Tierra Santa se enfrenta a un masivo éxodo de cristianos
Empujados por la segregación y la violencia, son sólo el 2% de la población de Israel y los territorios palestinos
JERUSALÉN.- A ritmo lento, pero sostenido, los cristianos abandonan la tierra donde nació, predicó y murió Jesús, donde se fundó la Iglesia, donde se veneran las piedras que atesoran la historia de la religión más difundida en el planeta.
Antes de partir hacia aquí, el Papa escuchó las alarmas cada vez más estruendosas que encienden los obispos de Medio Oriente.
Quizá nadie retrató el problema de manera más gráfica que el patriarca latino de Jerusalén, Fouad Twal, cuando dijo esta semana que, si continúa el éxodo de cristianos -empujados por la violencia, la falta de oportunidades y la segregación-, Tierra Santa acabará por convertirse en una "Disneylandia de la espiritualidad", con gran cantidad de turistas y peregrinos, pero con una presencia fija de fieles apenas testimonial.
Los cristianos constituyen en estos momentos el 2% de la población total de Israel y los territorios palestinos, una cifra en un constante goteo a la baja. En Jerusalén rondan los 13.000, cuando llegó a haber más de 30.000 en los años previos a la guerra árabe-judía de 1948.
En el área bajo control palestino también disminuyen. En Belén -la ciudad a la que peregrinará Francisco-, la comunidad cristiana solía superar el 80%, mientras que hoy no llega a un tercio de la población total.
A sólo 15 kilómetros de distancia, la ciudad donde nació Cristo y la que lo vio morir están hoy separadas por el muro de concreto zigzagueante que Israel construyó después de la segunda Intifada, con el argumento declarado de evitar ataques de terroristas suicidas.
Los cristianos de Belén necesitan tramitar permisos ante la autoridad israelí para entrar a Jerusalén. Conseguirlos es un triunfo. Integran una comunidad generalmente de buena preparación educativa, con mayor tendencia a emigrar ante la escasez económica y las amenazas que plantea el conflicto judeo-palestino.
"Entre la intolerancia de algunos extremistas y la falta de oportunidades laborales, el éxodo no se detiene. Sobre todo entre los jóvenes que quieren irse tan pronto como puedan", insistió Twal, que espera la visita del Papa como un bálsamo para animar a los fieles y para pregonar una verdadera convivencia pacífica.
Como otros líderes cristianos locales, el obispo de Jerusalén levantó la voz estos días para denunciar los brotes de vandalismo contra la Iglesia por parte de grupos minoritarios de la ultraderecha judía, enojados por la visita papal.
El padre franciscano Pierbattista Pizzaballa, que tiene el cargo de custodio de Tierra Santa, advirtió que la tensión constante entre Israel y Palestina golpea a las minorías menos protegidas, sobre todo en los cristianos.
"Hay situaciones de sufrimiento de uno y otro lado, y por eso tantos buscan soluciones lejos de aquí", dijo.
Gabriel Romanelli, un sacerdote porteño que sirve en la ciudad palestina de Beit Jala, convive con la angustia de su parroquia. "Los cristianos que residen aquí sufren lo mismo que los musulmanes, en cuanto a las restricciones de movimiento, la pérdida de tierras por el paso del Muro de Separación, los obstáculos para visitar los lugares santos", relató.
Pero también penan con el extremismo islamista, algo que ocurre con claridad patente en Gaza, donde el éxodo se nota menos por el simple hecho de que Israel no deja entrar a su territorio a los habitantes de la franja.
"El fanatismo radical siempre apunta a marginar y perseguir al que considera distinto, al «extranjero», aunque esté en su propia tierra. Creo que Su Santidad va a hablar con sus gestos para mostrarnos que la convivencia es posible, tanto entre los distintos grupos cristianos como entre las religiones que comparten Tierra Santa", señaló Marinelli.
Las autoridades israelíes y palestinas se culpan unas a otras por el declive de la minoría cristiana, ante las quejas cada vez más amargas de los representantes de todas las Iglesias que tienen presencia en la región.
En su peregrinación, Francisco verá cara a cara otro de los dramas que sacuden a los cristianos de Medio Oriente, como es la salvaje represión y expulsión de zonas donde se afianza el fundamentalismo islámico.
Se reunirá cerca de Amann con refugiados que huyeron del horror sin ley en que se convirtió Siria. Y escuchará también relatos inquietantes de líderes cristianos de otros países de la región, como el Líbano.
El patriarca de la iglesia maronita, Bechara Rai, simboliza en sí mismo esa encrucijada. Cuando anunció que viajaría a Jerusalén para acompañar al Papa, recibió una advertencia directa del grupo fundamentalista chiita Hezbollah sobre los "efectos negativos" que tendría su presencia sin precedentes en Israel. Rai voló igual, pese a la tensión religiosa que estalló en Beirut.
"Ojalá que Su Santidad pueda inspirarnos con su alegría", se esperanzó el fraile franciscano Artemio Vitores. "Pero mira qué ironía: estará en Jerusalén y los cristianos de aquí no podrán acercarse a verlo. ¡Qué tristeza tan enorme!"
Un goteo constante
A ritmo sostenido, los cristianos dejan Tierra Santa
- 2%
De cristianos
En la actualidad, los cristianos constituyen sólo el 2% de la población total de Israel y los territorios palestinos, una cifra que no detiene su caída
- 13.000
En Jerusalén
Son los cristianos afincados en la ciudad, donde llegó a haber más de 30.000 en los años previos a la guerra árabe-judía de 1948
- 20%
De cristianos
Son los que habitan en Belén, la ciudad a la que peregrinará el Papa; hasta 1947, los cristianos allí representaban alrededor del 85% de la población
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