservadores recuerdan realmente lo que pasó en los años de Thatcher: impuestos astronómicos a pesar de las rebajas, tasas de interés por las nubes, una brutal recesión, desempleo imparable, y huelgas, muchas huelgas.
Así como Ronald Reagan es un faro para los republicanos de Estados Unidos, para los conservadores británicos Thatcher es un ícono, sus fracasos fueron borrados a lo largo del tiempo, y sus logros fueron agigantándose en la memoria.
En esta oportunidad, el factor claro es que no se trata de una elección general, sino de una selección que hacen los casi 200.000 miembros plenos del Partido Conservador, un grupo sesgadamente más viejo, más rico y más blanco que el conjunto del país.
Ben Harris-Quinney, dirigente de una agrupación de base de afiliados conservadores, dice que “probablemente gane quien sea percibido como más conservador o de derecha, y una maneras de parecerlo es conjurar la figura de Margaret Thatcher”.
Pero los votantes tal vez hayan olvidado que Thatcher tardó dos mandatos —desde 1979 hasta 1990— para llevar a Gran Bretaña dónde ella quería. Pero a continuación su propio partido le dio la espalda, como ocurrió ahora con Johnson, que en estos días cumple la función de una especie de casero de verano de la residencia de 10 Downing Street, hasta que Truss o Sunak sea nombrado su sucesor o sucesora, a principios de septiembre.
Ya en campaña, el más enfático en proclamarse heredero de la Dama de Hierro ha sido Sunak.
Desde el periódico The Daily Telegraph, Sunak dijo que será “el heredero de Margaret Thatcher”, dispuesto a introducir “un conjunto de drásticas reformas” para liberar el potencial de crecimiento del país.
“Mis valores son thatcheristas”, garantizó Sunak. “Creo en el trabajo, la familia y la integridad. Soy thatcherista, compito como thatcherista, y gobernaré como thatcherista.”
Y por si sus compatriotas no entendieron el mensaje, para dar su discurso de la semana pasada a los fieles de su partido, Sunak eligió la ciudad de Grantham, donde creció Thatcher, hija de un almacenero.
Pero los seguidores de su adversaria Liz Truss dicen que Sunak no es Maggie, y aseguran que es la única que tiene músculo suficiente para combatir la inflación —que en Gran Brataña alcanza actualmente el 9% interanual— a través de megamillonarias rebajas de impuestos y más endeudamiento.
Sunak se opone a esos recortes de impuestos, al menos hasta que baje la inflación.
John Redwood, un exasesor político de Thatcher que ahora apoya a Liz Truss, tuiteó: “Una visita a Grantham no hace de Sunak un thatcherista”.
A visit to Grantham will not make Rishi Sunak a Thatcherite. In the seven years I have known him he has never once asked me anything about Margaret Thatcher or her economic policies despite knowing I was her economic and policy adviser in the middle period.
— John Redwood (@johnredwood) July 24, 2022
Y agregó: “Los miembros plenos del Partido Conservador no van a dejarse estafar. Les gustaron las grandes rebajas de impuestos de Margaret, el impulso a la propiedad privada, las políticas promercado y el crecimiento. Y Liz ofrece una versión moderna de políticas que funcionan”.
Bill Cash, un legislador conservador que respalda a Truss, dijo que la candidata es una verdadera representante actual “del espíritu thatcherista en acción.”
Cash agregó que frente al conflicto entre Ucrania y Rusia, Truss “ha demostrado un accionar decisivo y valiente, poniéndose el frente de la Alianza Atlántica, tal como lo hizo Thatcher y con el mismo espíritu que tuvo en las Falklands”, en referencias a las Islas Malvinas. En 1982, Thatcher envió al ejército, la marina y la fuerza aérea para frenar el intento de Argentina de recuperar las islas, un territorio británico de ultramar en el Atlántico Sur.
Este mes, Truss se presentó en un debate televisivo con un trajecito negro y una blusa blanca con lazo que se parecía pasmosa al atuendo de Thatcher durante una transmisión electoral de 1979. En las redes sociales se viralizaron las imágenes que comparaban ambos atuendos.
Liz Truss recreating Margaret Thatcher's appearance from an election broadcast in 1979. pic.twitter.com/xHdq3OATqg
— Lucy Gatsby (@LucyGatsby) July 16, 2022
La propia Truss minimiza las comparaciones y ha dado a entender que esos comentarios están teñidos de sexismo. “Es hastiante que a las políticas mujeres siempre se las compare con Margaret Thatcher”, dijo Truss a GB News.
Cuando la BBC le preguntó si su modelo era Thatcher, Truss respondió: “Yo soy yo”.
Truss creció en Escocia y de chica participaba junto a sus padres de izquierda de manifestaciones donde el grito generalizado era “¡Fuera Maggie!”
Aunque cuando Truss abrazó el conservadurismo la Dama de Hierro ya se había retirado, ahora, como todos los conservadores importantes, se proclama “una gran admiradora de la señora Thatcher”.
Truss ha elogiado especialmente la determinación de Thatcher para desafiar “el pensamiento de grupo” sobre la economía.
“En aquel momento hubo 364 economistas que se opusieron al plan de Thatcher, y lo que estamos haciendo en este momento, la política económica actual, no está generando el crecimiento económico que necesitamos”, dijo la candidata el domingo en The Daily Mail, dando a entender que la capaz de revertir la situación era ella.
El lunes, en el primer debate cara a cara, le preguntaron qué consejo le daría a su oponente, y Truss respondió: “Creo que debería ser audaz y arriesgarse más”.
Truss dijo que de llegar al poder aplicaría una rebaja de impuestos de 36.000 millones de dólares, y que el agujero fiscal se cubriría con endeudamiento público.
Sunak la ha criticado por alentar “una fantasía económica con promesas sin financiamiento”, agregando que sería “inmoral” reducir los impuestos ahora, cuando las arcas públicas tienen que pagar la enorme deuda que dejó la pandemia y que será una pesada carga para las generaciones futuras.
“I don’t think it’s right, I don’t think it’s responsible, and it’s certainly not Conservative.” @RishiSunak tells #BBCOurNextPM that Liz Truss’s £40 billion of unfunded and irresponsible tax cuts would leave the country worse off.
— Rishi Sunak (@RishiSunak) July 25, 2022
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Según John Campbell, biógrafo de Thatcher, no es extraño que ambos candidatos estén “apelando al legado de Thatcher”, ya que el Partido Conservador la considera como “una gran líder exitosa de la generación anterior, no solo por lo que lo hizo por el país, algo indiscutible, sino también por su éxito electoral. Fue una gran personalidad que dominó y cambió el panorama de la política durante más de una generación”.
Campbell dice que en términos políticos, Sunak tenía más derecho que Truss a proclamarse thatcherista.
“Thatcher creía firmemente en el equilibrio fiscal y la solidez monetaria”, dice Campbell. “Si bien es recordada por sus rebajas impositivas, eso no llegó de inmediato. Primero enderezó la economía, con el famoso presupuesto de 1981 que de hecho subió los impuestos. Fue después de enderezar la economía, solo hacia el final de la mayor parte de sus 10 años de mandato, que su Ministro de Finanzas empezó a reducir los impuestos”.
Algunos exministros de Thatcher ya han dicho que no apoyarían los planes fiscales de Truss como una forma de frenar la inflación. De hecho, esa parece ser la opinión de muchos economistas. Sin embargo, la candidata ha cosechado el apoyo del economista libertario Patrick Minford, que en su momento fue asesor de Thatcher.
En una columna de opinión en el diario The Telegraph, un exministro del gabinete de Thatcher, David Young, escribió que ambos candidatos pueden reclamar el puesto de heredero legítimo: “Rishi es un emprendedor sumamente exitoso que defiende el lado ortodoxo de Margaret, pero hay muchos que consideran que en la última década el Tesoro no ha servido a los intereses del país. Liz ofrece la visión empresarial y propone soluciones poco ortodoxas que bien podrían ser la respuesta que Gran Bretaña necesita”.
Harris-Quinney, el dirigente conservador de base, le tiene más confianza a Truss, porque la ve más capaz de “encarnar ese tono que asociamos con Thatcher”, y agrega que eso puede ayudarla “en la carrera por el liderazgo, hasta alcanzar al puesto de primera ministra”.
Pero agrega que al poner la vara alta y compararse con Thatcher, “ambos candidatos corren el riesgo de defraudar al electorado”.
“Desconfió mucho de cualquiera que intente presentarse como el heredero de tal o cual político”, dice Harris-Quinney. “Boris quiso ser Churchill y ya vimos el resultado. Porque así como no habrá otro Winston Churchill, tampoco habrá otra Margaret Thatcher”.
Por Karla Adam y William Booth
Traducción de Jaime Arrambide
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